Rally Dakar 2024

La sonrisa de Laia Sanz al completar su 14º Dakar: Top-15 para reclamar un coche ganador

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Laia Sanz, saliendo del coche con una sonrisa tras finalizar su 14º Dakar

Laia Sanz, saliendo del coche con una sonrisa tras finalizar su 14º Dakar / ASTARA Team

Jordi Grífol

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Laia Sanz no podía esconder su sonrisa al bajar del coche. Tras más de 5.000 kilómetros de desértica travesía entre dunas, piedra y polvareda, ha firmado un top-15 absoluto en el Dakar junto a su copiloto Maurizio Gerini, acabando terceros en la categoría T1.2 (4x2). Sanz quería disfrutar en su tercera edición a bordo de un coche tras una edición anterior muy dura, y lo ha conseguido firmando su mejor participación sobre las cuatro ruedas. Llegaba a su 14º Dakar sin haber abandonado una sola vez. Tampoco ha fallado este año, reivindicándose para intentar conseguir un vehículo oficial.

El reto no era fácil, sobre todo porque su coche (T1.2) es inferior a los que ansía conducir y que pilotan los que luchan por la victoria, como el flamante tetracampeón Carlos Sainz (T1.1), que cuentan con cuatro ruedas motrices (4x4) por las dos que tiene el coche de la piloto de Corbera. En la categoría de dos ruedas motrices, ha terminado en tercera posición, solo por detrás de los franceses Mathieu Serradori y Christian Lavieille. 

El reto de las dunas

Si algo preocupaba a Laia y su equipo Astara, era el rendimiento en las dunas. "Cuando las dunas se complican sufriremos más, estas etapas las tendremos que afrontar en modo supervivencia, intentando no perder mucho tiempo", explicaba en una entrevista a este diario justo antes de partir hacia Arabia Saudí. La temida etapa reina de esta edición dakariana, una cronometrada de 48 horas, era el gran reto, con 547 kilómetros repletos de dificultad y un imponente mar de dunas.

Tras nueve horas de conducción, nada más llegar a la meta, empezaron a "gritar como locos", contaría después. A 100 kilómetros del final, tuvieron problemas con el embrague, pero aún así lograron salvar la etapa con una 25ª posición, manteniendo la 19º posición general tras una semana de competición. Tenían asumido que tocaría perder un poco de tiempo en el Empty Quarter, y lo importante era salvar la etapa.

A partir de la séptima etapa, se colaron entre los 15 mejores automóviles, y ya no saldrían de ese top. Tres etapas después, en una cronometrada de 370 kilómetros cerca de la localidad de Al Ula, con las piedras como principal escollo, Laia Sanz fue la mejor piloto española clasificada. "Estamos contentos, pero también con un poco de sabor agridulce porque creo que era un día para entrar dentro del top 10. Un poco de rabia de no tener ese premio de una muy buena etapa, aunque nos hemos acercado a Lavieille en dos ruedas motrices”, expresaba, sin esconder su ambición.

10 kilómetros a tres ruedas

La penúltima etapa no fue nada fácil, pues tuvieron que recorrer los últimos 10 kilómetros a tres ruedas. La rótula del trapecio de la suspensión se rompió, con lo que la rueda delantera izquierda quedó inutilizable. "No teníamos las piezas para intentar una reparación, así que hemos seguido hasta el final y hemos llegado arrastrando la rueda delantera izquierda. Estamos muy contentos de haber podido acabar, porque esto mismo te pasa un poco más atrás y te cuesta horas”, declaró.

"Necesito medios"

La mejor piloto femenina de motos de la historia de la prueba (consiguió un noveno puesto en 2015), necesitaba un nuevo reto. Sentía que lo había conseguido todo. En su tercer Dakar en coche, donde se sigue considerando una 'rookie', ha logrado estar entre los quince mejores automóviles, tras un año de aprendizaje en la Extreme-E al lado del campeón de este Dakar, Carlos Sainz.

"Después de todo lo que he hecho, demostrar que soy profesional y haber acabado siempre todos los Dakar, a veces siento un poco de frustración, tengo muchas ganas de demostrar, pero necesito medios para lograrlo", confesaba Sanz a este diario, explicando a su vez lo difícil que resulta conseguir un coche T1: "El Dakar en coche vale diez veces más que en moto, y no es nada fácil conseguir la oportunidad. Hay pocos asientos y en la mayoría están los pilotos consagrados y es muy difícil pelearles el sitio", añadía.

En ese impás se encuentra Laia Sanz, a la espera de un vehículo que le permita luchar por objetivos mayores. "Si no creyera en mí no lo intentaría. En moto ya me costó mucho, pero lo conseguí", concluía.