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Arabia Saudí: una potencia deportiva a golpe de talonario

Los millones de euros del fondo soberano están llevando el ‘sportwashing’ a un nivel desconocido hasta ahora

La apuesta del régimen busca diversificar su economía y maquillar su poco respeto por los derechos humanos

Cristiano Ronaldo.

Cristiano Ronaldo.

Daniel G. Sastre

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"Dondequiera que mires en Arabia Saudí puedes ver crecimiento y progreso y estoy entusiasmado de ser parte de eso. Sigo jugando al tenis porque me encanta este juego. Pero más allá de jugar, quiero ayudar a que el deporte crezca en todo el mundo y en Arabia Saudí existe un potencial real. Los niños aquí hoy miran hacia el futuro y sienten verdadera pasión por todos los deportes. Si puedo ayudarlos a coger una raqueta o simplemente a ponerse en forma y disfrutar de los beneficios de una vida saludable, entonces estaré feliz de haber marcado la diferencia". Lo dice Rafa Nadal, uno de los mejores tenistas de la historia, y, desde enero, nuevo embajador de la Federación Saudí de Tenis. Su caso está lejos de ser singular; desde hace unos años, y a golpe de talonario, el régimen del país ha captado a algunos de los mejores deportistas del mundo. El deporte es una de las puntas de lanza del programa Vision 2030, un plan para diversificar y modernizar la economía de Arabia Saudí. Pero paradójicamente es el dinero del petróleo (las cifras exactas son difíciles de conocer, pero en todo caso son mareantes: algunas fuentes hablan de una inversión cercana a los 10.000 millones de euros en los últimos años) el que está proporcionando a la operación de 'sportswashing' una blancura nunca vista. Grandes estrellas de multitud de disciplinas están contribuyendo con su presencia o con su imagen –aunque finalmente se decidió por jugar en la liga estadounidense, Leo Messi recibe una suculenta cantidad desde 2022 por ejercer de "embajador turístico" de Arabia Saudí– a dulcificar un régimen conocido por su desprecio por los derechos humanos. 

Fútbol

El deporte donde seguramente ha sido más notoria la irrupción del dinero saudí es el fútbol. El Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés) se convirtió el año pasado en propietario mayoritario de cuatro de los principales equipos de la Saudi Pro League, Al-Ahli, Al-Ittihad, Al-Hilal y Al-Nassr. La competición doméstica sufrió una transformación inmediata: de campeonato menor, incluso en la escala asiática, ha pasado a cobijar a algunas de las principales estrellas del mundo. Karim Benzema (Balón de Oro en 2022), Neymar, Cristiano Ronaldo, Roberto Firmino, N’Golo Kanté o Sadio Mané, entre otros, juegan ahora en la liga saudí. Sorprende ver a deportistas que hasta ahora despuntaban en los mejores estadios de los países más interesados por el fútbol en campos donde los escasos espectadores tienen dificultades incluso para identificar los momentos álgidos del juego. Pero los sueldos saudís son inalcanzables para el resto del mundo: se dice que tanto Cristiano Ronaldo como Benzema, ambos en los últimos años de sus carreras, ingresan 200 millones de euros al año. Al impulso del campeonato hay que sumar iniciativas como las de acoger las Supercopas de España y de Italia o la de organizar el Mundial del año 2034, para el que se promete una inversión descomunal en estadios.

Karin Benzema.

Karin Benzema. / EFE

Golf

La creación de campeonatos de la noche al día no es coto exclusivo del fútbol saudí. El país ha utilizado también la misma estrategia, la de la chequera, para convertirse en una potencia mundial en el golf. En 2022, el dinero del PIF permitió poner en marcha el circuito LIV, que rivaliza con las principales competiciones de ese deporte –el PGA Tour norteamericano y el DP World Tour Europeo– a fuerza de ofrecer premios económicos mucho más importantes. En este 2024, en los 12 torneos del circuito LIV que albergarán países de todo el mundo –uno de ellos se celebrará en julio en el Real Club Valderrama de Cádiz– , se repartirán 300 millones de euros en gratificaciones. Algo más que eso, según se ha publicado, ha cobrado el español Jon Rahm, uno de los mejores golfistas del mundo y ganador del Masters de Augusta en 2023, por cambiar el PGA Tour por el LIV saudí.

Jon Rahm celebra con su equipo, el Legion XIII, el triunfo en el LIV Golf de Mayakoba.

Jon Rahm celebra con su equipo, el Legion XIII, el triunfo en el LIV Golf de Mayakoba. / LIV GOLF

Tenis

Aunque el fichaje tenístico más notorio del régimen es el de Rafa Nadal, esta misma semana se ha conocido una noticia que confirma el interés del país por el deporte de la raqueta: Riad, la capital saudí, será sede durante este año y los dos siguientes del Masters Femenino WTA. Este hecho, unido al acuerdo firmado en febrero entre PIF y ATP "para desarrollar el tenis a nivel mundial para jugadores, aficionados, organizadores de torneos y partes interesadas en todos los niveles del deporte" y a la oferta de 1.000 millones de dólares para crear un circuito mixto ATP-WTA, dan una idea de la magnitud de la apuesta.

Rafa Nadal junto al ministro de Deportes saudí, el príncipe Bin Turki Al Saud, y la presidenta de la Federación de Tenis de Arabia Saudí, Arij Mutagabani.

Rafa Nadal junto al ministro de Deportes saudí, el príncipe Bin Turki Al Saud, y la presidenta de la Federación de Tenis de Arabia Saudí, Arij Mutagabani. / SAUDI TENNIS FEDERATION

Motor

El mes pasado se hizo público un render que dejó atónitos a los aficionados a la Fórmula 1. Se desveló el diseño del circuito que Arabia Saudí espera estrenar en la ciudad de Qiddiyah, a 50 kilómetros de Riad, para sustituir al trazado urbano actual. Montañas rusas, desniveles imposibles, luces psicodélicas... Incluso Fernando Alonso reaccionó en las redes sociales: "El nuevo circuito propuesto en la ciudad de Qiddiya parece ser una de las instalaciones para deportes de motor más impresionantes del mundo". El nuevo circuito se une a apuestas como la del Rally Dakar, que el país alberga desde 2020, donde seguirá hasta al menos 2029.

GP de Arabia Saudí de Fórmula 1

GP de Arabia Saudí de Fórmula 1 / X

Boxeo

Si hay una ciudad asociada al boxeo es Las Vegas, que tiene en común con Riad su ubicación en medio de un desierto. Quizás por eso las autoridades saudís han pensado que pueden hacer de su capital el nuevo centro neurálgico de este deportes. En los últimos meses, ha sido habitual ver los tobes, las blancas túnicas tradicionales, en las primeras filas de los combates más importantes del mundo. El mes que viene, y tras un polémico aplazamiento, se pondrá en juego la unificación de los títulos de los pesos pesados en la pelea entre Tyson Fury y Oleksandr Usyk. Pese a todo, han surgido algunas voces críticas. "Arabia Saudí está arruinando el boxeo", afirmó el excampeón británico Carl Froch. En su opinión, el hecho de que se prime el espectáculo a cualquier precio –por ejemplo, promocionando al exluchador de artes marciales mixtas Francis Ngannou, que ha perdido sus dos combates como boxeador– está "matando" el espíritu del deporte.

Tyson Fury, el año pasado.

Tyson Fury, el año pasado. / Alberto Valdés / EFE