RALLY DAKAR 2024

La última hazaña de Carlos Sainz en el Dakar: "Yo, la verdad, hace tiempo que sacié mi ego"

El sexagenario campeón de rallys ha vuelto a demostrar que posee unas manos prodigiosas y, sobre todo, que no hay mejor piloto a la hora de desarrollar, evolucionar y convertir en campeón a un coche totalmente nuevo y revolucionario

Las claves del cuarto Dakar de Carlos Sainz

Carlos Sainz toca de nuevo la gloria al ganar su cuarto Dakar

Carlos Sainz gana su cuarto Dakar

Carlos Sainz gana su cuarto Dakar / PATRICK HERTZOG / AFP / VÍDEO: EFE

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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A menudo, les pasará a muchos de ustedes, hay gente que te suele lanzar ese latiguillo de “¡vaya con tu amigo!” Y te lo dicen como si te ofendiesen, sin darse cuenta de que provoca la reacción contraria en ti: estás orgulloso de que sea tu amigo.

Carlos Sainz, padre, de 61 años, tiene, curiosamente, 10 años menos que yo y, sí, nos hemos visto y perseguido por todos los rincones del mundo. Nadie, nadie, ha corrido en más continentes, países y rallys que Sainz y, desde luego, muy pocos han despertado la admiración que despierta el piloto madrileño, que ha vuelto a ganar el Dakar, liderando un proyecto único y revolucionario de la marca Audi.

Trabajo y más trabajo

Si hablas con Juanjo Lacalle, el hombre que hipotecó su casa para comprar el primer R-5 para correr, si hablas con Carmelo Ezpeleta, su primer directo de equipo y amigo íntimo, su dialogas con Luis Moya, su copiloto de siempre, o casi siempre, verás que todos coinciden en lo mismo: Carlos tiene unas manos prodigiosas, un talento único para saber qué necesita y cómo evolucionar un coche pero, sobre todo, te dicen que es una máquina, una bestia, que nadie, nadie, se entrena y se prepara con la intensidad que lo hace él.

Y todo, todo, todo, desde la dichosa dieta y estar unos meses sin probar los huevos fritos con jamón hasta las miles de horas de maltratado en el gimnasio, lo hace por cariño, por amor a su deporte, por disfrutar. Papá Sainz es de los que comparte (o al revés, no sé), la frase mítica de Marc Márquez: si no sonrió en la moto, si no me lo paso bien, no soy rápido, no gano. Sainz sigue corriendo porque le entusiasma su profesión, porque acepta los retos, ¡porque no sabe vivir sin tener que superar pruebas y más pruebas!.

Carlos Sainz

Carlos Sainz / Marcelo Maragni / Red Bull / EFE

“Yo creo que los deportistas aceptamos muy bien esa parte tan dura de nuestra profesión, la del entrenamiento, la de la disciplina, la del sacrificio, la del gimnasio, por duros que sean, esos sacrificios los asumes desde siempre”, explica Sainz a su amigo periodista. “Para mí, insisto, aunque muchos no lo crean, esa parte es rutinaria. Yo siempre me entreno, siempre, cada día. Y, además, cuanto más mayor eres, más te tienes que entrenar. Estamos hablando de un rally tan duro como el Dakar. Si tú no respetas al Dakar, el Dakar te deja en ridículo. Y nadie quiere ir a hacer el ridículo a ningún sitio. Es más, si no vas preparado, en el Dakar sufres muchísimo y nadie quiere sufrir a ningún sitio”.

Sainz no se considera ningún héroe, ni siquiera un deportista especial, mucho menos un campeón de los grandes, de los enormes, de los eternos. “Por favor, usted y yo, todo el mundo, sabemos quiénes son los auténticos héroes de la vida, todos los tenemos en nuestras mentes, cada uno puede escoger el suyo. Son todos los que luchan por sobrevivir en un mundo durísimo, muy injusto para cientos de millones de personas”.

"Si tú no te entrenas duro, si tú no respetas al Dakar, el Dakar te deja en ridículo"

Carlos Sainz

— Bicampeón del mundo de rallys y tetracampeón del Dakar

Y repite: “Yo, desde luego, no soy ningún héroe. Lo que hago, lo hago por diversión, porque me gusta. Soy yo quien decide sufrir, si sufro. Yo, gracias a Dios, soy el mismo que, a los 27 años, me peleaba con los pilotos finlandeses para intentar ganar el Mil Lagos, de Finlandia, y usted estaba allí conmigo y lo sabe. Insisto, no trato de demostrar nada a nadie. Yo el ego lo tengo ya muy saciado, colmado. Yo ya he logrado lo que tenía que lograr, ya he salido donde tenía que salir, yo corro para mí”.

"¿Mala suerte yo?"

Este caballero que ha ganado todo y más de lo que se puede ganar en su especialidad, jamás olvidará, entre otras cosas porque fui yo quien se lo recordé hace unos días, cuando estaba en Dubai probando el Audi campeón, que hace ahora 25 años (“¡Trata de arrancarlo, Carlos, por Dios!”) perdió su tercer título mundial de rallys, a 500 metros de la meta del RAC de Inglaterra, cuando su Toyota Corolla sufrió una fuga en su circuito de aceite cuando ya cantaban el alirón.

Y, a partir de aquel momento y, durante 25 años, memes, bromas e, incluso, una mentira muy repetida: nadie ha tenido más mala suerte que Carlos Sainz. “Me hace gracia”, repite de nuevo el flamante campeón del Dakar-2024, “¡ojalá todos los deportistas españoles tengan la misma mala suerte que he tenido yo! ¡ojalá!, a todos ellos les vaya en la vida y en el deporte como me ha ido a mí y a mi familia!”

Sainz, ganador con Toyota de dos títulos mundiales de rallys (1990 y 1992) y ya tetracampeón del Dakar, regresará mañana a su casa de Madrid, acariciará ese Celica que tiene en el jardín en una inmensa caja de metracrilato, colocará su cuarto trofeo Touareg en su rincón favorito, se reirá (de nuevo) de la frase que el riquísimo campeón Nasser Al-Attiyah pronunció el día que empezó el Dakar-2024 ("a los Audi les doy tres días de vida"), dejará pasar los meses placidamente y, entrado el verano, aparecerán marcas, equipos y patrocinadores para comerle la oreja y que regrese, un año más, al Dakar.