Las lágrimas de Colau

La muerte de la activista Llum Ventura propicia un momento de genuina emoción en medio de la impostada exaltación de la campaña

Al rescate de la democracia

Cartelismo y bochorno

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Rafael Tapounet

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“I get knocked down / but I get up again…”. En la radio del taxi suena ‘Tubthumping’, el inapelable ‘hitazo’ de 1997 de la banda británica Chumbawamba. El otro día, el ultraemprendedor Daniel Esteve, patrón de la empresa de matonismo inmobiliario Desokupa, publicó en Twitter un vídeo del montaje de una lona contra Pedro Sánchez en un edificio de la madrileña calle de Atocha con ‘Tubthumping’ como banda sonora, y el exguitarrista de Chumbawamba Boff Whalley le respondió que, si quería usar una canción del grupo, probara mejor con ‘The day the nazi died’ (el día en que murió el nazi). 'Ouch'.

Por uno de esos azares que la providencia dispone cuando quiere arrancarnos una sonrisa, el taxi en el que suena Chumbawamba se dirige al edificio de la ESCI-UPF, en cuyo auditorio se celebra un acto de En Comú Podem Sumar en defensa del derecho a la vivienda. Es la primera ‘performance’ electoral de Ada Colau en Barcelona desde que dejó de gobernar la ciudad hace tres semanas, así que toda la función tiene un cierto aire de homenaje y reivindicación, atmósfera que el responsable del hilo musical de los minutos previos se encarga de subrayar al incluir en el menú la rumba ‘colauer’ ‘Filla del Guinardó’.

Ada Colau se enjuga las lágrimas durante la intervención de Aina Vidal (centro), junto a Alejandra Jacinto.

Ada Colau se enjuga las lágrimas durante la intervención de Aina Vidal (centro), junto a Alejandra Jacinto. / Manu Mitru

El "Partido Inmobiliario"

Lejos de emular a Napoleón y quedarse en la bañera lamentando la pérdida de su imperio, la exalcaldesa aparece en escena como un galeón con las velas desplegadas, a los sones de la canción ‘Fuego’ del grupo colombiano Bomba Estéreo. Esta vez le toca abrir el turno de parlamentos, cosa que hace sacando pecho por las políticas de vivienda de sus gobiernos municipales, llamando “señoros” a Santiago Abascal y Gabriel Rufián, propugnando la necesidad de derrotar en las urnas al “Partido Inmobiliario” y, lapsus mediante, pidiendo el voto para “Yolanda Vidal”, un intrigante ‘crossover’ de Yolanda Díaz y la cabeza de lista por Barcelona, Aina Vidal.

El resto de los oradores elogian y agradecen en sus intervenciones el trabajo desplegado por Colau y sus equipos en los dos últimos mandatos y el público responde cada vez con cálidos aplausos y gritos de ánimo. Las lágrimas que anegan los ojos de la exalcaldesa hacia el final del acto podrían muy bien ser de emoción por los testimonios de afecto y admiración recibidos, pero no es así. Gerardo Pisarello acaba de comunicar, durante su discurso, la muerte de la historiadora, activista y militante de Barcelona en Comú Llum Ventura, y Colau, impactada por la noticia, no puede reprimir el llanto.

Es un momento extraño, en el que la exaltación impostada de la campaña electoral se ve desbordada por la emoción íntima. Discretamente, la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca abandona el escenario a fin de serenar el ánimo y regresa al cabo de unos minutos, justo cuando Aina Vidal está anunciando que una de las primeras medidas que Sumar pondrá sobre la mesa tras el 23J será la creación de un Ministerio de Vivienda para, entre otras cosas, parar los pies a "la mafia" de Desokupa. Colau fuerza una sonrisa y se suma a la ovación. “I get knocked down / but I get up again…”.

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