El Congreso de EE UU desmonta parte de la regulación financiera aprobada tras la crisis

La nueva ley suaviza las condiciones para los pequeños y medianos bancos y les libera de las pruebas anuales de estrés

Ricardo Mir de Francia

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Una década después de que la crisis financiera en Estados Unidos hundiera buena parte de la economía mundial, su Congreso ha suavizado la ley aprobada por la Administración Obama para impedir una reedición de los problemas que la desencadenaron. Con el apoyo de un buen número de legisladores demócratas, la enmienda impulsada por la mayoría republicana permitirá a miles de bancos liberarse de las pruebas de estrés a las que se sometían anualmente para demostrar que son capaces de afrontar escenarios de condiciones adversas. La ley beneficia sobre todo a las entidades pequeñas y medianas, que llevaban años quejándose de los costes que la normativa les imponía. Pero es también una victoria para Donald Trump, que ha hecho de la desregulación uno de sus caballos de batalla.

El grueso de la ley Dodd-Frank de 2010, aprobada cuando la calle exigía respuestas y responsabilidades por la crisis, seguirá de momento en pie. Sigue viva la Regla Volcker, que impide a los bancos utilizar los depósitos de sus clientes para embarcarse en actividades puramente especulativas, y también la agencia creada para proteger a los consumidores de los productos financieros abusivos. Pero ambas siguen en la diana de los republicanos y ya hay en marcha varias iniciativas parlamentarias para tratar de eliminarlas o descafeinarlas. 

El rodillo, en cualquier caso, ha comenzado tras varios años de intenso lobi por parte del sector financiero. Hasta ahora, todas las entidades con activos superiores a 50.000 millones de dólares tenían que someterse a los test anuales y afrontar otras estrictas condiciones. Pero con la nueva ley, el umbral se ha elevado a los 250.000 millones de dólares, una cifra que solo superan menos de diez entidades, aquellas que más riesgos sistémicos representan.

Los defensores de la ley aseguran que servirá para que fluya el crédito al liberar a miles de bancos regionales y locales de parte de las cargas que soportan, pero como han señalado algunos demócratas el sector bancario estadounidense registro en el primer trimestre de este año un nuevo récord de beneficios, al superar los 58.000 de dólares. “Es una mala ley bajo la guisa de ayudar a los bancos locales”, ha dicho la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. “Esta ley nos devolverá a los tiempos en que la temeridad desenfrenada de Wall Street puso en marcha un histórico colapso financiero”. Ahora solo falta que la normativa sea firmada por el presidente, un trámite en el que no se esperan sorpresas.