Entrevista

Pau Navarro: "La tetraplejia no es el final de la vida, sino el inicio de otra"

Después de sufrir un accidente de coche que le obligó a abandonar su carrera como jugador profesional de balonmano, Pau Navarro practica ahora rugby en silla de ruedas, deporte del que es internacional

Pau Navarro, jugador de rugby en silla de ruedas: "La tetraplejia no es el final de la vida, sino el inicio de otra"

Anna Mas y Patricio Ortiz

Gisela Boada

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"Y ahora, ¿qué deportes puedo practicar?", le preguntaba Pau Navarro (Granollers, 1999) a su terapeuta ocupacional del Instituto Guttmann el primer día de rehabilitación en el centro, tras 48 días ingresado en Vall d'Hebron. Dos meses antes de formular la pregunta, el joven sufrió una lesión medular a nivel cervical a causa de un accidente de tráfico y desde entonces -finales de 2018- va en silla de ruedas.

No puede mover las piernas -donde la afectación es total-, pero sí puede mover parcialmente las extremidades superiores. Lo suficiente para poder saciar sus ganas de seguir haciendo deporte y competir. "No es algo físico, también es un proceso mental. Pero cuando supe que tenía una lesión medular, lo primero que pensé es en cuándo podría volver a hacer deporte", explica Pau en una conversación con este diario.

Antes de la lesión, Navarro vivía una de sus mejores etapas deportivas: era una de las promesas del balonmano español. Con 18 años ya había jugado con el primer equipo del Balonmano Granollers, el club de su vida, y formaba parte del equipo junior de la selección española.

El deporte y el balón forman parte de su ADN desde que tiene uso de razón: primero empezó con el futbol, después se dio cuenta de que lo que le apasionaba era el balonmano y más adelante, la vida le obligó a tomar un rumbo diferente. Actualmente, es jugador de rugby en silla de ruedas en el equipo 'spartans Granollers'. Y en 2022 volvió a vestir la camiseta de la selección española con este deporte, habiendo jugado hasta el momento dos Europeos.

"No había acabado mi rehabilitación en la Guttmann que ya estaba probando deportes para poder practicarlos después", reconoce. Antes de decantarse por el rugby en silla de ruedas, Navarro probó el ciclismo y el tenis, pero no le convencían. "No estaba preparado para dejar el deporte en equipo después de 12 años", relata. Por eso se centró en jugar al rugby en silla de ruedas. Y eligió bien, porque además de competir, este deporte le permitió encontrar un lugar seguro donde solo era uno más. "En el vestuario todos nos entendemos muchísimo, tenemos la oportunidad de hablar de cosas que igual en la calle son tabús, pero aquí lo dejan de ser", explica. "Somos los primeros en hacer humor negro entre nosotros", comenta entre risas. "Es una libertad brutal".

Pau Navarro haciendo la preparación física como parte del entrenamiento con su equipo de rugby en silla de ruedas

Pau Navarro haciendo la preparación física como parte del entrenamiento con su equipo de rugby en silla de ruedas / Anna Mas

Innegablemente, el deporte ha sido una pieza clave para su rehabilitación en todos sus procesos. "Cuando empecé las sesiones decidí tomármelo como entrenos. Aprendí desde muy pequeño que en los entrenamientos hay que tener compromiso, esfuerzo y sacrificio. Y eso lo interioricé inconscientemente en mi rehabilitación", comenta Pau, aunque subraya que el proceso fue muy largo y costoso: "Perdí 24 kg a partir de la lesión, la mayoría de masa muscular. Los médicos me pedían paciencia, tenía que volver a aprender a hacer todo cero". Ocho meses después del accidente, volvió a practicar deporte.

El deporte paralímpico tiene todavía muchos retos por delante, como el coste económico -una silla de rugby puede llegar a costar hasta 13.000 euros-, pero juega un papel muy importante en la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad. "Conozco gente que a partir de una lesión les ha costado más reinsertarse, pero al probar el deporte y crear este vínculo en equipo, han empezado a animarse y ser más autónomos", explica.

"Pero yo no estoy aquí para inspirar a nadie", deja claro el deportista. "Lo que quiero mostrar es la naturalidad y la normalización de mi situación y la de muchísima gente más", comenta Pau, quien a través de sus redes sociales publica recurrentemente vídeos de sus entrenamientos. "Si consigo romper ese tabú y desconocimiento que tiene la sociedad, yo ya he ganado".

Han cambiado muchas cosas, pero hoy Pau sigue jugando en el club de su ciudad con un balón en las manos. Un deporte distinto, un pabellón diferente y unos compañeros nuevos. Pero las mismas ganas de superarse. "La tetraplejia no es el final de la vida, sino el inicio de otra", concluye.