Opinión | Apunte
Xavi falla el tiro, por Sònia Gelmà
Anoeta como ejemplo para el Barça
El fondo y las formas de Gündogan
Saldremos mejores
![Xavi observa desde la banda el partido contra el Alavés.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/9bd07ceb-4b28-4a08-95b9-c9818e675fff_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg)
Xavi observa desde la banda el partido contra el Alavés. / JORDI COTRINA
Se ha vuelto loco, diríamos de Koeman. Es una estrategia para desviar la atención respecto al juego, sabríamos de Mourinho. En cambio, Xavi se equivoca, simplemente. Ese es el punto de partida que el de Terrassa no valora. El diferente trato general parte de la base que su filosofía de juego encaja en el Barça como un guante. Porque Xavi es el ADN. Ha tenido crédito, y lo sigue teniendo.
Pero por mucho que el entrenador se vaya a dormir y se levante con la palabra autocrítica en la boca, ese nunca fue su fuerte. Ya como jugador fue siempre un gran amante de las adversativas. El césped, el horario, las lesiones, las pérdidas de tiempo, el bloqueo mental, y así hasta llegar al delirio de los medios de comunicación. Explicaciones que, aunque puedan tener parte de verdad, tras malos partidos suenan a excusa.
Nadie dice que el entorno del Barça sea fácil. De hecho, solo los que están allí dentro saben la presión que suponen las opiniones externas. En el último año de Rikjaard, convulso como pocos, Puyol llegó a culpar a la prensa de una lesión de Messi. El razonamiento del capitán fue que habían presionado para que jugara. Sin quererlo, dudaba de la personalidad de su técnico.
Todos tenemos un mal día, nos ofuscamos y creemos que el mundo se ha conjurado contra nosotros. Pero tanto Xavi como Puyol, que vivieron los años de Gaspart sin ganar un título, saben lo que puede llegar a ser un entorno irrespirable. Y no parece que estemos ahora en un momento de especial exaltación contra el equipo. De hecho, la crítica más importante de las últimas semanas la hizo Gündogan, quizás el menos consciente de dónde viene el equipo.
Xavi tiene por delante un parón de selecciones para olvidar ciertos delirios y actuar. Y puede empezar por Lewandowski, que se retrató negándole la mano a un niño de 16 años. Quizás que la máxima estrella de la plantilla te abronque por no pasarle un balón, pueda condicionar tu juego algo más que una portada, afortunada o no.
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