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Gilbert Bassene: "Con formación no piensas todo el tiempo en emigrar a Europa"

Sacerdote escolapio de Senegal, ha venido a Europa a buscar apoyo para un proyecto de formación que busca evitar la emigración de los jóvenes senegaleses

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jcarbo45311533 gilbert bassene181003180606 / ÁLVARO MONGE

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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Siempre, cuando de inmigración se trata, sale a colación la manida premisa de que hay que trabajar en los países de origen, contrarrestar allí el impulso migratorio. Es manida porque al final no se hace nada. Gilbert Bassene es el reverso de esa moneda, un sacerdote senegalés de la orden de las Escuelas Pías que lleva varios meses en Europa buscando apoyo para un proyecto que busca eso justamente: formar a jóvenes senegaleses de escasos recursos que, de lo contrario, acabarían subiendo a una patera.

-Cuénteme, ¿en qué consiste el proyecto?

-El proyecto es una granja de formación en la región de Kaolack, en un pueblo llamado Karang. El objetivo es formar a jóvenes que no sacaron adelante sus estudios y que quieren dedicarse o bien a la ganadería o bien a la agricultura. Pero el objetivo mayor es la inserción social. Si no hay inserción social, lo que estos jóvenes tienen en mente es venir a Europa.

-¿De cuántos jóvenes hablamos? ¿Cuántos hay allí ahora mismo?

-Formamos a 20 jóvenes al año. Es poco, pero no tenemos infraestructura para albergar a más. Nos gustaría poder acoger al menos al doble, demanda hay, ese no es el problema. El problema es la falta de recursos.

-Para eso está aquí, ¿no?, para buscar apoyo, recursos. ¿Cómo le ha ido?

-Estoy contento. Me he reunido con varios empresarios, y el solo hecho de que hayan aceptado escucharme para mí ya es una victoria. Tenemos que darnos a conocer para que aquí se sepa lo que hacemos en Senegal.

-Ya sabemos cómo es el mundo empresarial… Nadie invierte si no hay retorno.

-Cierto. Me lo dijo un empresario y yo le dije: "Publicidad. Usted podrá decir que tantos jóvenes se quedaron y se pudieron labrar un futuro en Senegal gracias a usted". Si la gente invierte allí podemos evitar que los jóvenes se vean obligados a venir aquí. Quizá no un 100%, pero no sé, un 40%, un 50%...

-¿Puede decirse que encontró receptividad?

-Sí. Encontré interés. Pero también encontré que hay mucha ignorancia con respecto a la realidad del otro lado, la realidad de África, la que hace que los jóvenes tengan que emigrar.

-Una pregunta personal: ¿usted nunca tuvo que planteárselo? ¿Emigrar?

-Nunca. Mi objetivo fue desde siempre estar presente a nivel local. Un primo me abrió los ojos cuando era muy joven y me dijo: "Si no estudias, no vas a hacer nada". Tenga en cuenta que de la gente de mi generación, solo dos hicimos estudios universitarios.

-Me imagino que no tuvieron la oportunidad.

-No solo eso. El problema es que allí no hay consciencia de la importancia de estudiar. Mi lucha en la granja es concienciar a los jóvenes y a sus padres, hacerles comprender que la formación es sinónimo de porvenir, de estar insertado en la sociedad. Formarte te permite no estar pensando todo el tiempo en emigrar a Europa, a un mundo mejor, te da las herramientas para quedarte y abrirte paso en tu mundo, y mejorarlo.

-Pero, ¿es fácil conseguir empleo en Senegal?

-Con formación todo es más fácil. El 30% de los jóvenes que han pasado por la granja han conseguido un trabajo, y los demás se han establecido por su cuenta.

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-La inmigración es una realidad que en esta ciudad uno se encuentra a cada paso.

-Sí, mire, yo he salido a caminar, me he parado a hablar con senegaleses que venden cosas por la calle, intento hablar con ellos, preguntarles cómo viven. "Hermano, qué vida es esta…", les digo. Y ellos me dicen: "Padre, ya estamos aquí, si volvemos es una vergüenza". Trato de imaginarme su vida. ¿Cuál es su porvenir? Venir aquí para llevar una vida miserable, sin futuro, sin identidad…