Novedad editorial municipal

El alegato de defensa del urbanismo de Colau, en 600 fotos

Salen de imprenta, a dos meses de las elecciones, dos tomos titulados 'Survey Barcelona' que contradicen el discurso de la ruina de la ciudad

Carles Cols

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Aún huele a tinta, recién salido de imprenta, lo que en rigor podría calificarse como el alegato final del abogado defensor de Ada Colau ahora que el segundo mandato de la alcaldesa toca a su fin y llega el juicio de las elecciones. Podría parafrasearse aquí a Atticus Finch, el nombre que Harper Lee eligió para el abogado de su novela más célebre, ‘Matar a un ruiseñor’, y que con tanta solvencia interpretó Gregory Peck --“empezaré diciendo que este caso no debería haberse traído ante un tribunal”--, pero desde hace meses se debate, en ocasiones con formas muy sucias, la transformación en curso en la ciudad, así que, quiera o no Finch, hay juicio porque no hay consenso. Lo que a continuación podrán leer es, por lo tanto, un resumen simplemente descriptivo de lo que en formato de libro dice una de las partes, la de la defensa de la acusada. Se titula ‘Survey Barcelona’ y, en esencia, son 600 fotografías que, si se desconoce el contexto, retratan preciosamente una ciudad en la que apetecería vivir.

Este tipo de álbumes visuales con el sello municipal tiene una larga tradición en Barcelona, tal vez algo lógico si se recuerda la insistencia de esta ciudad en mudar de piel. A ello hace referencia, sin pelos en la lengua, siempre provocador, Valentín Roma, director artístico de La Virreina Centre de l’Imatge y autor del texto que introduce la selección de imágenes. “La fotografía no ha sido ajena a estas metamorfosis discursivas. Incluso podríamos decir que fue una de sus herramientas más eficaces para la glorificación del pasado, para el apuntalamiento propagandístico y para la canonización de los relatos gubernamentales”. Confía Roma en que ‘Survey Barcelona’ no haya caído en esos vicios, pero eso es algo que en última instancia deberán decidir los lectores.

Repasa Roma en su introducción algunos antecedentes, en especial el caso de aquellas exposiciones y libros publicados tras los Juegos Olímpicos, cuando, según Roma, “comenzó una etapa de disociación entre las narrativas oficiales sobre la ciudad y los usos colectivos que se desarrollaban”. Hasta hubo lo que televisivamente se llamaba antes contraprogramaciones. Cuando en 1995 Josep Antoni Acebillo y Pep Subirós mostraron en el Maremàgnum la transformación de Barcelona, con su anillo de Glòries, las rondas, el Moll de la Fusta y varios etcéteras, en la Fundació Tàpies se estrenó un año después una muestra a cargo del fotógrafo Craigie Horsfield, titulada ‘La ciudad de la gente’, con una tesis argumental que era diametralmente contraria a la de la primera exposición.

Lo que viene a explicar Roma, en esencia, es que a través de las fotografías en las que Barcelona es el protagonista principal se podría conocer su historia, por ejemplo, cómo se fue asimilando con el cambio de siglo “una concepción neoliberal y tecnócrata de la ciudad”, un proceso que tuvo su cénit cuando se comenzó a hablar de esta metrópoli en términos de marca.

‘Survey Barcelona’ es, en este sentido, un nuevo capítulo en esa trayectoria fotográfica, pero, eso sí, bastante rompedor.

Detrás de las cámaras han estado 10 fotógrafos coordinados por uno del gremio, Adrià Goula, que explica cuál es el mínimo común denominador común de los 600 retratos. A cada autor se le ha encomendado una mirada. Están los parques, los usos que le da la gente a los espacios transformados, las postales nocturnas, las viviendas, la vegetación, la vida salvaje (en el buen sentido de la expresión), la arquitectura (nada de monumentalidades para ‘épater’, como antaño), los interiores (es inevitable mencionar aquí lo magnética que resulta la visita a la Biblioteca García Márquez), la transformación de las calles y, en lo que tal vez requiere un punto y aparte, la mirada a vista de pájaro, como la de la fotogalería que encabeza esta reseña bibliográfica.

Cuenta Roma en el libro que cuando los parisinos pudieron subir por primera vez a la Torre Eiffel en 1889, comprendieron por fin la magnificencia de ciudad en la que les había tocado en suerte vivir. Aquella, visual y sentimentalmente, era una nueva perspectiva de París.

La fotografía aérea, salvo que sea furtiva, o sea, con drones no autorizados, suele mostrar solo aquello que desea quien permite ese vuelo. Es arbitraria. Eso no quita, sin embargo, que las miradas desde el cielo que brinda ‘Survey Barcelona’ sean realmente interesantes. Hace 30 años presumía Acebillo del viaducto elevado para vehículos de Glòries, también conocido como el tambor, una infraestructura al servicio del tráfico, y la vista actual sobre aquel lugar apenas muestra cicatrices de aquel pasado no tan lejano en el tiempo.