"Corrí 180.000 kilómetros"

SERGI LÓPEZ-EGEA / BECERRIL DE CAMPOS

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Antes corría y ahora camina, anda y mucho, por los parajes palentinos que surcaba mañana y tarde en busca de una buena marca. Mariano Haro juega al subastado en el bar de la plaza, ante la atenta mirada de su padre nonagenario, junto al ayuntamiento que tantos años presidió hasta que se enfadó con la dirección provincial del Partido Popular y se pasó a la oposición, de derechas, por supuesto.

Mariano Haro todavía conserva a los 66 años una imagen que recuerda sus años de atleta. En Becerril de Campos, su pueblo, todos se conocen y posiblemente pasarán muchos lustros antes de que vuelva a aparecer un astro del deporte. No es extraño, por ello, que el complejo deportivo --el campo de fútbol de hierba natural y la piscina al aire libre-- lleven su nombre. Sorprendentemente no hay una pista de atletismo que rodee el rectángulo de juego. "Y es que hubo unos cuantos chavales que se animaron con el atletismo, pero no siguieron mis pasos". Habría sido complicado porque difícilmente no haya un atleta que haya consumido tanta distancia como Mariano. "Corrí más de 180.000 kilómetros", más de la mitad de los que recorre un ciclista profesional a lo largo de su carrera.

Hubo una época en que no estaba tan de moda como ahora calzarse unas zapatillas y echarse a correr por las calles de la ciudad. "¡Dale, Mariano Haro!". Era el grito que escuchaban los atletas de corazón, pioneros en el arte del jogging. Ni el protagonista de esta historia se libraba de los chillidos. "¡Mira el Mariano Haro! No tenían ni idea de que era yo. Recuerdo que me lo chillaron precisamente en Barcelona, corriendo por la Diagonal".

Un museo en casa

La sala de estar de su chalet en Becerril es un museo. La vitrina esconde recuerdos deportivos, que se confunden con sus distinciones políticas. Haro cuenta su vida, de cómo con 19 años iba todos los días en bici a tirar de la carretilla de una azucarera, aunque tenía la costumbre de descabalgar del sillín y correr a pie agarrando el manillar. De cómo se zampó un plato de alubias antes de presentarse en Palencia a la primera prueba atlética en la que participó. Llegó, vio y venció. Era el 19 de marzo de 1959. Nacía una estrella.

Durante dos décadas Haro siempre estuvo delante, tantas veces segundo, el más regular, pero el desafortunado que siempre encontraba un eventual rival que lo batía en el último suspiro. Los 10.000 metros y el cros --cuatro veces segundo en el Mundial de la especialidad entre 1972 y 1975-- fueron sus pruebas más estimadas. En los 10.000, consiguió su mejor registro en 1972 (27.48.02 minutos). "Fue la quinta mejor marca del año". Con 36 años participó en los Juegos de Montreal. "Viendo los contratos y los premios que se pactan hoy, puedo asegurar que habría ganado 2.000 millones de pesetas".

Pero Haro vivió sus años atléticos en una época en la que el hambre todavía se apoderaba de la España interior, por eso, en los encuentros internacionales realizaba sus trapicheos. "Recuerdo que compraba caviar a los rusos y luego lo revendía". Recuerda también que se compró una cámara de fotos en los Juegos de Múnich y le dio por apretar el disparador en la villa olímpica, enfocando hacia las ventanas donde dormía la delegación israelí. "Aquellas fotos me las publicaron". Fueron otro testimonio de la matanza de 1972.

Fueron años en los que Lasse Viren, astro finlandés, se cruzaba en el camino de Haro. Casi siempre caía derrotado ante el poder del nórdico, una hegemonía que tenía un secreto. "Todos sabíamos que se cambiaba la sangre cuando la mayoría de atletas españoles solo le dábamos al bistec y a la vitamina C". Eufemiano Fuentes todavía era alumno de bachiller.

A los 37 años colgó las zapatillas y como Forrest Gump en la película decidió frenar de golpe y no correr nunca más, aunque ahora le han invitado a una carrera de veteranos, más de 60 años, en primavera, que reunirá a viejas glorias del tartán. "Pues igual los sorprendo, entreno y los gano a todos".

Dos matrimonios, cuatro hijos, cuatro nietos y 24 años de alcalde hasta que en 1999 se enfadó con la dirección provincial del PP con denuncia incluida en Interviú, siete años después de que fuera arrestado por la Guardia Civil tras una discusión en el bar. "Mucho cointreau. Nunca más lo volví a probar. Un vecino, que ahora es un amigo, y yo discutimos. Veníamos de cazar y llevábamos las armas. Vi que él sacaba un cuchillo y yo quise disparar la escopeta al aire, con tan mala fortuna que un perdigón le alcanzó en la cara". Haro, en el deporte y en la política, siempre fue una persona de carácter.