Sentencia contra los ejes verdes

La reforma de Consell de Cent costó 26 millones, la mitad de la 'Superilla Eixample'

Una jueza ordena desmantelar el eje verde de Consell de Cent de Barcelona

Barcelona recurrirá la sentencia que tumba los ejes verdes

Foment y Barcelona Oberta ven el mismo patrón en Via Laietana

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A1-173760659.jpg / Manu Mitru

Carles Cols

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La transformación de Consell de Cent en un eje verde se llevó prácticamente la mitad del presupuesto que en el anterior mandato municipal se invirtió en el proyecto de la ‘Superilla Eixample’. Unos 26 millones de euros, de los más de 50 que costaron todas las obras, fueron a parar a esta calle transversal del centro de la ciudad. El resto sirvió para pacificar tres tramos de la llamada trama vertical, en Girona, Borrell y Rocafort.

Esos 26 millones de euros no son la cifra inicial presupuestada, sino, según las fuentes municipales consultadas, el precio real y final de la obra, la suma de todas las facturas pagadas. En la práctica y ante la hipótesis de que la sentencia judicial que ordena devolver Consell de Cent a su urbanización original se llevara hasta la más extrema de sus consecuencias, esa sería la cantidad perdida, pero eso no sirve en realidad como punto de referencia sobre cuánto podría costar recuperar el anterior aspecto de la calle, con carriles centrales de circulación para vehículos y aceras para los peatones.

Las razones de esa última cuestión son varias. La más evidente, por poner un ejemplo claro y diáfano, es que la mayor parte del pavimento actual de Consell de Cent está compuesto por losas de granito procedentes de una cantera de Extremadura. Hasta nueve tipos pavimentos se han empleado para urbanizar la calle, la mayoría sacados de esa cantera de Quintana de la Serena. El asfaltado convencional de una calzada para tráfico rodado, en caso de que esa fuera la ejecución de la sentencia que finalmente se acometiera, sería mucho más económico.

¿Soluciones?

El fallo judicial, tal y como ha anunciado la teniente de alcalde Laia Bonet, será recurrido por el actual equipo de gobierno de Jaume Collboni, así que el final de este caso aún es incierto. Incluso lo es, según las mismas fuentes consultadas, en qué podría consistir o no la reversión de los trabajos realizados. ¿Bastaría con franquear el paso a los coches por la zona central para que pudieran circular sin interrupción de punta a punta de Consell de Cent? ¿Sería eso suficiente para la justicia? Las modificaciones a realizar en este caso serían por supuesto menores, pero alterarían sin duda el uso que se ha querido dar a esta calle.

La sentencia, leída en su literalidad, obligaría también a desmantelar otra importante inversión realizada, la que afecta a la incorporación de una mayor masa de verde urbano. En algunos casos, como en la plaza de Enric Granados, esta puede pasar parcialmente inadvertida. Los parterres vegetales que ocupan la zona central de la intersección de las dos calles han sido instalados no sin antes hacer un profundo tratamiento de las tierras subterráneas. De hecho, todos esos parterres están interconectados por el subsuelo para mejorar los aprovechamientos hídricos.

Algo más o menos similar sucede con los parterres colocados en el lado montaña de la mayor parte de Consell de Cent, que ocupan parte de lo que antiguamente era calzada. Han sido equipados en algunos casos con sistemas de riego gota a gota y, en la práctica, están acondicionados por si a medio plazo muere uno de los más ancianos árboles de esa vía. No será sustituido por un nuevo ejemplar en el mismo alcorque que ocupaba el árbol fallecido, sino que el propósito sería resituar la nueva especie en los nuevos parterres, de modo que cuando creciera proporcionara una sombra más bien repartida. Aunque Barcelona suele presumir de tener calles más arboladas que ninguna otra ciudad europea, en verdad están la mayoría incómodamente plantados, con arte de sus copas aplastadas contra las fachadas. En Consell de Cent, salvo sentencia, se pretendía resolver con el tiempo ese error.