Ascó y Vandellós

Catalunya recauda de Endesa e Iberdrola 150 millones de euros por la tasa nuclear

El 55% de la energía generada en 2022 en esta comunidad vino de esta tecnología, frente al 10% que representó en el conjunto de España

La central nuclear de Ascó.

La central nuclear de Ascó.

Sara Ledo

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Catalunya recaudó el año pasado uno total de 154,3 millones de euros por el gravamen que la Generalitat aplica sobre los tres reactores nucleares --Ascó I y II y Vandellós II-- que hay instalados en la región. La cifra ingresada por el Govern se elevará hasta los 164,9 millones de euros durante el presente ejercicio, después de que el Ejecutivo catalán haya incrementado la tasa en medio de la crisis energética por el impacto de la energía en los precios del gas, según fuentes de la principal propietaria de las centrales, Endesa. A Iberdrola le corresponde el 15% de Ascó II y el 28% de Vandellós.

El impuesto a las nucleares vigente en Catalunya se aprobó en el año 2020, después de que dos gravámenes anteriores --diseñados en la misma línea-- fueran anulados por el Tribunal Constitucional como consecuencia de los respectivos recursos del Gobierno de entonces, liderado por Mariano Rajoy. En diciembre pasado, Junts y el PSC se aliaron en el Parlament para modificar la ley que establecía el gravamen en 2020 y aumentar su recaudación "para destinar este dinero a un fondo para impulsar la energía verde”, creado en 2021, en medio de la crisis energética por el alza de los precios del gas.

"Ante los beneficios extraordinarios que tendrá el sector creo que es una contribución perfectamente asumible y además hay la prohibición de repercusión en el precio”, destacó el ejecutivo catalán después de estimar que la medida supondría 20 millones de euros más para las compañías energéticas. En 2021 las empresas abonaron 126,5 millones, mientras que en 2020 pagaron alrededor de 65 millones de euros porque la tasa se empezó a aplicar en el segundo semestre del año.

La Generalitat justificó el cambio “en el marco la ley del cambio climático y con el objetivo de dar un impulso a la transición energética iniciada en Catalunya con la eliminación definitiva del fuel y del carbón y alcanzar un nuevo modelo energético que permita minimizar los costes sociales y medioambientales y los costes económicos de la dependencia exterior del modelo actual”. 

En Catalunya, sin embargo, las energías renovables, que vivieron un parón de alrededor de una década, apenas representan el 20% de la producción, mientras las nucleares suponen el 55% del total de la energía generada en la región. En el conjunto de España, la energía atómica apenas representó en 2022 el 10% de la producción del conjunto del país. Las centrales de Ascó entraron en funcionamiento en 1984 y 1986, mientras que Vandellós II lo hizo en 1988. Las propietarias de las centrales nucleares contemplan el cierre de Ascó I en 2030, de Ascó II en 2032, y Vandellós en 2035.

A estas dos centrales catalanas hay que sumar otras tres más en el resto de España: Almaráz en Cáceres, también con dos reactores como Ascó, Cofrentes en Valencia y Trillo en Guadalajara. El Gobierno central y Enresa pactaron con todas ellas el cierre escalonado entre 2027 y 2035, aunque el año que viene será clave para el devenir de estas instalaciones en función de lo que ocurra en las elecciones generales que se celebrarán a finales de este año y sobre cómo avance la crisis energética.

El Gobierno actual, formado por PSOE y Podemos, han insistido en infinidad de ocasiones que su intención es que se cumpla el calendario nuclear. Pero tanto el Partido Popular como Vox se han manifestado en muchas ocasiones en favor de revisar el plan de cierre para aumentar la vida útil de estos aparatos.