Un Barça irreconocible se estrella en la cancha del colista Alba Berlín

Solo dos partidos había ganado esta temporada el Alba Berlín, el colista de la Euroliga, en 14 jornadas, frente al Zalgiris y al Armani Milán. Es un bloque bien entrenado por el técnico español Israel González, heredero de Aito en el banquillo alemán, pero justito de recursos. Serán tres ahora después de la visita de un Barcelona irreconocible, blando, de escasa pegada, que cayó en el Mercedes Benz Arena (74-70) e hizo un inesperado regalo navideño a la estoica afición alemana.

El Barça volvió a dar muestras que vive un momento crítico y que no acaba de adaptarse a una temporada tan exigente y con tanta saturación de compromisos, ni siquiera en partidos sin tanto voltaje como el de Berlín, donde el cuadro azulgrana volvió a las andadas y sumó su quinta derrota en los últimos siete encuentros. Del equipo que dos días antes pasó por encima del Baskonia, ni rastro. En la cancha donde Efes, Asvel, Panathinaikos o Baskonia han impuesto su ley, los azulgranas estuvieron muy por debajo de las expectativas, desnortados, nerviosos, sin guía, porque los tres jugadores que han marcado su rumbo hasta ahora, Satoransky, Laprovittola y, en menor medida, Vesely, parecen saturados y solo aparecieron a rachas.

Mala imagen

El Barça mantuvo la consistencia defensiva del domingo ante el Baskonia. Pero solo de inicio. Eso le rindió, rápidamente, dividendos con un marcador muy favorable (7-19), que parecía que iba a facilitarle el trabajo en Berlín. Pero las rotaciones tuvieron el efecto contrario al que podía esperarse. La segunda unidad del cuadro alemán funcionó con eficacia, en especial Brown, Procida y más tarde Thomas, y los jugadores de banquillo azulgrana, con la única excepción de Brizuela, empeoraron el resultado para hacer creer al Alba que tenían alguna opción en la velada. Al descanso, el Barça se fue por delante, aunque con malas sensaciones (38-41). Pero a la vuelta de los vestuarios, certificó el cambio de dinámica, después de un parcial de 9-0 a favor de los alemanes, con un Alba muy metido y los jugadores azulgranas mirándose todo desde la distancia.

Lo que no podía suceder, verse por debajo en el marcador (47-41) es con lo que se encontró el equipo de Grimau. Y de nuevo los nervios, las dudas y la inconsistencia haciéndose hueco entre los azulgranas, que entraron por detrás al último periodo (56-52) y ya no consiguieron cambiar su destino, pese a un arreón final comandado por Vesely y pese al miedo a ganar que encogió en los últimos dos minutos la muñeca de los alemanes.