REFORMAS ESTRUCTURALES
La ley de economía sostenible llega desinflada al Congreso
Muchas de las grandes medidas se han ido desgajando del texto inicial
La que iba a ser una ley para cambiar el modelo productivo de la economía española pasó ayer su primer trámite parlamentario convertida en un cajón de sastre algo más vacío de lo que estaba en un principio. El proyecto de ley de economía sostenible salió ayer adelante en el Congreso de los Diputados gracias al apoyo prestado al PSOE por el PNV y Coalición Canaria para rechazar las cinco enmiendas a la totalidad presentadas por PP, CiU, IU-ICV, UPyD y BNG.
Del proyecto de ley -anunciado por el presidente Zapatero en mayo del 2009 y remitido al Congreso de los Diputados a finales de marzo- se han ido desgajando algunos de sus contenidos más importantes para ser aprobados con mayor celeridad.
Es el caso del canon digital, de la ley contra la morosidad o de la creación de un fondo de economía sostenible, dotado con 20.000 millones de euros. También es el caso de las múltiples medidas incluidas en los llamados Pactos de Zurbano, de abril, donde se articuló una nueva deducción en el IRPF por obras de mejora en la vivienda habitual, la reducción del IVA en reparación de viviendas, la exención en el IRPF del cheque-transporte o la creación de empresas de servicios energéticos.
Tras tan importante poda de contenidos y del revolcón que la crisis ha dado a la economía española, el proyecto que ayer debatió el Congreso, sin dejar de ser importante, poco tenía que ver con el objetivo pretendido: pasar de «la economía del ladrillo a la del conocimiento», como solía afirmar el presidente.
CAJÓN DE SASTRE / En su intervención ante el pleno del Congreso, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, rebajó ayer las expectativas de la ley hasta sus justos términos. «La mejora del entorno regulatorio en el que las empresas toman sus decisiones, la competitividad de las empresas y la sostenibilidad medioambiental» son los objetivos que, según Salgado persigue la ley.
«Cajón de sastre», fue la expresión casi unánime que eligió la oposición para describir las 114 páginas del Boletín de Las Cortes que ocupa la ley . El portavoz de CiU, Josep Sánchez Llibre, habló de un proyecto «infumable», «el menos homogéneo y más confuso» de las últimas legislaturas y que no aporta medidas claras para salir de la crisis. Para Joan Herrera (IU--ICV) es «una ley de la resignación, de quien no se atreve con los que más tienen, con los poderosos». Para Cristóbal Montoro (PP), «no tiene contenidos» capaces de recuperar el crecimiento y el empleo. Rosa Díez (UPyD) y Francisco Jorquera (BNG) hablaron de «medidas dispersas de escaso calado». Joan Ridao (ERC) resumió estos enfoques al calificar el proyecto de «superfluo», y «prescindible», una ley que «no es dañina», pero sí «insuficiente», dijo.
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