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Florentino, durante la última junta general de accionistas de ACS

Florentino, durante la última junta general de accionistas de ACS / EFE

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Vuelve a hablarse, bueno, en realidad jamás ha dejado de comentarse, del tremendo poder, en el sentido más amplio de la palabra, especialmente en sus aspectos económico y deportivos, que ostenta Florentino Pérez, máximo ejecutivo de la empresa ACS y presidente del Real Madrid, aunque muchos lo consideran ya desde hace muchos años dueño, lo que equivale a ser el ‘jeque’ blanco.

Yo he de reconocer que ese poder o la ostentación de autoridad que emana de Florentino Pérez empecé a intuirla hace ya varias décadas cuando José Ramón de la Morena me invitó una noche a una cena en un reservado de la marisquería Rías de Galicia, en la calle Lleida, en Barcelona frente al antiguo pabellón de Deportes, como paso previo a una larga entrevista, en Radio Barcelona, con el presidente del club blanco.

Llegué puntual como siempre y, a los diez minutos de estar en el restaurante, llegó Florentino Pérez acompañado de su chofer y un guardaespaldas, que no tenía, no, el aspecto de Arnold Schwarzenegger, pero que entró en el reservado cinco pasos detrás de la autoridad, con la americana abierta de par en par, con la única y, supongo, que sana intención de mostrar la pistola que llevaba al cinto.

Yo, que jamás había visto semejante ostentación de poder e intimidación en mis múltiples visitas a restaurantes de Mallorca, ni siquiera cuando los comensales eran los mismísimos Reyes de España, sus hijos, los March, varios ricos hoteleros o Mario Conde, llegué a la conclusión de que, en efecto, estaba, como afirmó un día Emilio Butragueño, ante un “ser superior”. La cena y la entrevista me reforzaron esta versión.

Caudillo o mesías

Con el paso de los años, en efecto, todo el mundo considera ya que Florentino es una de las diez personas más poderosas de España, no solo por líder de ACS sino como ‘jeque’ del Real Madrid. Florentino es el caudillo para muchos, el mesías para otros y el amo del Real Madrid para todos. Y él trata de demostrarlo en cada una de sus actuaciones, guardando generalmente silencio y actuando siempre con eficacia, contundencia y, a menudo, mucha soberbia y hablando solo cuando gana o inicia, como ha ocurrido durante los últimos días, una campaña en busca, no de hacer desaparecer el racismo en el fútbol español, olvídense esa no es su intención ni objetivo, sino cambiar la organización arbitral y, sobre todo, buscar el beneficio deportivo de su club.

Florentino tiene una idea mesiánica de sí mismo. Desde hace ya un montón de años, se considera el salvador del Real Madrid y su misión ha sido siempre evangelizar al mundo con el discurso madridista. No hay nada que le duela más que se produzca un desafecto hacia su persona. Es más, Florentino ganó las elecciones a la presidencia del Real Madrid, en el 2004, con un 95% de los votos y casi lloraba porque no entendía por qué el otro 5% no le había votado.

Aún resuenan sus palabras cuando, en noviembre del 2015, en un tiempo de cierta dificultad, en una multitudinaria conferencia de prensa para desmentir “con rotundidad” una portada del diario 'Marca' que no le había gustado, alguien le preguntó si estaba preocupado. “Yo soy presidente de una compañía con 1.500 empresas, 210.000 trabajadores y 30.000 millones de euros en contratos en curso”, dijo como respuesta. “Como puede comprender, no estoy nada preocupado, no”.

Florentino es un Ibex-35, ingeniero de caminos, canales y puertos, tiene origen político y conoce la fontanería de los partidos, empresas, judicaturas y demás, y cómo conseguir las cosas. Toma cientos de decisiones sin pestañear. Gobierna, según reconocen todos, a base de encuestas, hace cientos de consultas, admite muy pocas respuestas y no le gusta ser cuestionado en privado y, mucho menos, en público. Siempre ha trabajado en clave de poder y puede que el fútbol le parezca un juego de niños.

