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Elecciones 28-M | Asturias: batalla de bloques en un territorio expectante ante un nuevo paradigma económico y preocupado por su crisis demográfica

Los socialistas de Adrián Barbón confían en mantener la victoria evitando el desgaste por el clima nacional y los populares de Diego Canga pelean para que la suma de siglas del centro-derecha permita un vuelco

El presidente del Principado y líder de los socialistas asturianos, Adrián Barbón.

El presidente del Principado y líder de los socialistas asturianos, Adrián Barbón. / EP

Vicente Montes

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Las elecciones autonómicas en Asturias medirán la capacidad de resistencia del socialista Adrián Barbón y cuánto es capaz el PP de rentabilizar tanto el “efecto Feijóo” nacional como el desplome de Ciudadanos. Los populares presentan un candidato independiente, Diego Canga, alto funcionario de la Comisión Europea, pero las encuestas siguen colocando al PSOE (que ha gobernado 35 de los 40 años del marco autonómico) en cabeza. La batalla electoral está en si Barbón logra gobernar en solitario o, por el contrario, deberá aceptar alianzas con IU o Podemos. Y en si la derecha podría llegar a arrebatárselo con un acuerdo a tres bandas (PP, Vox y el partido de corte regionalista Foro Asturias).

Asturias mira a las urnas inmersa en un proceso de transformación económica, envuelta en una sensación de declive pero con hitos futuros que habrán de suponer un cambio relevante. Tras casi 40 años de caída de natalidad, el Principado ha caído del estatus del millón de habitantes y padece un envejecimiento acusado.

El proceso de descarbonización afecta a algunos de los pilares productivos. La principal bandera industrial, Arcelor, proyecta un profundo cambio para transformar el proceso siderúrgico en ambientalmente sostenible, vinculado al hidrógeno, con financiación europea. La entrada en servicio de la alta velocidad entre Asturias y Madrid, en noviembre tras décadas de obras, está llamada a establecer un tiempo nuevo en las comunicaciones con la meseta.

Y en ese magma arde el medio rural, que sufre continuas dificultades y trabas, la principal de ellas la falta de relevo generacional y el continuado goteo de despoblación. A ello se suman las quejas por la protección del lobo o los recientes incendios.

El PSOE espera revalidar los 20 diputados, aunque algunas encuestas apuntan la pérdida de uno. El presidente, Adrián Barbón, trata de alejarse del ruido nacional. Desde hace meses, los socialistas se definen como “el partido de Asturias” y sacan pecho de la gestión en la pandemia. Tienen el mayor poder territorial (45 de los 78 municipios), pero también sus problemas: los dos principales concejos, Gijón y Oviedo, no parten ventajosamente para el PSOE en las urnas municipales. Con todo, Barbón confía en que el voto autonómico en esos municipios le sea favorable.

El PP asturiano viene de una larga herida, de dos fracturas internas (en 1995 con el gobierno de Marqués, que acabó fuera del partido, y en 2011, cuando Álvarez-Cascos decidió formar sus propias siglas). El nacimiento de Ciudadanos y Vox volvió a dividir al votante de centro-derecha. No sin polémica interna, los populares designaron por decisión de Génova un nuevo candidato, Diego Canga, hasta ahora con un reconocimiento despojado de partidismos por su labor en la Comisión Europea y su vinculación como jefe de gabinete de Antonio Tajani, hoy vicepresidente de Italia. El perfil “gestor” de Diego Canga, su conocimiento sobre la política europea y el desgaste de Sánchez son algunas de las principales armas de los populares, además de las incertidumbres económicas, la crisis del campo y la falta de oportunidades. El desplome de Ciudadanos, de cuyas filas los populares han incorporado a cargos, permitiría por mera aritmética al PP sumar a sus actuales 10 diputados los cinco de la formación naranja, pero además los populares confían en ganar un extra por el descontento y las tensiones nacionales. 

El candidato del PP a la Presidencia del Principado de Asturias, Diego Canga, y la candidata a la alcaldía de Avilés, Esther Llamazares.

El candidato del PP a la Presidencia del Principado de Asturias, Diego Canga, y la candidata a la alcaldía de Avilés, Esther Llamazares. / EFE

En el bloque de izquierdas, los socialistas esperan el colchón de los dos partidos ideológicamente más cercanos: Izquierda Unida (que se presenta en una confluencia que incorpora a Más País, y tuvo 2 diputados en la última legislatura) y Podemos (que consiguió 4 escaños en 2019). La izquierda ve lo más probable que mantenga la mayoría del parlamento, pero queda por ver por cuánto y si el PSOE logra evitar una imagen de debilitamiento.

En el centro-derecha, la situación tampoco es sencilla. Vox llega con expectativas de crecimiento, Ciudadanos pelea su mera existencia y Foro Asturias (que finalmente terminó expulsando a Álvarez-Cascos y denunciándolo) fía su fortaleza al peso que mantenga la candidata de Gijón. El resultado de este sector debería alcanzar los 23 diputados para plantearse la opción de un vuelco, pero además tendría que ser capaz de lograr acuerdos de investidura y gobierno estable. Esa es la parte más espinosa.

Así las cosas, Asturias se debate en bloques. Todo ello, en un momento en el que la región, una vez más, siente que se la juega.

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