El Espanyol corta su mala racha con un sufrido triunfo ante el Leganés

Dos meses después el Espanyol volvió a ganar. Sufriendo, como mandan los cánones del ADN perico, superó al Leganés (1-0) con agonía y acabó con su terrible racha de seis derrotas consecutivas, tres de ellas en casa. No hubo séptima. Jamás la había habido y el bloque de Rubi no quiso hacer historia. Supo aguantar el gol de Borja Iglesias (m. 8) y volvió a sonreír ante 15.085 valientes que se marcharon de Cornellà con la sensación de que aún se pueden mejorar muchas cosas. Pero al menos se logró el objetivo. Solo valía ganar y el Espanyol venció.

No hay nada como una victoria para aliviar las penas. Con el triunfo de este viernes el Espanyol se acostó en la octava posición de la Liga, seguramente la que le corresponde por ambición y potencial. El juego no fue el mejor posible ni se aproximó al de notables partidos del comienzo, como los vividos ante el Villareal y el Valencia, pero hay citas en las que solo cuenta mirar al marcador.

Losa inmerecida

El gol de Borja Iglesias después de una fantástica parábola de David López que se estrelló en el larguero sirvió para cortar la hemorragia de fiascos. Una derrota hubiese dejado muy tocado el proyecto de Rubi, un excelente entrenador que no merecía esa losa. El equipo encarará ahora dos visitas al País Vasco, el lunes 14 a la Real Sociedad y el 21 al Eibar para abrir la segunda vuelta, aunque la próxima cita será la ida de los octavos de la Copa, el próximo miércoles en Vila-real.

No fue ninguna maravilla la asistencia al estadio perico, pero tampoco estuvo entre las peores de la historia, ni siquiera de esta temporada, cuando el registro más negativo ocurrió ante el Eibar (13.547). Para tratarse de un viernes gélido en plena racha de desastres y con los Reyes a la vuelta de la esquina, la cifra fue digna pero claramente insuficiente.

Desde 48 metros

Necesitaban los pericos darse una alegría. Rubi optó por Melendo en lugar de Granero en la medular y ubicó a Óscar Duarte como compañero de David López en el eje de la zaga. El defensa de Sant Cugat se convirtió, precisamente, en el primer protagonista con ese maravilloso disparo desde 48 metros que se estrelló en el travesaño. El Panda, siempre atento, aprovechó el rechace para enviar el balón a la red.  

Ese tanto debía dar tranquilidad a un equipo necesitado y angustiado por un derrumbe que ha oscurecido sus primeros pasos. Baptistao pudo facilitar aún más las cosas, pero su cabezazo se marchó fuera tras un preciso centro de Rosales (m. 27). La definición nunca ha sido la mejor virtud del brasileño, que se empeña en demostrar esa carencia en cada duelo para desgracia de los pericos, a veces por triplicado, como ocurrió este viernes.

El Panda también quiso encarrilar el triunfo a la media hora de partido, pero su disparo salió fuera por poco tras un bonito recorte.  Menos agradable fue el tramo final del primer tiempo. El Leganés despertó y Diego López empezó a aparecer más de la cuenta, empezando por una falta lanzada por Óscar (m. 35).

Lágrimas de Baptistao

Resistió bien el bloque perico y Baptistao inauguró el segundo acto con otro error garrafal ante Cuéllar (m. 47). Su recuperación y galopada hacia puerta fueron tan buenas como nefasto su remate final. El punta completó su trilogía con otro fallo incomprensible tras un pase medido de Darder (m. 63) y acabó llorando en el banquillo después de ser sustituido entre pitos.

Un remate alto de El Zhar (m. 75) fue el mayor peligro de un Leganés que no inquietó demasiado, pero se mantuvo vivo hasta el final. Un gol del conjunto madrileño, que acabó con 10 por la expulsión de Gumbau, hubiese sido desastroso. La desgracia no llegó esta vez y el Espanyol empezó el año con una victoria por primeza vez desde el 2008. Buena falta le hacía.