El palco del Bernabéu

Como muy bien ha contado mil veces Alfredo Relaño, uno de los periodistas que mejor conoce al ‘jeque’ blanco, “en el palco del Santiago Bernabéu se celebra, cada semana, la boda de la hija de Aznar”. En efecto, el palco del Bernabéu, amplio, lujoso (ahora, en el nuevo estadio, aún más), es el mayor lobi que existe en España, el lugar donde se inician y cierran los más jugosos contratos y negocios de este país.

“La gente está muy confundida al creer que Florentino Pérez persigue o quiere ser amigo, cómplice, del Gobierno de turno, de su presidente o ministros”, explica un antiguo funcionario socialista de la época de José Rodríguez Zapatero. “Es totalmente al revés, es el poder político e, incluso, el empresarial el que le busca para tenerlo contento. ¿Por qué?, pues muy sencillo: Florentino posee uno de los lobis mediáticos más fuertes e influyentes de España, empezando por Antonio García Ferreras, Federico Jiménez Losantos, Eduardo Inda y Pedro J. Ramírez. Todos, juntos, te pueden hundir”.

Hay muchos que piensan que al presidente del Real Madrid le va como anillo al dedo la frase de François Marie Arouet, más conocido por Voltaire, cuando dijo que “quien cree que el dinero lo hace todo, termina haciendo todo por dinero”. Y hay también demasiados gestos que sentencian a Florentino a la hora de no disimular el poder que ostenta, como ocurrió, el pasado miércoles, en la celebración de la conquista de la Copa de Europa de basket, cuando le propinó una colleja a José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, y Podemos replicó, al día siguiente, con una lona inmensa en un edificio de Madrid donde podía leerse: “Madrid merece respeto, no collejas. Vota Roberto Sotomayor para que no mande Florentino”.

Esas cosas nunca inquietaron a Florentino Pérez que, insisto, utilizando el poder que tiene en determinados medios de Madrid, ha hecho creer al mundo, que Vinicius Júnior, un extraordinario futbolista y un lamentable provocador, es la víctima suprema del racismo (uno de los ‘portavoces’ del florentinismo, Eduardo Inda, ha llegado a decir que ‘Vini’ es “la nueva Rosa Parks”). Sentándolo a su derecha en el palco del Bernabéu -donde ¡jamás! se sentó estrella alguna blanca- ha logrado que que la TV de LaLiga, la de JavierTebas- que tiene prohibido que se muestren, durante las retransmisiones, los palcos.- enseñase una y otra vez, en la pequeña pantalla, esa bucólica imagen.

Quienes conocen bien las intenciones de Florentino aseguran que su objetivo, en esta nueva campaña jamás ha sido acabar con el racismo. Es decir, que esta nueva cruzada no tiene solo, como conquista final, acabar con el racismo en el fútbol, que nunca provocó inquietud en el presidente blanco. Hay diversas y múltiples razones muy evidentes que dejan al descubierto que las intenciones del ‘jeque’ blanco son, como se atrevió a sugerir, provocar un rotundo cambio “en la estructura arbitral”.

La cabeza de Clos Gómez

Lo que quiere, desea, persigue, ansia y no cesará de insistir hasta conseguirlo (como tantas otras cosas) es que Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, le entregue en bandeja la cabeza de Carlos Clos Gómez, máximo responsable del VAR. Florentino no se va a contentar con un peón, un alfil o una torre, tipo Ignacio Iglesias Villanueva, primera víctima del ‘caso Vinicius’; quiere la reina, de ahí que su campaña vaya a contar con más capítulos señalando al gremio arbitral.

¿Por qué no es creíble Florentino Pérez cuando trata de convertirse en el primer luchador contra el racismo en el fútbol? Sencillamente porque ni él ni el Real Madrid ni, por descontado, espadachines como José Ángel Sánchez, su mano derecha en los despachos, o Carlo Ancelotti, su líder en el vestuario blanco, se ha quejado jamás, a lo largo de los dos últimos años, de los ataques racistas que, supuestamente, sufría Vinicius Júnior en los campos de España. Ellos lo único que denunciaron, a lo sumo, fue que 'Vini’ recibía muchas patadas, que los defensas rivales no eran sancionados con tarjetas y/o expulsión y que el fútbol que representaba su prodigioso extremo debía ser protegido. Pero, jamás, jamás, hablaron de racismo.

