Final del Mundial de waterpolo: España cae en los penaltis ante Países Bajos (17-16)

La selección española de waterpolo femenino acabó como empezó el Mundial de Fukuoka. Con una derrota ante el mismo rival, Países Bajos. Pero esta fue mucho más dolorosa, porque era la final del torneo y porque se produjo en los penaltis, 17-16 tras el empate a 12 en el tiempo reglamentario. Un lanzamiento al poste de Bea Ortiz acabó por hundir al equipo español, que nadó casi siempre a contracorriente y que, por coraje y su incuestionable calidad, llevó el partido a la suerte de los cinco metros.

Martina Terré, la joven portera del Sant Andreu, no pudo repetir en esa serie la actuación de la final de la Liga Mundial ante Hungría en Tenerife, el pasado noviembre. Entonces detuvo tres penaltis a sus rivales, esta vez no pudo hacer nada ante los misiles que le lanzaron. La cuarta final mundialista de España se saldó, por lo tanto, con la tercera plata, tras el éxito de hace 10 años en la final de Barcelona 2013, un año después de ser subcampeonas olímpicas en Londres.

El balance de superioridades

El equipo de Miki Oca mostró una gran capacidad de supervivencia ante un rival que actuó como un martillo inclemente en ataque. El balance de superioridades cayó claramente del lado neerlandés, 13 a 9, y además convirtió en gol nueve de esas situaciones con una jugadora más. La defensa española estuvo demasiado atenta a las lanzadoras rivales y dejó a Terré muy vencida en las posiciones cercanas a su portería. Países Bajos tenía un plan y bien que lo ejecutó.

El partido empezó y se mantuvo igualado hasta que España se adelantó con dos goles ventaja tras dos penaltis seguidos convertidos por Elena Ruiz. Pasó a dominar el marcador por 4-6 a 4.29 del final del segundo cuarto. La final parecía entonces bien enfocada. Pero, a partir de ese momento, zozobró por una alarmante falta de ideas en ataque.

Los cinco goles de Judith Forca

Ante la férrea defensa neerlandesa las circulaciones se hacían lentas, sin la lucidez necesaria, y tampoco había eficacia en el lanzamiento. Anni Espar, por ejemplo, falló los cinco que intentó. En lo que quedaba de cuarto, en todo el tercero y en tres minutos y medio más del último cuarto se malvivió con un gol en contrataque de Judith Forca, autora de cinco tantos, la mejor atacante con diferencia y máxima realizadora del campeonato con 23 goles.

El tercer gol de Simone van de Kraats puso la final muy de cara para Países Bajos. Se había escapado con un 10-7 (6-1 de parcial desde el 4-6) y quedaban seis minutos y medio. España necesitaba reaccionar, y sin demora. Así lo entendió Paula Crespi, la jugadora del Mediterrani que suele tener un rol secundario en la rotación. En apenas un minuto redujo la diferencia con dos brillantes acciones, lo que corroboró Bea Ortiz con un parcial de 0-3 aprovechando una superioridad.

España había vuelto al partido cuando emergió el carácter y la calidad del equipo, y cuando más falta hacía. Empate a 10 y cara a cara hasta el final con el empate a 15 segundos del final de Judith Forca, cómo no, que llevó a los fatídicos penaltis. España se fue, por lo tanto, con esa medalla que siempre adquiere su gran valor en los días siguientes a la derrota. Y un 2024 en el horizonte en el que le esperan Europeo, Mundial y Juegos Olímpicos.