ENTREVISTA CON UN EXAZULGRANA

Pedro María Artola: "Siempre me sentí protegido y querido"

Pello Artola, el pasado jueves en Barcelona, durante la entrevista con El Periódico.

Pello Artola, el pasado jueves en Barcelona, durante la entrevista con El Periódico.

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Pedro María Artola Urrutia (Andoain, Guipúzcoa, 1948) fue portero del Barça nueve años (1975-84). Conquistó tres Copas (1978, 1981, 1983), dos Recopas, (1979, 1982), una Supercopa (1983) y una Copa de la Liga (1983). Ganó también el Zamora de la Liga 1977-78 aunque, para no perder la costumbre de la época, el Barça no fue campeón. Desde entonces ostenta el récord que hoy tratará de batir Claudio Bravo en Vallecas. Artola estuvo imbatido los primeros 560 minutos (seis partidos y 20 minutos del séptimo) del campeonato.

-¿Estará pendiente del partido?

-Ni más ni menos que de cualquier otro partido.

-Está en juego su récord...

-Sí, pero lleva 37 años ahí. Lo raro es que haya estado vigente tanto tiempo. No me quita el sueño, ni mucho menos, seguiré viviendo igual como hasta ahora. Lo normal, vista la trayectoria del Barcelona, es que Bravo lo bata y con holgura.

-Si ha durado tanto tiempo es que tuvo su mérito...

-Tan difícil es ahora como lo era entonces. La peculiaridad es que se cuenta desde el minuto cero. Ha habido récords más largos de imbatibilidad. No es algo que haya tenido muy presente. Se ha rescatado ahora por la posibilidad de Bravo, y al final me dará pena porque estos días estoy en boca de todo el mundo.

-Lo batirá un portero del Barça que estuvo en la Real.

-Doble satisfacción. Es el pack completo.Hasta la gente de San Sebastián estará contenta.

-¿Cuánto ha cambiado el Barça desde entonces? 

-¡Mucho! El nivel de calidad de los futbolistas de los últimos años ha sido el más alto de la historia del club. Ha reunido al primero del mundo, Messi, con Xavi e Iniesta que fueron el segundo y el tercero. El mérito es enorme, y solo indica que el Barcelona ha hecho las cosas bien durante muchos años porque la mayoría son chicos de la cantera.

-No era un Barça estable ni ganador ni canterano el suyo, sino convulso. 

-El primer año ya quedé curado de espantos, con manifestaciones a diario, unos por Weisweiler, otros por Cruyff. Era tan diferente que los entrenamientos eran abiertos al público. El examen no era el domingo: te examinabas cada día de la semana. El fútbol ha cambiado mucho. Ya no se habla de sentimiento por unos colores. Ahora lo que cuenta es la parte crematística.

-¿Qué recuerda de la época?

-Muchas cosas. Que me costó venir. No las tuve todo conmigo, porque estaba muy contento en la Real, pero la perspectiva del tiempo me dice que acerté. La gente me ha tratado muy bien, con mucho cariño, y eso da fuerzas, moral y confianza. Ya no me he ido de Barcelona.

-Nueve temporadas duró. 

-Diez, porque me pasé un año entrenando a Urruti y Amador con contrato de futbolista. Luego estuve en el fútbol base hasta el 91.

-¿Se acuerda de aquella temporada y quién le marcó el primer gol?

-De los partidos en sí, no mucho. Sí que se hablaba de que podía batir el récord de Esnaola, con quien había estado en la Real, en el Betis. El gol lo marcó Verde, del Hércules. Fue un balón largo, que pilló a la defensa adelantada. Avanzó y chutó.

-Con la defensa adelantada... Eso no ha cambiado en el Barça.

-El Barcelona siempre ha sido ofensivo, nunca he conocido otro que no fuera así. El objetivo siempre fue ganar donde fuéramos, Ni el empate fuera de casa nos servía.

-Como portero debió sufrir.

