La contracrónica del Betis-Barça: Lewandowski ya no es intocable

 En Las Palmas se asistió al primer capítulo cuando Xavi quitó a Robert Lewandowski con 1-1 en el marcador. Aquel penalti en el tiempo añadido marcado por Gündogan eclipsó un caso que explotó en toda su dimensión en Sevilla. De nuevo, el técnico sustituyó al delantero polaco en una situación delicada, justo cuatro minutos después de que Isco anotara el 2-2. Y los delanteros que quedaron en el campo, sobre todo Ferran Torres, unido a Vitor Roque y João Félix recompensaron la valentía de Xavi con un valioso triunfo (2-4).

El 'caso Lewi'

Mal asunto si el Barça debe prescindir de su estrella cuando más lo necesita. Y el problema no corresponde solo con Xavi sino que es responsabilidad exclusiva del ‘nueve’. Un jugador que se ha ido apagando poco a poco, al punto de que no es imprescindible. Ni siquiera para remontar un partido que se había puesto con tan mala pinta que se le escapaba la Liga con ese empate. Decidió el técnico sacar del campo a Lewandwoski, quien jugó 63 minutos. Pero resultó irrelevante el polaco. Plano estuvo.

No tuvo peso alguno el ‘nueve’ en Sevilla. Impreciso en el pase (solo cinco buenos de 12 intentos, un triste 42% de acierto) y estéril de cara a la portería andaluza porque no realizó ni un solo disparo. No es que no disparara a puerta sino a ningún sitio, la prueba de que el cambio, además de valiente por parte del entrenador, era más que justo. 

Pau Cubarsí, un central tranquilo

No empezó cómodo Pau en su estreno como titular en la Liga. Y era lógico. Apenas cinco minutos. Fue cuando Isco detectó un espacio a su espalda para que se colara Luiz Henrique, pero el disparo se marchó fuera. A partir de ahí, el joven defensa completó 45 minutos espectaculares. Parecía que jugaba con frac. Ni sudaba.

Completó con naturalidad su estreno como titular en la Liga. En 45 minutos solo falló dos pases: 33 buenos de 35 intentos (94%). Y no cometió ni una sola falta exhibiendo una limpieza impoluta en su fútbol. Es un niño. Un adolescente, si se quiere. No puede ni conducir, pero llevó el balón con maestría por Sevilla.

Acabó pidiendo el cambio, agotado como estaba dejando tres acciones defensivas realmente espectaculares, frustrando las internadas de Luiz Henrique. Fueron 81 minutos repletos de personalidad, con presencia (69 toques, además de terminar con 58 pases buenos de 62 (94% de acierto). Solo perdió cuatro balones y se fue derrengado al vestuario sin cometer ni una falta.

Cuando Lamine volvió a ser Lamine

Llevaba varios partidos en que Lamine Yamal no era quien fue cuando pasaba más tiempo en el banquillo que en el once inicial. Aquel joven atrevido, descarado, hasta cierto punto inconsciente. Como debe ser siempre un delantero que vive pegado en la banda, necesitado de ese desborde y regate para desequilibrar. Así lo hizo en una inmensa primera mitad donde se transformó en la pieza más peligrosa del Barça.

Tuvo clarividencia. Cuando la pelota caía en la banda derecha se iluminaba el ataque azulgrana, protagonizando escenas luminosas como esa ruleta en la jugada que terminó con el gol anulado a Lewandowski, ya en el tiempo añadido de la primera mitad. Aunque su legado fue un fenomenal zurdazo al palo izquierdo, prólogo de un espectacular arranque de la segunda mitad, conectado al juego.

Agarró la pelota con autoridad para mirarle a los ojos a Abner, un lateral zurdo que se vio empequñecido por el niño. Tomó el balón y se lanzó a tumba abierta hacia la línea de fondo, todo un tesoro en este fútbol burocrático que se reduce casi siempre al pase horizontal al compañero más cercano. Lamine se despidió con la asistencia al exdelantero del City en el 2-4 definitivo erigido en uno de los grandes personajes de la noche. Yterminó con cinco regates buenos de siete intentos (71%).

Ferran Torres, en racha: 5 goles en 6 partidos

Enero está siendo un excelente mes para el jugador, que como recordó el sábado Xavi, mejor «encarna»lo que debe ser un futbolista del Barça. Cien partidos con la camiseta azulgrana y tres goles. Suma. además, cinco tantos en los seis últimos partidos, transformado en el arma más eficaz para el técnico azulgrana, quien escogió la vía más complicada -sentó a Lewandowski, la ‘vaca sagrada’- y salió como un triunfador.