PROBLEMAS PARA LA INDUSTRIA CATALANA

Un cambio urbanístico amenaza la planta de Bosch en Lliçà d'Amunt

Accesos a la fábrica de Bosch en Lliçà d'Amunt, que produce frenos para coches.

Accesos a la fábrica de Bosch en Lliçà d'Amunt, que produce frenos para coches.

ANTONI FUENTES
BARCELONA

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Tras superar una dura reestructuración, la fábrica de la multinacional alemana Bosch en Lliçà d'Amunt, con 420 empleados, se enfrenta ahora a otra amenaza de naturaleza diferente. El Ayuntamiento ha exigido a la compañía una compensación millonaria por el cambio de calificación del solar que ocupa la factoría, que es una de las modificaciones incluidas en el nuevo Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM). La empresa ha advertido a los sindicatos y al consistorio de que las compensaciones, valoradas en 18 millones, son inasumibles.

El POUM solventa una vieja irregularidad al calificar de industrial la zona del municipio en la que se ubica desde los años 80 la factoría afectada, considerada hasta ahora como agrícola, según varias fuentes próximas a la negociación. Como consecuencia de la revalorización de los terrenos, el consistorio exige compensaciones que incluyen una reforma de un polideportivo, la cesión de un solar y la construcción de una rotonda.

El conflicto se inició durante la exposición pública del POUM en septiembre. Desde entonces, los responsables municipales han mantenido varias reuniones con la empresa para tratar las discrepancias, que afectan también a una cuantificación de las compensaciones que hace el consistorio sensiblemente inferior a los cálculos de la compañía.

PRÓXIMA REUNIÓN NEGOCIADORA / Un portavoz de Bosch se limitó a asegurar que confían en que el conflicto se reconduzca. La dirección de la empresa tiene previsto reunirse en los próximos días con el alcalde de Lliçà d'Amunt -un municipio gobernado por una alianza entre el PSC, CiU y PP- en un nuevo intento de buscar una solución que garantice el futuro de los centenares de empleados de la factoría. El alcalde, Ignasi Simon, no respondió ayer las llamadas ni los correos de este diario.

La Generalitat ha seguido el proceso aunque sin intervenir de forma directa. La situación ha sembrado, de nuevo, la incertidumbre en la plantilla, que se ha reducido en 150 personas en los últimos meses con la aplicación de un plan de bajas voluntarias. Representantes de los sindicatos UGT y CCOO se reunieron la semana pasada con el concejal de urbanismo y otros responsables municipales para expresarles su preocupación por la situación y advertirles del riesgo que sufre la factoría.

CIERRES Y VENTAS / La planta de Lliçà pertenece a la división de frenos para automóviles del grupo alemán, inmersa en una reestructuración que ha supuesto el cierre de una factoría con un centenar de empleados en Pamplona y la venta de una parte del negocio a la japonesa Akebono.

Los sindicatos ya preparan movilizaciones en contra del ayuntamiento si no flexibiliza su posición. «Las compensaciones exigidas, junto a las pérdidas acumuladas -137 millones desde el 2005-, suponen señalar con una cruz la fábrica de Lliçà», aseguró Emili Castells, dirigente de UGT en la empresa.