El Eixample se libera a medias del gran techo de amianto que cubre un interior de manzana

El Eixample se está desprendiendo de una gran placa de amianto que forraba uno de los interiores de manzana del distrito más poblado de Barcelona. No obstante, no quedará libre de una tacada y por completo de la sustancia tóxica, inductora de enfermedades respiratorias crónicas y cánceres que pueden manifestarse décadas después de que el material empiece a desintegrarse y diseminar fibras nocivas para la salud. 

Un grupo de operarios está retirando unos 1.800 metros cuadrados de techo de fibrocemento, la mezcla de amianto y cemento que se popularizó como material de obra durante el siglo XX. En cambio, una cubierta de 750 metros cuadrados y fabricada con la mismo sustancia insalubre seguirá por el momento en el mismo patio, el que forman las comunidades de las calles Calàbria, Aragó, Consell de Cent y Viladomat, como informó ‘Tot Barcelona’ y EL PERIÓDICO ha confirmado.  

La eliminación parcial del amianto ubicado bajo decenas de viviendas se concentra en el tejado de un antiguo taller de Peugeot, cerrado y sin uso. Dentro de la misma manzana se encaja otro techo de idéntica factura, enganchado al que se está desmantelando. Corresponde a un garaje que, por el momento, no está procediendo a quitar la techumbre compuesta con el mineral peligroso, que la Unión Europea insta a erradicar de aquí a 2032. Cuatro años antes, en 2028, debe estar fuera de los edificios públicos de los Veintisiete.

El gran techo de amianto que se está eliminando con una retirada parcial en un interior de manzana del Eixample, en Barcelona.

El distrito del Eixample señala que ha abierto expediente al párking. Añade que ha contactado con la propiedad y le ha explicado el procedimiento para suprimir el fibrocemento. “Hay buena predisposición del privado para ejecutar la sustitución de la cubierta”, comenta el distrito.

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Ventanas cerradas y sin ropa tendida

Los trabajos de retirada empezaron el 13 de febrero. Unos operarios vestidos con monos integrales blancos desmontan el tejado que contiene el material nocivo y lo sustituyen por uno nuevo.

Los carteles colgados en las comunidades ruegan que se mantengan las ventanas cerradas y no tender ropa en el patio entre las 08.00 y las 14.00 horas, mientras se efectúan las tareas. Si el pronóstico del Ayuntamiento se cumple, deberían acabar a principios de la semana que viene. 

El amianto -que se prohíbe comercializar en España desde 2002- se mantiene inalterable entre los primeros 30 y 50 años de instalación. A partir de ahí, puede descomponerse, dispersar polvo y, en consecuencia, ser un peligro para la salud. 

“Las cubiertas que tenemos son de hace unos 60 años, más o menos”, calcula Santiago Comas, que vive en una de las escaleras que da al patio donde se arranca el amianto. Juzga como “buena señal” que se elimine después de que una docena de comunidades de vecinos se compenetraran hace poco más de un año para reclamar que se extrajera el fibrocemento y proteger así la salud de los residentes. 

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“Pero la comunicación ha sido mala, precaria”, cuestiona Comas. “No tenemos un interlocutor si algo fuera mal -advierte-. ¿Lo están haciendo bien o mal? No somos expertos ni tampoco nos han explicado nada. La información hubiera sido importante para que no hubiera inquietud. Esperemos que lo estén haciendo bien. Desde nuestras ventanas, se ve todo y es un gran escaparate. Estamos a la expectativa”.

El patio interior del que se extirpa el amianto está calificado para que se convierta alguna vez en un parque urbano. Para llegar a serlo, antes debería ser expropiado. En todo caso, no hay fecha para asumir esa carga ni se aventura próxima.