-Pues no. Nunca sufrí. Yo me sentía protegido. Es un error pensar que un equipo se defenderá mejor porque tenga buenos defensas o el portero sea bueno. No, el equipo funciona si todo el engranaje funciona, entonces marcarás muchos goles y te marcarán muy pocos. La gran virtud del Barcelona de los últimos años ha sido el equilibrio que tenía en todas las líneas.

-Esa Liga ganó el Zamora.

-Es algo que cualquier portero desea, no nos vamos a engañar, como un delantero desea ganar el Pichichi. Pero son premios que deben entenderse como un mérito global. Los éxitos llegan si todos colaboran. Puedes parar un balón, dos o tres, pero sin ayuda, no paras el cuarto.

-Usted fue compañero del Cruyff futbolista y del Cruyff entrenador. ¿Es tal el mérito que se atribuye a su figura en el Barça?

-Un mérito grandísimo porque implantó un sistema más ofensivo de lo que podía ser entonces. Llevo al Barça a ser reconocido a nivel mundial, más que en los cien años anteriores. Fue el punto de inflexión. Luego, Van Gaal, Rijkaard, Guardiola evolucionaron y mejoraron la idea, con la misma premisa de tocar, buscar el uno contra uno...

-¿Esa es la base?

-Sí, tener futbolistas que desborden, que tengan esa habilidad. Como Messi. Eso se implantó en el fútbol base. Necesitas chavales muy hábiles con una punta de velocidad. Es muy difícil para los extremos encarar una y otra vez al lateral.

-¿Fue difícil ser portero del Barça? 

-Para cualquiera lo es.

-¿Más en el Camp Nou que fuera? 

-En todas partes. El Barcelona siempre ha sido ofensivo y cuando te llegaban estabas en una situación crítica. Pero sabiéndolo, trabajas para solventar estas acciones. Siempre me he sentido protegido y querido.

-¿Notó el cambio del pequeño Atotxa al Camp Nou?

-Era diferente, claro: las medidas, el público, el entorno... Había 20.000 personas en un campo y 100.000 en el otro. ¿Más arropado? Todos los jugadores de la Real éramos de la zona, íbamos a tomar algo juntos...

-Aludía a la sensación de sentir la soledad en el césped: la defensa lejos, el público propio lejos...

-Nunca tuve la sensación de sentirme solo y abandonado. Es diferente la cantidad de público pero te haces enseguida. Quizá en mi primer partido, contra el Sevilla, vi el campo grande... pero te preparas para ello. Además, entrenábamos muchas veces en el Camp Nou.

-¿Nunca pensó que las porterías del estadio eran más grandes?

-No, no son más grandes. Miden igual que las otras.

-El mejor recuerdo que se tiene de usted es el de Beveren, cuando nació Sant Artola gloriós, el apodo que le puso Joaquim Maria Puyal. 

-No diría que ese fue mi mejor partido, Era un día importante, por ser una semifinal y estábamos ante al oportunidad de nuestra vida de jugar una final, solo habíamos ganado por 1-0 en la ida y había que mantener la portería imbatida, era una temporada complicada...ç

-El portero rival era Pfaff. 

-Era buenísimo, luego fichó por el el Bayern. Hizo un gran partido aquí y hasta el partido de vuelta todos los medios se pasaron hablando si yo iba a dar el mismo rendimiento, comparándonos... ¿Si me sentí escrutado y observado? No.

-Usted siempre fue muy tranquilo. 

-Es verdad. Nunca sentí la presión o la tensión. Tampoco allí.

-Cuando oye hablar del juego de pies de los porteros, ¿qué piensa? 

-Que lo primero es parar, y para parar se necesita buena colocación potencia, echarse al suelo... las características de siempre. Como ahora es necesario utilizar los pies, eso ya se enseña desde abajo. Nadie sube si no sabes tocarla. Las cosas han cambiado. Antes no podías ni respirar en el área de meta, Chocabas, recibías y no pasaba nada. Ahora les envidio un poco, pero tantas facilidades tampoco me gustan. Que un portero y un delantero disputen una pelota arriba me parece lo más sano que hay en el mundo.