Calviño se abre a cambios en el impuesto a la banca que garanticen la estabilidad financiera

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha admitido este jueves que la proposición de ley para introducir un nuevo gravamen del 4,8% sobre las comisiones e intereses que cobra la banca podrá incorporar modificaciones durante su tramitación en el Congreso de los Diputados después de escuchar las posibles recomendaciones que el Banco Central Europeo pueda realizar sobre esta iniciativa legislativa antes de final de año. "Tenemos que asegurarnos de que [el gravamen] no tiene ningún impacto negativo desde el punto de vista de la estabilidad financiera", ha dicho la vicepresidenta Calviño en respuesta a una pregunta durante un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, en Madrid.

Según Calviño, se incorporarán aquellos cambios que garanticen "un gravamen adecuado" y "una recaudación adecuada" que permita al Estado obtener recursos con los que financiar medidas para ayudar a familias y colectivos vulnerables en la actual situación de crisis energética y de subida de precios. En principio, el Gobierno ha estimado que el gravamen incorporado en la proposición de ley permitiría ingresar 1.500 millones en 2023 (sobre los ingresos de 2022) y otra cantidad similar en 2024 (sobre los de 2023).

De momento, no existe concreción alguna sobre los posibles cambios. En un acto posterior, este mismo jueves, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha intervenido en un foro sobre sostenibilidad organizado por el BBVA en su sede y ha evitado referirse al 'impuesto' que anunció él mismo el pasado julio. Así lo ha hecho en presencia del presidente del banco, Carlos Torres Vila, que también ha soslayado el gravamen -considerado inconstitucional por el sector financiero- durante su discurso introductorio, informa Pablo Allendesalazar.

Cada año, el Banco Central Europeo (BCE) emite un informe sobre las iniciativas legislativas de los países del euro que los Gobiernos han sometido a su consideración, por las posibles consecuencias sobre la estabilidad financiera y de precios o sobre cuestiones relacionadas con la supervisión de las entidades. El BCE debe dar su opinión sobre estas iniciativas antes de que finalice su tramitación legislativa, para dar tiempo a posibles modificaciones. A finales del mes de julio, el gobernador del Banco de España ya advirtió sobre esta circunstancia. Pablo Hernández de Cos opinó que es difícil que el nuevo el nuevo impuesto a los bancos no afecte "al crédito, a los tipos de interés o a la estabilidad de los bancos" y dijo que el BCE ha tenido generalmente una opinión negativa sobre estos impuestos: "Lo que se solicita siempre desde la perspectiva del BCE es que un potencial impuesto no afecte a la trasmisión de la política monetaria , es decir, que no afecte al volumen de crédito ni a las condiciones de financiación y que tampoco afecte negativamente a la estabilidad financiera, es decir, a la capacidad de resistencia de los bancos", señaló el gobernador.

Desde el sector bancario, está claro que el nuevo impuesto afectará a la estabilidad financiera, al mermar la capacidad de conceder créditos de las entidades en 50.000 millones de euros. Estiman en el sector que los 3.000 millones de euros que el Estado prevé recaudar con este impuesto se reducirán del capital de los bancos, lo que disminuirá en 50.000 millones su capacidad de prestar. Es una cantidad equivalente, se advierte desde la AEB, al 4,1% de los créditos totales concedidos a empresas y familias, a las hipotecas concedidas en los últimos 15 meses, y a la mitad de los préstamos a empresas con aval del ICO otorgados durante la peor fase de la pandemia.

Con estos argumentos en contra del impuesto, el anuncio de la vicepresidenta primera del Gobierno mostrando su disposición a introducir cambios en el tributo fue muy bien recibido entre los representantes del sector financiero presentes durante la intervención de Nadia Calviño. "En Europa se comprende un impuesto a las energéticas pero no se entiende un gravamen sobre el sector financiero", comentó en una charla informal el representante en España de una entidad financiera extranjera, satisfecho tras escuchar las palabras de Calviño. "Vamos a ver en qué se traduce todo", añadió.

El nuevo gravamen a la banca no es el único que podría ser modificado durante su tramitación parlamentaria para adaptarlo a condicionantes europeos (en este caso, procedentes de indicaciones del BCE). El Gobierno también se ha mostrado dispuesto a modificar el nuevo impuesto a las energéticas que se ha empezado a tramitar en el Congreso para ajustarlo a la fórmula que acaben consensuando los Veintisiete para gravar los beneficios extra de los grupos provocados por la espiral de precios en plena crisis energética, informa David Page. La inciativa española planea gravar con un 1,2% todos los ingresos de las grandes energéticas; la iniciativa europea propone aplicar un tipo del 33% a los beneficios extraordinarios obtenidos en 2022 por las compañías del sector de petróleo, gas, carbón y refino, lo que deja a un lado a las compañías eléctricas. “Ajustaremos nuestro impuesto a lo que Europa plantee”, afirmó este jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una entrevista con Antena 3. “Una vez que Europa termine su discusión [sobre los términos del nuevo gravamen], ajustaremos el impuesto a la figura que se consensúe en Europa”, añadió.