A 4 PUNTOS DE MADRID Y GIRONA

Anatomía de una derrota que deja heridas en el Barça

El Barça pierde la cordura ante el Madrid (1-2)

La denuncia de Gündogan que agitó al barcelonismo

Cuando Jude silenció Montjuïc

Xavi, tras la derrota en el clásico: "Cuando pierdes al Madrid te acaba matando"

Xavi durante el clásico contra el Madrid en Montjuïc.

Xavi durante el clásico contra el Madrid en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Marcos López

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Acaba octubre y el Barça encaja la primera derrota. En el clásico y en un trágico final, ya en el tiempo añadido, lo que dejó a Xavi con la mirada perdida en el infinito, inquieto porque su equipo convive desconcertado en dos mundos. Y lleva meses así. De lo que puede ser algún día a lo que no logra ser.

Es una derrota que ha dejado herida en la tabla (es cuarto el Barça en la Liga tras el triunfo del Atlético sobre el Alavés), herida en lo táctico ("no podemos quedarnos empanados como en el primer gol", destapó Gavi) y herida, sobre todo, emocional.

La denuncia de Gundo

Emocional porque Gündogan denunció el excesivo conformismo de un Barça que se resignó ante la caída con el Madrid, incapaz de rebelarse tras perder un partido que tenía en su mano. Entró en el vestuario de Montjuïc tras el 1-2 y vio cosas el excapitán del City que no le gustaron, exigiendo dar "un paso adelante" para aprender de ese tropiezo porque, como él mismo dijo, no ha venido a Barcelona "para perder este tipo de partidos".

Y lo perdió el Barça, capaz como fue al inicio de silenciar al Madrid, lleno de titulares, excepto los lesionados Courtois y Militao, en una primera hora de juego esperanzadora e ilusionante (un gol, el de Gündogan, y dos tiros al palo) para luego derretirse en una frustrante media hora final (dos tantos encajados, ambos de Bellingham), que le devuelven bruscamente al punto de partida. Y ahora con el descenso al cuarto lugar de la clasificación.

Gundogan abre el marcador

Gundogan abre el marcador / JORDI COTRINA

Avanza y retrocede el Barça todo sintetizado en una misma rockera tarde soleada en Montjuïc, víctima de un letal Bellingham, al que había anulado Gavi con una portentosa obra defensiva, que se difuminó luego con el peso de la fatiga. Hay, por lo tanto, una herida táctica porque el equipo se vino atrás, dejó de presionar y defendió mal las acciones que sabía del Madrid.

Así anda el equipo de Xavi, sumergido en esa contradicción que no le permite asentarse, sostenido por el vigor juvenil de La Masia (Fermín y Gavi escoltaron de forma perfecta a Gündogan, medio centro único y goleador), al que le falta, sin embargo, contundencia ofensiva. Xavi interviene desde la pizarra.

Jude Bellingham firma el disparo que supuso el 1-1 ante Fermín y Christensen en Montjuïc.

Jude Bellingham firma el disparo que supuso el 1-1 ante Fermín y Christensen en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Basta mirar el dibujo que empleó ante el Madrid, con tres centrales (Araujo era el lateral derecho, Christensen e Iñigo Martínez) formando junto a Balde (lateral zurdo) formando la estructura defensiva, adelantando a Cancelo hasta la posición de extremo diestro para evitar que sus pérdidas de balón resultaran dañiñas.

"Es una pena, es una pena porque lo que habíamos planteado había salido muy bien, ha sido un problema de efectividad"

Xavi

— Técnico del Barça

El equipo halló respuesta sólida a lo que pedía su entrenador. ¿El Madrid? Ni existió en esa primera hora. Su primer disparo a puerta, tímido y sencillo para Ter Stegen, llegó ya en la segunda mitad (m. 57) gracias a Toni Kroos. "Es una pena, es una pena porque lo que habíamos planteado había salido muy bien", dijo un desolado Xavi al comprobar que su plan táctico, innovador y atrevido, se rompió en la última fase del clásico, desolado porque esa derrota, la primera del curso y en el partido 14, se entiende "por la falta de efectividad".

