HISTORIA HUMANA

Concha Montanter salta a una nueva dimensión

Tras 20 años en la élite del atletismo, la saltadora valenciana se retiracon un excelente currículum

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zentauroepp45630096 concha montaner181026191802 / MIGUEL LORENZO

Nacho Herrero

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Tras 20 años dando botes que le han llevado a lo más alto del atletismo mundial, Concha Montaner (L’Eliana, 1981) se ha cansado de saltar. La valenciana ha decidido poner punto y final a una carrera tan brillante que siempre hizo soñar con más. “Me pongo en el pasillo y no me ilusiona como antes”, reconoce a EL PERIÓDICO. Pero ahora se va ella y no es el foso el que la expulsa como hubiera pasado si lo hubiera dejado en 2014 cuando las lesiones y los resultados se lo propusieron.

Se va con un palmarés que mide mucho más que los 7 metros que por apenas cuatro centímetros no llegó a alcanzar, una de las espinas de su carrera. Pero hay mucha molla. Medalla de bronce en Mundial  de pista cubierta de 2006, plata en el Europeo bajo techo de 2007 y cuatro participaciones en los Juegos Olímpicos. Y 18 campeonatos de España, ganó tanto que se llevó hasta el de 100 metros en 2012. 

Los halagos y los homenajes se han multiplicado tanto en los últimos días que apenas le han dejado disfrutar de su nueva vida. “Estoy muy sorprendida y abrumada, no puedo decir otra cosa, y muy agradecida. Cuando lo haces, estás cumpliendo y ya está pero no lo valoras porque estás pensando en lo que siguiente pero ahora con todo le mundo hablando, abres un poco los ojos y es muy agradecido que tanta gente valore lo que has hecho”, reconoce.

Ese laureado currículum habría tenido un par de alegrías más si no se hubiera cruzado con un par de tramposas en el pasillo. La medalla de 2006 no la recibió hasta este pasado marzo, cinco años después de que la IAAF retirase del podio a la rusa Tatyana Kotova y 12 después del campeonato. Este julio el TAS confirmó la sanción de Tatiana Lébedeva y la retirada de sus dos oros de los Juegos de Pekín, en los que Montaner se quedó a un solo puesto de disputar la final olímpica de longitud. El otro ‘pero’ que ella misma le pone a su carrera.

Mejor hablar solo en positivo

“Sólo puedo hablar en positivo porque en negativo no vale la pena. Claro que hubiera preferido recibir la medalla en el momento pero eso no va a pasar”, asume tranquila. La noticia de Lébedeva le removió un poco más “porque me privó de uno de mis sueños pero ahora pienso que puedo estar orgullosa porque todo lo que he conseguido lo he conseguido yo”.

Es incapaz de elegir uno de sus logros pero reconoce que los que llegaron a partir del 31 de julio de 2009 llevan un extra. Ese día dio a luz a su hija Alba y desde entonces compaginó la maternidad con la elite. “Ha sido bastante duro. En el momento no lo piensas porque es lo que tienes que hacer pero ahora lo veo y valoro que tengo tiempo de calidad para mi familia”, señala aliviada.

También lo está esa avispada niña de nueve años. “Le dije ‘mamá no va a saltar más’ y me dijo ‘¡ah! Que te has retirado’. Me preguntó si eso quería decir que no iba a viajar más y cuando le dije que sí me contestó ‘¡qué bien! “, cuenta divertida.

Pero no fue lo único que metió en su mochila aquellos años. Pocos meses después empezó a trabajar de administrativa. “Soy mujer y bastante cuadriculada y me gusta tener la seguridad de que  las cosas van a ir bien. Me ofrecieron un trabajo que me permitía seguir entrenado y lo acepté. Además es que pensaba que llegaría a los Juegos de Londres y ya está y no quería tener problemas de no tener trabajo”, asegura, feliz también con esa faceta de su vida.

A Río con 35 años

Por todo eso cree que tiene más valor el salto de 6’88 que hizo hace un par de años que el 6’92 que logró en 2005 como su mejor marca. “Es que el de la clasificación para los Juegos de Río lo hice cuando tenía 35 años y muchas más cargas, en el otro era atleta al 100%”, reflexiona.

Montaner se va pero no del todo, porque además de la familia y del trabajo quiere ayudar a los jóvenes del club de su pueblo. No como entrenadora, porque dice que no tiene paciencia, pero sí estando con ellos y aconsejándoles. Ella tiene claro que el consejo que más le marcó fue uno de sus padres. ‘Eres buena pero siempre habrá alguien mejor que tú’, le dijeron. No mentían pero la verdad es que ha habido muy pocas.