Opinión | APUNTE

Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

El multiverso del fútbol

De Jong es el pegamento

Un equipo sin un 10

Messi saluda a la grada al final de un partido del Inter Miami en casa.

Messi saluda a la grada al final de un partido del Inter Miami en casa. / Sam Navarro

Hace unos años, tras una estancia en Australia, una revista me encargó una serie de artículos sobre la liga de futbol de ese país, la llamada A-League. No era fácil entender su calendario (se juegan tres vueltas y un play-off), pero seguía los partidos por internet y me informaba a través de los medios de Melbourne y Sydney. Pocos europeos llegaban a Australia y pronto me di cuenta de que sus estrellas vivían en otra realidad. Uno de los goleadores de la A-League era el albanés Besart Berisha, campeón con Brisbane Roar, pero pocas veces jugaba con la selección de su país: los traslados desde las antípodas eran demasiado largos.

Recientemente he vuelto a pensar en esa liga, ni más ni menos que viendo series de ciencia-ficción. En La guerra de los mundos, en Disney Plus, son habituales los saltos en el tiempo, los universos cuánticos y los mundos paralelos. Me dio por pensar que en el fútbol actual el boom de las ligas de Estados Unidos, Arabia Saudita o Catar funciona como una de estas realidades alternativas. Con el dinero como salvoconducto, los jugadores de segunda fila o las estrellas en el ocaso viven ese salto al vacío como un espejismo de la juventud.

Una galaxia lejana

Es el multiverso del fútbol. Como si en la realidad en que viven Messi, Busquets y Alba en Miami, o Cristiano, Neymar, Benzema y tantos otros en Arabia Saudita, hubiera otra gravedad y el tiempo pasara más lento. Se celebran muchos goles, los defensas desconocidos marcan a las estrellas de lejos y con admiración. Se batirán récords, aunque ese fútbol nos parece de otra galaxia tan lejana que la ignoramos.

Esta semana el Inter Miami ha quedado eliminado de la MLS y no jugará la fase final de la liga. Esto significa que Messi y compañía no volverán a jugar con el equipo que les paga hasta febrero de 2024. Son muchos meses sin ritmo de competición, solo entrenando y jugando amistosos o de vez en cuando con la selección. Qué derroche de talento. Quizá por eso ya hay quien sueña con que Messi vuelva estos meses al Barça, pero me temo que ahora mismo, entre los escombros del Camp Nou, es imposible encontrar la puerta de la máquina del tiempo.

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