Es más, hay otra prueba más evidente aún de que la espada que enarbola ahora Florentino contra el racismo es puro teatro, oportunismo: nunca, jamás, el Real Madrid se ha personado y/o apoyado, ni verbal ni por escrito, en ninguna de las nueve demandas ante la Fiscalía que LaLiga ha presentado, en los últimos dos años, por insultos racistas contra 'Vini'. Florentino y el Real Madrid llevaban dos años mirando hacia otro lado cuando LaLiga defendía a su futbolista. De ahí, tal vez, el ingenioso texto difundido, el pasado jueves, por ‘El Mundo Today'’, cuando tituló una de sus informaciones “Muy concienciado con el racismo, Florentino Pérez llama a Vinicius para darle el pésame por la muerte de Tina Turner”.

Es, ahora, cuando muchos consideran que Florentino ha decidido lanzar el ataque definitivo al gremio arbitral y a LaLiga cuando muchos sospechan que el mandatario blanco busca algo más que cambiar el orden establecido. Por ejemplo, tapar el fracaso en la Liga ante el Barça o su espectacular y muy triste eliminación en las semifinales de la Champions frente al City. O, sin duda, intentar demostrar que esta Liga no merece un Real Madrid de lujo ni su nueva joya, el majestuoso y moderno Santiago Bernabéu, ha sido reconstruido para jugar, simplemente, contra el Getafe o el Espanyol. Y, eso sí, de rebote, insinuar que no hay más remedio que crear la Superliga y huir del campeonato español.

Ante las cámaras

Cuentan que cuando Florentino Pérez recibió, ante las cámaras de Real Madrid TV, maltratadora de árbitros semanalmente, a Vinicius Júnior para asegurarle que le apoyaría en todo y, tal vez, incluso informarle que, en el partido frente al Rayo, le haría un homenaje, también le dijo que dejase de comportarse en el terreno de juego con la petulancia y altivez que lo ha estado haciendo hasta ahora.

Es más, explican que Florentino Pérez mostró, en su entorno privado, su enfado porque, mientras él regresaba de Kaunas con el equipo de baloncesto, nuevo campeón de Europa, Vinicius Jr. y/o su Community Manager no paraban de tuitear contra el Valencia, el fútbol español, España, la Federación, LaLiga….sin su autorización, sin su conocimiento. Y es que si algo tiene Florentino Pérez es que nada ni nadie se mueve, alrededor del Real Madrid, sin saberlo él, sin permitirlo él, sin orquestarlo él.

Ahora, tras haber igualado las Copas de Europa ganadas por el mítico e icónico Santiago Bernabéu (cada uno tiene seis, aunque el ‘fundador’ totaliza 33 títulos por 29 de 'Flo'), Pérez intenta completar su obra, no solo con el mejor estadio del mundo, sino con el fichaje de Kylian Mbappé, que, al parecer, sí puede estar este verano a tiro de cientos de millones de la Casa Blanca.

Una vez completada su creación, es evidente que Florentino Pérez no querrá que nadie la destruya en los próximos años, de ahí que cambiase los estatutos del club “porque lo que no puede ocurrir, en los próximos años, es que venga un cualquiera, con un poco de labia, y se quede con el Real Madrid. Esto no es un club de petanca”. Así que quien quiera ser candidato deberá llevar 20 años, como poco, de socio blanco y avalar con su patrimonio personal antes de salir presidente (no después, como ocurría en el Barça) el 15% del presupuesto blanco, es decir, más o menos, unos 125 millones de euros.

El Mundial de 2030

Está más que demostrado que Florentino Pérez no da puntada sin hilo. Todo es fruto de una estrategia muy meditada aunque esta vez hay quien cree que se ha pasado de frenada hasta poner en peligro la candidatura de España al Mundial del 2030. Es evidente que está haciendo que aumente el antimadridismo en toda España o, al menos, en los campos de España. Sin ir más lejos, este sábado, en el Sánchez Pizjuan, se programó una pañolada bajo el lema de “Stop Mafia: contra el dueño de la Liga”. Por las redes, también corrió un nuevo logotipo de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), cuyas siglas eran Liga Florentino Pérez (LFP).

