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Sanja Rahim: "Tengo claro que quiero estar al servicio de las personas"

Catalana de padres bengalís, atiende a los migrantes más vulnerables.

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sanja rahi / RICARD CUGAT

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Sanja Rahim (Barcelona, 1993) nació en el barrio del Raval de padres bengalís y concibe la vida como una oportunidad para devolver todo lo que le han dado.

¿Qué pregunta se haría si se hiciera una autoentrevista?

A mí lo que me interpela en mi día a día es cuál es el sentido de lo hago y si lo hago bien.

Vale. ¿Cuál es el sentido de lo que hace?

Tengo claro que quiero estar al servicio de las personas.

¿Y de dónde le viene esa convicción?

De dos cosas. La primera: mis orígenes. Mis padres son de Bangladesh y migraron a Barcelona en busca de una vida mejor. Tener unos orígenes en un país en vías de desarrollo me hace más consciente de las oportunidades que he tenido por nacer aquí.

¿Y la segunda?

En 2008 me diagnosticaron la enfermedad de Crohn: un 70 por ciento de mi aparato digestivo eran úlceras. Tras probar sin éxito todas las medicaciones que tenían en el Hospital del Mar, me sometí a un autotrasplante de médula ósea en el Clínic. Los médicos me dieron una nueva oportunidad para tirar adelante y yo quiero dar a los demás lo mismo que me han dado a mí.

Nació en Barcelona en 1993 y se crió en el Raval. Buena parte de su identidad son las calles de este barrio.

Vivíamos en Nou de la Rambla y recuerdo especialmente los paseos nocturnos con mis padres Rambla abajo. Pero ya no vivo allí, no reconozco la esencia del barrio. El Raval es diversidad, pasan muchas cosas y todas se interconectan; esa es su magia. Pero ahora casi todo es turismo y restauración, gente de paso.

Estudió Políticas y un posgrado en migraciones. Se sabe la teoría y además tiene la experiencia propia.

Cuando vives aquí y tus padres tienen una cultura distinta pasas por procesos muy complejos y creo que haberlo vivido me ayuda a entender lo que pueden estar pasando las personas en una situación similar.

¿Por ejemplo?

Mi hermana mayor se casó con un hombre que no es musulmán ni bengalí y eso fue difícil de encajar para mis padres. Tienes que romper muchas reglas que ellos no se esperan.

¿Qué responde cuando le preguntan de dónde es?

Siempre digo que soy “de aquí”. Lo hago a propósito porque ya sé que la siguiente pregunta será: “Ya, ¿pero dónde has nacido? ¿de dónde son tus padres?”. Cuando me hacen estas preguntas me veo obligada a justificar quién soy y por qué me siento de aquí.

¿Se ha pasado del racismo a la discriminación invisible?

Sí. En mi caso suelo romper el esquema de la lengua. Hablo bengalí, pero solo en casa, y vaya a donde vaya mi lengua vehicular es el catalán. Esto aún sorprende mucho, igual que el hecho de que tenga una buena formación siendo de padres migrantes.

Es técnica de acogida en la fundación Migra Studium.

Acogemos a personas en situación irregular o que llevan poco tiempo aquí y les asesoramos sobre albergues municipales, comedores sociales, cursos de lenguas, formación laboral… Pero por encima de todo les escuchamos. Sea cual sea su historia, aquí pueden respirar por un momento.

Este año han pasado por Migra Studium 4.800 personas. ¿Qué tienen en común?

La necesidad de ser reconocidas. Las personas en situación irregular son invisibles administrativamente; llamarlas por su nombre, en lugar de decir “el chino” o “el pakistaní”, escucharlas y mirarles a los ojos es un gesto de reconocimiento esencial.

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La otra pregunta que ha dicho que se haría a sí misma es si está haciendo bien las cosas.

Creo que sí, me siento muy a gusto con el trabajo, aunque a veces no sé si mis palabras son suficientes. Siempre he intentado estar al lado de las personas y darles apoyo, ya sea como voluntaria, trabajando o acompañando a mi familia y a mis amigos en sus procesos vitales. Intento acompañar en la medida que puedo a todo el mundo.