POLÉMICA SOBRE LA OFERTA EN LA ALIMENTACIÓN

El Govern critica que los súper abusen de las marcas blancas

Una mujer observa las ofertas de aceite en un súper de Barcelona.

Una mujer observa las ofertas de aceite en un súper de Barcelona.

CARMEN JANÉ
BARCELONA

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El conseller de Agricultura, Alimentació i Acció Rural, Joaquim Llena, abrió ayer fuego contra la cada vez más abundante presencia de las marcas blancas en los lineales de los supermercados y las acusó directamente de "poner en dificultades a las marcas tradicionales".

En sus manifestaciones en el foro Nueva Economía de Barcelona, Llena abogó por "encontrar un equilibrio" entre ambos tipos de referencias, porque las marcas blancas "comienzan a crear vínculos con el consumidor", que las interpreta como buenas, pero son perjudiciales para el productor en origen porque "le puede dejar sin alas" para invertir en innovación y desarrollo.

En su opinión, existe un "cierto abuso" de algunas grandes superficies respecto a sus marcas propias, con casos que rondan hasta el 40% y el 50% del espacio de venta en los lineales, y esto ha causado la alarma de los productores, algunos catalanes, pero de los que no dio nombres.

El conseller destacó el importante papel que juega la industria agroalimentaria en la economía catalana, y el hecho de que siga siendo un sector que aumente la ocupación, aunque ligeramente (el 0,4% en el 2008), cuando la industria ha reducido el empleo el 7,2%. Según sus datos, Catalunya es el primer cluster agroalimentario europeo en ventas y el que genera más empleo, unos 200.000 puestos directos e indirectos.

MARCAS DOBLES

En el trasfondo de las declaraciones de Llena se hallan decisiones como la iniciada a finales del 2008 por Mercadona de reducir el 10% de sus referencias, la mayoría de marcas conocidas, para abaratar los precios. Entre los damnificados por esta medida figuran nombres como Nestlé, Danone, Campofrío, Calvo y El Caserío, que se han visto desplazados también de otros establecimientos por marcas de grafismo y envases incluso semejantes a los más conocidos. Otras cadenas de supermercados, como Caprabo y Carrefour, anunciaron entonces a este diario su intención de no sumarse a la iniciativa.

"No tenemos intención de aumentar la presencia de nuestras marcas en los lineales más allá del 20%, aunque es cierto que hay competidores que tienen el 30% y hasta el 50% de productos de marca propia. Pero nosotros apostamos por la variedad y la calidad", aseguró ayer Francisco Javier Quiles, director corporativo de los supermercados Consum, que cuenta con más de 150 establecimientos en Catalunya. El directivo recordaba que muchas grandes marcas de alimentación producen también para los supermercados, "y la calidad es la misma, aunque puede variar el gusto".

SOLUCIÓN LOCAL

La patronal Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) ahondó en la misma línea. "La marca de la distribución es una oferta más, pero si los consumidores la prefieren es porque les ofrece la suficiente confianza y la relación calidad-precio es aceptable", afirmó Aurelio del Pino, director general de la asociación. "Además, los proveedores de las marcas de distribución forman parte del tejido industrial español, y esta es una opción interesante para aquellos fabricantes locales que no quieren invertir en desarrollar su propia marca".

Del Pino asegura que las marcas blancas --para alimentación pero también en limpieza y cosmética-- no son una opción forzosa de las grandes superficies para mejorar los márgenes comerciales porque se ahorran un eslabón en la cadena. "Es algo que pide el consumidor y el ahorro viene del márketing, pero en productos así el margen no es muy alto. Nadie da duros a cuatro pesetas", afirma. Para el representante de la patronal, es "la capacidad de negociar con los proveedores" la que da el margen de negocio.

DEMANDA DEL CONSUMIDOR

Sin embargo, la presencia de las marcas blancas en los lineales se acrecienta. Los consumidores se inclinan por ellas en época de crisis, concluyen los estudios de consumo. Según TNS Worldpanel, las marcas blancas suponen ya el 32,5% del negocio total de alimentación y droguería en España, incluyendo las bebidas y excluyendo los alimentos frescos. El gasto total supuso el 12% más que en el 2007. Y, curiosamente, aumentaron su precio el 9% mientras que el resto del sector lo hizo el 5%. Catalunya es la segunda comunidad que más gasta en marcas blancas, por detrás de Andalucía.