A partir del 1 de septiembre
La N-II se 'pacifica' con el fin de peajes en la C-32
El Govern prevé instalar en la carretera del Maresme rotondas, carriles bici, ampliar aceras y aplicar límites estrictos de velocidad
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
La gratuidad de la C-32 entre Barcelona y Lloret de Mar a partir del 1 de septiembre abre una nueva etapa para la movilidad en Catalunya. La N-II se transformará en una vía pacificada, casi una calle más, un nexo viario intermunicipal que conectará las poblaciones de la costa. El Govern ha presentado su plan tras la entrada en vigor de la gratuidad de la C-32 entre Barcelona y Lloret de Mar y que supondrá una inversión de 120 millones de euros entre el 2022 y el 2026. La mitad de esa inversión se destinará a las mejoras de conectividad de la C-32 y la otra mitad a esa "pacificación" de la N-II.
Esa transformación, apadrinada por el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, se iniciará en una primera etapa con la incorporación de un carril bici continuo sobre la plataforma viaria, reduciendo la sección viaria en un carril por sentido y la reducción de la velocidad máxima permitida y mejora de los accesos de los viandantes. Según el plan final presentado, elaborado tras una veintena de reuniones con entes locales del Maresme, se prevé la construcción de seis rotondas, la mejora y ampliación de las aceras, y la mejor integración del transporte público. En breve se licitará el proyecto de construcción.
En el caso del Alt Maresme, zona en la que el trasvase de tráfico a la autopista se prevé menor, el plan no descarta que la N-II se transforme en una vía de tránsito más local, de conectividad no comarcal. Las actuaciones en ese tramo, de Mataró a Blanes, se afrontarán de manera más específica con ajustes más estudiados de la capacidad de tráfico, la instalación de 10 posibles rotondas y allí donde sea posible instalar una vía ciclista a la N-II o si no es posible por paseos marítimos o otras vías urbanas.
Según el secretario general de la vicepresidencia del Govern, Ricard Font, "no se prevén problemas significativos de tránsito en la red viaria del Maresme provocados por la liberación de peajes, y se producirá una reconfiguración de la movilidad, con un incremento del tránsito de la autopista y reduciéndose el de la N-II". A partir del 1 de septiembre, la autopista canalizará el 85% del tráfico interurbano hasta Calella. Según Font, en el caso de las autopistas el proceso de adaptación empezará con la apertura de barreras y la reducción de velocidad a 30 kilómetros por hora, y en una segunda etapa se demolerán las cabinas. Esos trabajos de demolición se prolongarán durante unas seis semanas en las autopistas catalanas en general.
Los análisis iniciales del tráfico estipulan que la autopista C-32 canaliza actualmente en torno a las dos terceras partes del tránsito total de vehículos del corredor del Maresme, excepto en el alto Maresme. La N-II ha mantenido una alta ocupación, porque en muchos tramos la capacidad está limitada a un carril por sentido, pero con la gratuidad la C-32 asumirá la mayoría del tráfico en todo el Maresme. Esas pérdidas de tránsito serán variables, con una reducción de entre el 25% y el 40% hasta Mataró, pero con reducciones medias superiores al 50% entre Mataró y Llavaneres, por ejemplo. En el alto Maresme la reducción del tráfico será mucho menor, de entre el 15% y el 30%, según el tramo.
Los enlaces con mayor impacto sobre la movilidad serán los de Premià oeste y Cabrils-Vilassar. Los que tendrán menor impacto serán los de Canet y el enlace de Sant Andreu de Llavaneres. Las actuaciones se priorizarán según el impacto positivo en la movilidad de esos nuevos accesos a la autopista.
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