De las balanzas fiscales a la territorialización

Las autonomías más ricas, en términos generales, aportan más de lo que recibe, pero lo clave es la forma de calcularlo

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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El ministerio de Hacienda decidió el año pasado cambiar el concepto de balanzas fiscales por el de cuentas territorializadas. En esencia, se trata de reflejar las interrelaciones financieras entre el Estado y entidades administrativas inferiores, en este caso, las autonomías. La clave es el método cómo se calculan, que determina resultados bastantes diferentes, en importe. De todas formas, en general, las comunidades más ricas suelen sufrir déficit fiscal (aportan más de lo que reciben), y las de menor renta, superávit porque reciben más de lo que aportan. Solo hay una excepción, Euskadi, que es de las ricas pero, gracias al concierto, recibe más de lo que aporta.

1 ¿Por qué Madrid es la que tiene más déficit?

Se trata del denominado 'efecto capital, al tener las sedes no solo de los ministerios, sino de las grandes empresas y donde, además, pagan sus impuestos. Y se debe a la forma de calcular la balanza fiscal. En la metodología de flujo monetario, que es la que defiende la Generalitat, el gasto estatal en el Museo del Prado se imputa en su totalidad en Madrid. En el sistema de carga-beneficio, usado por los expertos de Hacienda, también se estima su impacto en el resto de ciudadanos de otras comunidades. Eso obliga a elegir criterios de este reparto. En el caso del Museo del Prado, el 75% del gasto se imputa a la Comunidad de Madrid, y el 25% restante se distribuye según el peso de las comunidades en PIB y población. Al concentrar Madrid las instituciones, el saldo negativo es elevado. Y lo es más o menos en función de los criterios o porcentajes que se aplican al imputar los gastos.

2 ¿Es lo mismo el saldo fiscal que la financiación?

No son lo mismo las interrelaciones financieras entre el Estado y las autonomías (balanzas fiscales, que arrojan un saldo positivo o negativo o cuentas territorializadas) que la fórmula mediante la que los territorios se financian. De todas formas pueden revelar la mala o buena financiación de los mismos. Como afirma Ángel de la Fuente, presidente de Fedea y el experto que encabeza la elaboración de las cuentas territorializadas del ministerio de Hacienda, aunque sean un componente de los mismos, «no se debe mezclar saldo fiscal y financiación». En todo caso, este saldo fiscal ya lo utilizan las comunidades para reclamar mejoras de la financiación.

3 ¿Por qué unas reciben más de lo que aportan, y a la inversa?

Es el efecto de lo que se denomina mecanimso correctores del sistema de financiación autonómica. Las comunidades que padecen déficit fiscal (reciben menos de lo que aportan) entienden que están infrafinanciadas y el resto defienden la «solidaridad». El problema es el principio de ordinalidad, que con el sistema español se incumple. Por ejemplo, Catalunya es la tercera comunidad que más aporta al sistema, pero tras el reparto, baja hasta el décimo puesto y varias de las receptoras netas se quedan por encima. Si además se tiene en cuenta el coste de la vida desciende hasta el puesto 14, según un estudio presentado por la Generalitat. Solo Madrid le supera entre las comunidades de régimen común, al ser el primer contribuyente y bajar hasta el puesto 15 una vez aplicado este criterio del coste de la cesta de la compra. Al ser territorios más caros, el poder adquisitivo de sus habitantes se reduce con respecto al de zonas más baratas (Extremadura) que, además, reciben más de lo que aportan al sistema de financiación autonómica.  

4 ¿Qué sistema de cálculo se utiliza en otros países?

BélgicaCanadáAustralia EEUU utilizan el flujo monetario (poner en relación lo que se recauda en un territorio con lo que el Estado invierte en el mismo). Y lo hacen instituciones públicas e independientes, según un trabajo realizado por el Institut d'Economia de Barcelona (IEB). En opinión de la profesora Marta Espasa y la catedrática Núria Bosch, ambas investigadoras del IEB, este método es más objetivo, aunque el otro también está aceptado. «Evita tener que plantear múltiples y discutidas hipótesis sobre quién soporta la carga impositiva y quién es el beneficiario del gasto, como sí que requiere el método carga-beneficio».

El profesor de la Universidad de Montreal François Vaillancourt explica en el estudio del IEB que un sistema adecuado de flujos fiscales arrojará «equidad horizontal con las regiones en circunstancias similares (renta, infraestructruras, etcétera) tratadas del mismo modo; y equidad vertical, con regiones ricas que contribuyan más o reciban menos que las más pobres».