COMERCIO JUSTO

Comercio justo: la vida del cacao desde que se cultiva hasta que la tableta de chocolate llega a tu mesa

Analizamos el viaje que realiza un grano de cacao hasta transformarse en la onza de la tableta de chocolate que te comes de postre.

Analizamos el viaje que realiza un grano de cacao hasta transformarse en la onza de la tableta de chocolate que te comes de postre

Comercio justo: la vida del cacao desde que se cultiva hasta tu mesa

Comercio justo: la vida del cacao desde que se cultiva hasta tu mesa / economia

Nora Benito

Nora Benito

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Llega la Navidad y los hogares se llenan de tabletas de chocolate, bombones, cacao en polvo, chocolatinas, turrones... Pero ¿de dónde procede todo esto? Según datos de Fairtrade, el cacao se cultiva en más de 30 países en desarrollo, y dos tercios del cacao mundial proviene de África occidental, sobre todo de Ghana y Costa de Marfil.

“Sé que proporcionamos a los blancos los granos de cacao, pero no sé cómo se los comen”. Estas son las palabras que pronuncia uno de sus cultivadores en uno de los documentales de la serie Podedumbre, ‘Chocolate amargo’, que se puede ver en Netflix. Algo paradójico, pues muchos de esos “blancos” tampoco saben cómo es en realidad una vaina de cacao. Se cultiva en el Sur, se consume en el Norte. Toda la cadena que hay en medio apenas se conoce. 

Y es que detrás de este artículo “de lujo” existen muchos casos de explotación infantil. De ahí que el comercio justo garantice los derechos humanos de quienes lo cultivan y producen. 

EL CACAO DE COMERCIO JUSTO: LOS ORÍGENES

Todo comienza en el departamento de Amazonas, en Perú. Delicia Sánchez, productora y representante de la cooperativa Seproa, se dedica al cultivo del cacao, un proceso arduo que lleva varios años, tal y como ella misma explica a BYZness.

En primer lugar, seleccionan la calidad de las semillas, siembran a tres metros de distancia entre planta a planta y realizan también “la siembra de plantas frutales con la finalidad de que estas transmitan el aroma de frutas a los cacaos”, afirma. Cosechan cada 15 días y después depositan el producto en la cooperativa, donde sigue un proceso de fermentado de acuerdo a las variedades, con el fin de remover la pulpa que rodea los granos y ayudar al secado. “Hay algunos que requieren seis o siete días de fermentación y luego lo ponen a secar, que puede conllevar hasta tres días dependiendo del clima, prestando cuidando para que el cacao no se contamine”, aclara Delicia. 

Tal y como explica esta productora, para recuperar algo de la inversión realizada necesitan aproximadamente de dos a tres años desde que empiezan a cosechar, de ahí que tengan que pensar cómo solventar los gastos de mantenimiento hasta que la planta dé sus frutos. Por eso también se dedican a cultivar plátano. 

“Cuidamos el medio ambiente y pensamos siempre en las generaciones que vendrán. Si no fuera por la agricultura no sé qué sería de los pueblos”, reconoce Delicia. “El comercio justo nos beneficia por las mejoras que hacemos en nuestras infraestructuras, nos ayuda con apoyo técnico y nos permite cuidar de nuestros suelos aplicando abonos orgánicos y obtener un producto de calidad”, admite. Además, “también ofrece oportunidades a las mujeres”, concluye. 

LA FUNCIÓN DE LAS IMPORTADORAS

Después, las organizaciones importadoras compran el cacao a los productores. Carlos Céspedes, responsable del área de ventas de IDEAS, cooperativa importadora de comercio justo y ONG, explica que este proceso lo realizan por dos vías: por un lado, que el producto sea propio de IDEAS y, por otro, a través de una alianza con una cooperativa francesa. 

Esta organización, sin ánimo de lucro y declarada de utilidad social, opera en España y Portugal. “Procuramos que el producto venga lo máximo posible envasado de origen”, argumenta. En su caso, el cacao importado procede de Costa de Marfil, Madagascar y Togo. Después “se mezcla, se muele y se tuesta en España”, aclara. 

Una vez que el producto está listo para la venta, algo que realizan con las empresas envasadoras correspondientes, se distribuye a tiendas especializadas, supermercados o grupos de consumo, entre otros, siempre que haya garantías ecológicas y sociales.

Además, tal y como apunta Céspedes, en IDEAS no solo comercializan, sino que también hacen funciones de acción social y sensibilización “para que los productos lleguen con mejores condiciones y garantías”. 

DE LA TIENDA A TU MESA

Por último, el cacao llega a la tienda, el paso previo a que lo tengas sobre tu mesa. Hablamos con Ana Carrascón, quien trabaja en el departamento de comunicación de SETEM, una federación de ONG que cuenta con tiendas de comercio justo (una en Madrid y otra en Pamplona).

República Dominicana, Bolivia y Perú son algunos de los países de los que procede el cacao que comercian. Para poder venderlo, Setem trabaja con distintas importadoras: Adsis Equimercado, Alternativa3, Oxfam Intermón, Chocolates Artesanos Isabel o la anteriormente mencionada, IDEAS. 

“No realizamos la labor de importadoras, sino que lo compramos directamente a ellas en función de nuestro catálogo”, declara Carrascón, quien afirma que los clientes valoran mucho la calidad del cacao como motivo para adquirirlo en una tienda de comercio justo.

Manteca de cacao, con variedades criollas o gourmet, bombones, tabletas 100% cacao,  snacks… Son muchas las opciones en las que el chocolate de comercio justopuede acabar terminando en tu nevera.