Fútbol internacional

El año más negro del Santos

El 2023 empezó con el funeral de Pelé, el crack de cracks que colocó al club paulista en lo más alto del fútbol mundial, y termina con el vergonzoso descenso por primera vez a la Serie B del Brasileirao

Los jugadores del Santos lamentan el descenso

Los jugadores del Santos lamentan el descenso / Santos FC

Joaquim Piera

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Se mire por donde se mire, de sus 111 años de historia no hubo uno peor para el Santos Futebol Clube que este 2023. Entre el 2 y 3 de enero, su estadio, la coqueta y demodé Vila Belmiro, se convirtió en un recinto funerario para albergar el velorio de Edson Arantes do Nascimento, el futbolista ‘diez’ que cambió para siempre la historia de la entidad, la ciudad costera y el fútbol brasileño. Pasaron 230.000 ‘torcedores’ por delante del féretro para rendir el último adiós a Pelé que, desde entonces, descansa en un cementerio vertical situado solo a 800 metros del terreno de juego donde empezó a pavimentar su mito.

Y, once meses después, cuando ni la Tierra había tenido tiempo a dar una vuelta al astro rey, otro infortunio azotaba al ‘Peixe’: la fatídica noche del 6 de diciembre. En una última jornada del Brasileirao de infarto, de transistores, redes sociales y transmisiones multipantalla, la derrota 1-2 ante el Fortaleza, combinada con los triunfos del Bahía y el Vasco da Gama, consumaron el primer descenso de la historia del club paulista a la Serie B.

Reacciones violentas

No por esperado, porque la concatenación de desaciertos conducía inexorablemente hacia el abismo, el batacazo ha dejado de crear conmoción en el fútbol brasileño. La primera reacción de los radicales fue la de depredar las inmediaciones de la Vila Belmiro, con la quema de 10 coches y un autobús, y convertir Santos en una zona de guerra con enfrentamientos con los antidisturbios de la Policía Militar. No era el primer conato violento del año, ni el segundo... sino el tercero en la ciudad.

Todos los dedos acusadores apuntan hacia el palco. Andrés Rueda (nacido en España y residente en Brasil desde los tres años) pasará a la historia como el presidente del descenso. Este empresario de 68 años, matemático de formación y especialista en ingeniería de sistema, asumió el cargo en 2021. Durante un trienio, quiso poner orden y austeridad ante el desaguisado de sus antecesores, José Carlos Peres (2018-2020) y Orlando Rollo (2020), que acabaron expulsados como socios. Reestructuró la deuda, pero su gestión deportiva ha sido calamitosa.

Cuatro entrenadores

Y el Santos ha pasado de estar en la final de la Copa Libertadores, el 30 de enero de 2021, en un Maracaná yermo por la pandemia (cayó ante el Palmeiras 1-0 en un derbi paulista decidido con un gol en el añadido) a perder la condición de ser uno de los tres únicos equipos a mantenerse siempre en la Serie A del Brasileirao. Ahora ya solo queda la dupla Flamengo y Sao Paulo, que puede decir con altanería aquello que ‘time grande não cai’, que tanto irrita a los ‘torcedores’ de los otros históricos.  

Lo del ‘Peixe’ en este 2023 ha sido un despropósito. No ha existido una línea deportiva coherente: son cuatro entrenadores y dos directores deportivos, uno de ellos el mítico exfutbolista Paulo Roberto Falcao, que nunca había tenido vinculación alguna con el club. Hasta 43 jugadores han sido utilizados en las 38 jornadas 

A partir de la ventana de contrataciones de agosto, cuando se temía lo peor, se tiró de improvisación, incorporando hasta siete futbolistas: Tomás Rincón, Alfredo Morelos, Julio Furch, Dodô, João Basso y Jean Lucas. Ahora no hay ni capital de trabajo para los gastos ordinarios de diciembre. En enero, cuando asuma el cargo el nuevo presidente que saldrá de las elecciones de este fin de semana y empiece la nueva temporada, el Santos tendrá casi 50 futbolistas en nómina.

Introspección y cantera

Que un histórico termine en la Serie B es una epidemia iniciada en los 90 con el Fluminense y que se ha propagado a lo largo de este siglo XXI. Como ocurrió anteriormente con Palmeiras, Botafogo, Vasco da Gama, Atlético Mineiro, Cortinthians, Gremio, Internacional y Cruzeiro, el peso de la camiseta se ha mostrado un antídoto inocuo ante el cóctel formado por la endémica escasez de recursos financieros (ahora se está intentando contrarrestar con la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas que inyectan liquidez de los nuevos inversores), la nefasta y reiterada planificación deportiva y el colapso institucional del club.

Del purgatorio de la ‘B’ no se escapa por obligación. El Cruzeiro, por ejemplo, necesitó tres temporadas para regresar a la élite precisamente ahora hace un año. Como ya ocurrió en otros momentos de dificultad, el futuro inmediato del Santos pasa por la introspección y el recurso de la cantera, una de las más fértiles del país, donde van surgiendo oleadas de ‘meninos da Vila’. Aquí está el único foco de luz y esperanza.

Este año, sin ir más lejos, el extremo zurdo Ângelo Gabriel (el Barça tenía una opción de compra sobre él que no ejecutó) y Deivid Washington, un ‘9’ muy prometedor, ambos de 18 años, han sido traspasados al Chelsea por un cómputo de 31 millones de euros.