Previsiones oficiales

Alemania se prepara para un 2023 de recesión y una inflación del 7%

El Gobierno de Olaf Scholz anticipa una contracción del PIB del 0,4%, agravada por la crisis energética

El canciller alemán, Olaf Scholz

El canciller alemán, Olaf Scholz / Hannibal Hanschke / Agencias

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Alemania, ya sumida en una grave crisis energética, prevé entrar el año que viene en una recesión, con una caída de su PIB del 0,4% y sufrir una inflación del 7%, según las estimaciones del Gobierno difundidas este miércoles. El frenazo económico que experimenta desde hace meses la economía alemana ha obligado a la cancillería de Olaf Scholz a corregir a la baja las previsiones para este mismo ejercicio, que muestran cómo el empeoramiento de la actividad empresarial y el consumo se han acelerado respecto a los números que manejaban antes del verano.

"Estamos viviendo una difícil crisis energética, que se está convirtiendo cada vez más en una crisis económica", comentó el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, en una conferencia de prensa. Los cuellos de botella logísticos y la falta de suministros que lastran a la gran mayoría de economías del Viejo Continente están teniendo una especial incidencia en la economía alemana, más cercana geográficamente y con más vínculos comerciales con Ucrania, así como históricamente dependientes del gas ruso.

El Ejecutivo germano ha revisado el crecimiento esperado para 2022, que será finalmente y si no hay nuevas revisiones, del 1,4%; en abril estaba previsto que fuera del 2,2%. Menos crecimiento y más inflación, pues la cancillería ha reconocido que subestimó la actual crisis de precios. Ahora adelanta que el año acabará con un IPC del 8,0%, frente al 6,1% que pronosticaba hace cinco meses.

"Las cifras son malas, eso no se puede negar. Pero hubieran podido ser peores si no hubiéramos tomado medidas", dijo Habeck. "Basta con recordar los pronósticos que se hicieron para el caso de que Rusia interrumpiera el suministro de gas, se hablaba de una contracción de hasta el 9%. Ahora hablamos de una contracción del 0,4%", agregó. El ministro cuenta con que la recesión se dará entre final de este año y principios del próximo y que luego se dará una tendencia a la recuperación. Para 2024 el Gobierno estima un crecimiento del 2,3%.

El Gobierno de Alemania no es el único que ha tenido que corregir a la baja sus previsiones y estas confirman los pronósticos revelados el martes por el FMI, que alertaba: "Lo peor está por llegar". En el caso de Alemania, el FMI advierte de que el país se puede ver abocado a racionar el consumo de energía "con drásticos efectos sobre su industria", afectando a las perspectivas de crecimiento del conjunto de la zona euro y con un potencial efecto contagio del frenazo económico más allá de las fronteras germanas.

El organismo internacional también ve a la primera economía europea caer en recesión el año próximo, al igual que Italia, sólo tres años después del choque económico del covid-19. "Sin el efecto de la congelación de los precios del gas, la inflación habría sido mucho más alta en 2023", ha apuntado el Ministerio de Economía alemán en un comunicado.

Habeck defendió que la crisis energética requiere "toda la fuerza financiera del Estado para conservar la sustancia de la economía alemana y los puestos de trabajo". Alemania dio a conocer a finales de septiembre un plan de 200.000 millones de euros para subvencionar, hasta 2024, los precios de la energía consumida por los hogares y las empresas, lo que frenará la inflación el próximo año. Antes del anuncio de este plan masivo, los principales institutos económicos alemanes habían anunciado que esperaban un aumento de la inflación del 8,8% para 2023.

"El Gobierno debe llevar a la práctica las medidas anunciadas para los mercados energéticos para evitar una recesión aún más grave. También a nivel europeo se deben tomar medidas", reaccionó la Confederación de la Industria Alemana (BDI) tras conocer los nuevos pronósticos del Ejecutivo. 

Las previsiones oficiales del Gobierno vienen a confirmar un temor que ya asomaba en los indicadores adelantados. Las encuestas de confianza empresarial, por ejemplo, encadenan varios meses con datos negativos, así como los índices adelantados de compras.