Reivindicación urbanística

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Una moto cruza por mitad de la plaza en plena fiesta reivindicativa para que no lo hagan.

Una moto cruza por mitad de la plaza en plena fiesta reivindicativa para que no lo hagan. / FERRAN NADEU

Carles Cols

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A través de sus asociaciones de familias, más de una docena de escuelas del Eixample acaban de resucitar un proyecto que, por hache o por be, quedó en estado de hibernación durante la planificación de los ejes verdes. El nombre es de lo más explícito. Ramas verdes. Las familias de 13 escuelas, las asociaciones de vecinos de la Dreta y la Esquerra del distrito y la plataforma Eixample Respira lamentaron en su día que el diseño de la ‘superilla’ no tuviera en cuenta la ubicación de los centros educativos, espacios especialmente víctimas de la contaminación del aire y de la acústica. La solución que plantearon y que quedó en un cajón fue que de calles como Consell de Cent, Borrell, Rocafort y Girona se prolonguen una suerte de ramas pacificadas, no necesariamente de forma integral, si hay una escuela a menos de una manzana de distancia.

‘Eixos verds, branques verdes’. Así se titulaba el texto con el que de forma colectiva se pretendía poner la guinda a la ‘superilla’. No se señalaba en él qué tipo de solución urbanística sería la más adecuada para cada caso. Algunas de las escuelas de primaria e institutos que reivindicaban (y aún lo hacen) ese remedio son Joan Miró, Diputació, Llorers, Auró, Ernest Lluch, Arbret de l’Eixample, Ferran Sunyer, Concepció, Carlit y Ramon Llull. A su manera, la resurrección de esta reivindicación pretende poner peso en el otro plato de la balanza después de que el nuevo equipo de gobierno municipal, liderado por el alcalde Jaume Collboni, haya expresado en público su predisposición a consensuar con Foment del Treball y Barcelona Oberta (organizaciones que llevaron los ejes verdes ante la justicia para impedir que se ejecutaran) toda futura reforma urbanística de estas características.

Qué debería ser, desde el punto de vista urbanístico, una rama verde es algo en lo que en su momento no se profundizó, pero un posible ejemplo, según las fuentes consultadas, la acera de doble tamaño que protege la entrada a la escuela Auró, de la calle de Mallorca, sería un punto de partida e inspiración.

Fiesta en Borrell con Consell de Cent, previa a la lectura del manifiesto.

Fiesta en Borrell con Consell de Cent, previa a la lectura del manifiesto. / FERRAN NADEU

El manifiesto en el que vuelve a salir a la luz el proyecto de las ramas verdes ha sido presentado en público, precisamente en la confluencia de dos de esas calles pacificadas, en la plaza que ahora forman Consell de Cent y Borrell cuando se cruzan. La cita ha servido para eso, pero, sobre todo, para llevar a cabo una suerte de examen a la ‘superilla’ pasadas ya varias semanas desde que terminaron las obras. La nota que obtiene la pacificación es un notable, más que un aprobado, pero no un excelente porque, desde el punto de vista de los convocantes, hay tres importantes aspectos a mejorar.

El manifiesto

El manifiesto

Primero. Consideran que los horarios de carga y descarga, fijados de 9.30 a 16 horas, no se respetan, lo cual es especialmente peligroso por la mañana. Fue una batalla peleada por las asociaciones de vecinos, a la que el ayuntamiento, que primero propuso las ocho de la mañana como hora de inicio, cedió. Las calles pacificadas son ahora preferentes para que los niños vayan al colegio, acompañados o no por sus padres o madres. No puede ser ese un trayecto en que los camiones y las furgonetas accedan para dejar mercancías y, de forma frecuente, por rutas no permitidas.

La calle de Consell de Cent, renacida como espacio infantil.

La calle de Consell de Cent, renacida como espacio infantil. / JORDI OTIX

Segundo. Más control de lo que parece incomprensible que suceda, y es que vehículos a motor atraviesan por mitad de las cuatro plazas de Consell de Cent a pesar de que es más que evidente que son zonas exclusivamente peatonales. Lo hacen los motoristas, pero en Girona incluso sucede con vehículos de cuatro ruedas.

Tercero. El manifiesto pide un mayor celo a la Guardia Urbana, con sanciones o con advertencias, para que se respete la limitación de velocidad, 10 kilómetros por hora, lo cual incluye bicicletas y patinetes, y la distancia reglamentaria de seguridad con respecto a los peatones, lo cual vuelve a incluir a patinetes y bicicletas.