RECONVERSIÓN EMPRESARIAL

Negocios camaleónicos

zentauroepp53974786 eco200709165544

zentauroepp53974786 eco200709165544 / periodico

Carme Escales

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La pandemia del Covid ha llevado a muchos empresarios a replantear su negocio. Algunos han abierto líneas nuevas de facturación hallando solución a necesidades planteadas por la crisis sanitaria. Otros ya nacieron para inventar. Son negocios camaleónicos capaces de paliar siempre cualquier nuevo menester. Es el caso de Francesc Sentias de Sant Martí de Centelles (Osona). Procedente del sector de la sonorización en eventos y fiestas, en un momento dado, adquirió una máquina de confeti para completar su oferta. Y en el 2008 creó su propia empresa de confeti –Confettishots- diseñando él mismo las máquinas que, a través de sus comercializadoras propias, Oh!fx estatal e internacional, vende en unos 60 países de todo el mundo. Fabrican también máquinas de efectos escénicos, como humo, espuma, aromas o nieve artificial. El negocio en su conjunto estaba facturando unos 3’5 millones de euros, hasta que irrumpió el virus del Covid-19 y conciertos, discotecas o grandes celebraciones en las que eran reclamadas sus máquinas se suspendieron. “De la noche al día, todo anulado y ya pensamos solo en el próximo año”, explica el fundador y administrador de las empresas, Francesc Sentias.

Pero en la mayor oscuridad del momento empresarial, Sentias, alma mater del I+D de la firma, ha adaptado una de una de sus máquinas nebulizadoras de fragancias (transforma aceites esenciales en vapor) como dispersor de sustancias viricidas, incorporando una pistola para aplicar el desinfectante a manetas de puerta, barandillas, ropa o todo tipo de superficies. “El primer prototipo lo tuvimos en 24 horas. En tres semanas investigamos la adaptación y desarrollamos el producto que, en diez días ya pusimos en el mercado”, explica Francesc Sentias. Tiempo récord para dar la vuelta a la tortilla y sacar buen partido de la experiencia y una tecnología de la que ya son líderes del sector, para crear ahora Sanifyer, el pulverizador de mano, por un precio a partir de 215 euros (pistola , a partir de 560 con compresor). “Todos los componentes de la máquina -portátil, de fácil aplicación, que no requiere ni aclarado ni secado- se fabrican en Catalunya y los ensamblamos nosotros. A través de distribuidores ha llegado ya a sus clientes, muchos, establecimientos comerciales”, explica el director comercial de Confettishots, Dani Ubinyana. “En sus primeras 7 semanas ya facturó unos 215.000 euros y ahora inicia su expansión a mercados exteriores, mientras que el ritmo de crecimiento de pedidos nacionales es muy bueno”, añade.

Otro caso es el de Lluís Díaz, empresario de Girona fundador de Aniartsun Protect, especialista en maquillaje aplicable con aerógrafo, con cremas propias de protección solar, que en el 2014 ideó una ducha que aplica el protector solar, instalable en playas, piscinas o resorts. Pero la pandemia detuvo la apertura al mercado exterior donde ya había municipios y parques acuáticos interesados, y ha afectado también a los encargos en playas de la costa mediterránea y otras instalaciones vacacionales nacionales. Así que, aprovechando su propia tecnología, Lluís Díaz ha creado también su propio modelo de pistola nebulizadora, Nebulizerair. No deja residuo en las superficies ni requiere desalojar los espacios ni ventilarlos tras su aplicación. “Hacemos de cortafuegos”, precisa el creador de la máquina, Lluís Díaz, al frente de la empresa en el que trabajan 6 personas. El aparato se puede adquirir a partir de 1000 euros, se comercializa en toda España y se han enviado ya varios a Chile. Díaz calcula que a final de año podrán haber facturado entre 200.000 y 300.000 euros, y su mente cavila ya nuevas versiones del sistema que pueda abarcar más aplicaciones.

Para la empresa Tot Nuvis de L’Hospitalet de Llobregat, dedicada a la moda nupcial, también el virus supuso un parón radical. Pero, tal como explica su responsable, Yolanda Pérez, “teníamos manos, máquinas y conocimiento de patrones, y nos pusimos a hacer batas, chaquetas y todo tipo de adaptaciones textiles de protección ante las nuevas necesidades. Ante un problema, nos reinventamos”. Pasaron de facturar 3,5 millones de euros a tener que aplicar un ERTE en el 70% de su plantilla de 40 persons que, gracias a su reconversión confían en poder ir recuperando.

Hasta 2000 peticiones llegaron al Marketplace creado por Acció, un portal de encuentro de empresas que requerían proveedores para desarrollar productos o se ofrecían a hacerlos. “Durante la crisis se han acercado muchas empresas para cubrir necesidades del sistema sanitario, Epi’s, respiradores, métodos de desinfección”, explica Àurea Rodríguez, directora de Innovació de Acció. “Por otro lado hemos vivido la digitalización acelerada de las empresas. Ha habido una concienciación general de que la tecnología es importante”, afirma. Desde Acció están acompañando en este momento más de 150 proyectos de nuevos productos o servicios de empresas.

Suscríbete para seguir leyendo