Bellingham marca solo ante Ter Stegen el gol del triunfo blanco

Bellingham marca solo ante Ter Stegen el gol del triunfo blanco / JORDI COTRINA

Ese es otro, y muy serio, que atormenta al Barça donde cohabitan dos almas. Un equipo que progresa. Y, al mismo tiempo, un equipo que retrocede. Necesitó 10 remates en el clásico (solo dos a puerta, además del tiro al palo de Fermín y del cabezazo de Iñigo Martínez escupido por la madera) para lograr un gol. Síntoma de que le falta la puntería necesaria para sobrevivir en partidos de este calado.

Cambios del Barça que no mejoraron al equipo

El Madrid, con bastante menos, hizo mucho más. Ocho remates y cuatro a puerta, sellando dos goles, ambos de Bellingham. Un prodigio de efectividad el inglés. Dos tiros a puerta, dos tantos. Todo lo que no tiene el equipo azulgrana, a quien le sentaron mal los cambios.

Mientras Ancelotti dinamizó al líder con la entrada de Camavinga, Modric y Joselu, Xavi comprobaba como la aparición de Oriol Romeu, Raphinha, Lewandowski y Lamine Yamal, destinado, de forma sorprendente, a la posición de extremo zurdo, no tenía impacto positivo en el equipo.

Ter Stegen intenta rematar un saque de esquina en el clásico de Montjuïc contra el Madrid.

Ter Stegen intenta rematar un saque de esquina en el clásico de Montjuïc contra el Madrid. / Jordi Cotrina

El Barça que transmitía gobierno y control del partido en la primera hora (dominaba incluso en la posesión) lo perdió todo en los últimos minutos. Basta comprobar que hasta el Madrid se hizo con la pelota en el segundo tiempo. Tuvo una posesión del 44% en la primera tiempo, que elevó luego al 52%. "El equipo ha dado un paso adelante en el juego", repetía, una y otra vez, Xavi para convencerse de que "este es el camino". 

La ilusión y esperanza que desprendió el Barça en la primera hora se apagó por la falta de oficio y endeblez que exhibió en los últimos 30 minutos

Es el "camino" que debe seguir el Barça, por mucho que la diferencia con el Madrid se haya ampliado hasta los cuatro puntos. Es el "camino”, a pesar de que la frustración se apodera de un equipo tierno, castigado por las bajas, privado de sus titulares, cuya aparición en el banquillo empobreció más que mejoró la imagen del equipo azulgrana.

Tiene claro lo que debe hacer, pero no termina de aprender la lección definitiva. Se le ve falto del oficio necesario (es tierno el Barça porque depende de la energía juvenil) para descodificar lo que demandaba el clásico. El segundo gol de Bellingham, el que devuelve al barcelonismo a sus viejos fantasmas, retrata esos desequilibrios. Xavi había alertado de las entradas en segunda línea del centrocampista inglés. Tampoco era necesario.

Xavi, reflexivo durante el clásico contra el Madrid en Montjuïc.

Xavi, reflexivo durante el clásico contra el Madrid en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Todos saben que su mayor arma ofensiva, además del disparo de larga distancia (nadie se acercó a él en el 1-1 para obstaculizarle). Tampoco nadie siguió a Jude –Oriol Romeu estaba en el inicio de la jugada, pero no en el final cuando pisa el área pequeña de Ter Stegen en solitario- ni impidió el cómodo centro de Carvajal desde la derecha. Luego, la fortuna, en el control fallido de Modric que se transformó en una asistencia, hizo el resto. Pero el problema estaba antes.

"Son detalles que debemos controlar, lo habíamos hablado, es un centro lateral que él entra desde segunda línea, es un error nuestro”, se lamentó Xavi porque lo que había avisado en la pizarra se cumplió después en el césped. "Estamos frustrados, estamos enfadados...". Si algo quedó claro es que el Barça no sabe defender hacia atrás, encerrado en su área ya que perdió hasta el balón.