La exigencia de mejores arbitrajes y un VAR más justo, no tiene nada que ver con la lucha contra el racismo en el fútbol español. “Lo que ocurre aquí es que los problemas del Atlético son problemas del Atlético, los problemas del Barça son problemas del Barça, los problemas del Valencia son problemas del Valencia”, cuenta un expresidente de uno de los 10 clubes más importantes de España, “pero los problemas del Real Madrid son problemas de toda España, de la Federación, de LaLiga y hasta del Gobierno. Y eso no hay nadie que lo explote y maneje como Florentino Pérez”.

Florentino no solo consigue, dada su enorme influencia en los medios (cada medio tiene un redactor que posee el móvil del presidente del Real Madrid, aunque ‘Flo’ jamás se queja a los directores de los medios sino que llama, directamente, a los dueños), que los altavoces mediáticos difundan sus reivindicaciones sino que, como se demostró con los audios en los que ponía a caer de un burro a todo el mundo, incluidos muchos de sus colaboradores más estrechos, tiene una capacidad enorme de silenciar todo lo malo que le afecta a él o al Real Madrid.

“Yo no podré olvidar jamás, jamás”, explica un exfuncionario blaugrana, con más de 30 años de experiencia y vivencias acompañando al Barça, “lo que presencié, tras la final que perdimos en Mestalla, en el 2011, frente al Real Madrid con aquel gol de CR7 a última hora. Tras el partido y ante la puerta del vestuario del Real Madrid, Sandro (Rosell) y Florentino Pérez mantuvieron una cordial y amistosa conversación. De pronto, Florentino se dio cuenta que un cámara de una televisión de Madrid, de ámbito estatal, estaba grabando la charla. Se dirigió al presidente y le dijo ‘perdona, Sandro, perdona un momento’. Y se fue hacia el cámara y le dijo ‘¿qué haces? ¡ya puedes borrar, ahora mismo, todo lo que has grabado! ¿qué te has creído?’ A lo que el cámara, sumiso, no asustado, sumiso, le dijo ‘sí, sí, presidente, lo que usted me diga’. Eso se llama poder o temor de Dios, no lo sé”.

Los intermediarios

A Florentino jamás le han gustado los intermediarios y no hablo solo de los agentes de los futbolistas, sino de las personas de segundo orden como, por ejemplo, los entrenadores. El ‘jeque’ blanco siempre ha tenido la tentación, bromean los de su entorno, de ponerse el chándal y entrenar al elenco de estrellas que tiene en su plantilla. “Cuando mi padre me llevaba al Bernabéu siendo yo un niño”, ha explicado mil veces, “nadie hablaba del entrenador, todo el mundo hablaba de Di Stéfano, Puskas o Gento”. Por cierto, ninguno de ellos se sentó ¡jamás! a la derecha de Bernabéu en la primera fila del palco.

Cuentan que Florentino Pérez le ha dado totalmente la vuelta al calcetín del Real Madrid, convirtiéndolo, sin duda, en el único club ‘no Estado’ que puede enfrentarse a los más poderosos del mundo. Es por ello que los madridistas lo consideran el dueño, el ‘jeque’ blanco, Dios en la tierra. Es más, explican que ya hay más ‘florentinistas’ que madridistas. Y es que en su misión de evangelizar al mundo para que todos sean del Real Madrid aún muchos recuerdan, por ejemplo, el veterano y prestigioso periodista deportivo José Joaquín Brotons, la frase que le dijo un día el presidente blanco: “Tú, todavía no lo sabes, pero también eres de Real Madrid”.

Ese es Florentino Pérez, el mismo presidente que, durante años, estuvo dando charlas en diversas cárceles de la Comunidad Autónoma de Madrid. Un día, al concluir su comparecencia en una de ellas, les preguntó a los presos si veían los partidos del Real Madrid, a lo que le respondieron que no “porque aquí, en la cárcel, no hay Canal+ al ser un canal de pago”. De regreso al club, Florentino ordenó que se hiciese “todo lo posible y más”, se hablase “con quien fuese necesario”, para que se instalase, a cuenta del Real Madrid, Canal+ en todas las cárceles madrileñas.