¿Por qué has llorado tan poco durante la pandemia?

'Solo' el 35% de la población ha llorado desde el marzo de 2020

Las mujeres suele hacen hacerlo cuatro veces más que los hombres

El deporte es el único espacio en el que ellos suelen darse permiso para llorar

¿Por qué lloramos tan poco?

¿Por qué lloramos tan poco?

María G. San Narciso

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La pandemia del covid agitó el mundo cual bola de nieve el mes de marzo de 2020. De un día para otro, se nos encerró en casa, dejamos de ver a familiares y contabilizábamos las muertes por centenares. También se paraban las revisiones médicas y la gente tiraba para adelante con los niños como podía. La incertidumbre se mezclaba con el miedo, el dolor y problemas económicos en muchos casos.

Con esta situación, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) quiso saber qué porcentaje de la población había llorado. El resultado es que ‘solo’ el 35% había derramado lágrimas: el resto nada.

Mientras que a algunas personas les basta con ponerse la discografía de Chavela Vargas o la película ‘La vida es bella’ para ser un baño de lágrimas, otras aseguran que son incapaces de llorar aunque se separen de sus parejas, sufran la pérdida de un familiar o vean cómo su vida va directa al hoyo.

La "debilidad" de las lágrimas

Aquí no hablamos de las lágrimas que brotan al pelar una cebolla o al someterse a la ‘tortura’ de la depilación láser, sino del llanto emocional: el descrito como el derramamiento del aparato lagrimal en ausencia de cualquier irritación de ojos. Ese que a veces se acompaña de alteraciones en ciertos músculos de la cara (los llamados pucheros) y de sollozos.

En personas que están bloqueadas, el mero hecho de llorar puede significar un descontrol. Hay un miedo de empezar y no saber hasta dónde puede llegar

Noelia Morán, profesora de la Facultad de Psicología de la Complutense y presidenta de la Sociedad Española para el Avance de la Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS), plantea varias hipótesis que pueden explicar por qué la gente no llora. Hacerlo, afirma la experta, es una forma de comunicarse. Pero no todo el mundo tiene la misma capacidad para mostrar al mundo cómo se siente. Hay quienes pueden sentir que las lágrimas “indican debilidad”, que llorando muestran al mundo que no son fuertes o sienten que no les van a respetar igual por la vulnerabilidad que proyectan.

Y eso que lo normal es que las lágrimas generen una respuesta de empatía. “Tiene un componente cognitivo y social. Si tienes la idea de que expresar tus emociones es útil, te va a ser beneficioso y los demás te van a acoger”, subraya.

Llorar ayuda a sentirse mejor

Otra opción que plantea la psicóloga es que sean personas que estén "bloqueadas". Pueden haber pasado por una experiencia dura que les haya hecho desconectar de sus emociones en un momento dado. En ese caso, el mero hecho de llorar puede significar un descontrol. Hay un miedo de empezar y no saber hasta dónde puede llegar.

“Las personas que se quedan con un mundo emocional negativo dentro, sin ser capaces de buscar ayuda o reconocer bien qué les está ocurriendo, pueden sufrir más”, explica la profesora de Psicología Noelia Morán

Claro que el llanto no es la única forma de mostrar las emociones. Puede ser perfectamente feliz sin apenas recordar lo que era sollozar. “Hay personas para las cuales es más fácil llorar que para otras. Entre las segundas, pueden haber desarrollado otros mecanismos de expresión”, explica la también colaboradora del Consejo General de la Psicología de España. Por ejemplo, con las expresiones faciales. O hablando de lo que les pasa.

El problema es cuando no hay ningún tipo de expresión porque puede repercutir en la salud emocional. “Las personas que pasan por un mal momento y no expresan cómo se sienten, sino que se quedan con un mundo emocional negativo dentro sin ser capaces de buscar ayuda o reconocer bien qué les está ocurriendo, pueden sufrir más”, explica.

Respuesta al estrés emocional

Ad Vingerhoets, profesor de la Universidad de Tilburg y uno de los mayores expertos mundiales en llanto, realizó un experimento en el que algunos voluntarios fueron interrogados sobre su estado de ánimo antes de ver dos películas: ‘La vita è bella’ y ‘Hachiko’. Se repitió la pregunta después del visionado. Quienes habían llorado viéndolas declararon sentirse sensiblemente mejor; los que no tenían el mismo humor que antes.

"La habilidad para excretar lágrimas emocionales es una de las pocas funciones psicológicas que distinguen a los humanos de otros animales”, según el investigador William H. Fre

“La habilidad para excretar lágrimas emocionales es una de las pocas funciones psicológicas que distinguen a los humanos de otros animales”, aseguró el investigador William H. Fre, que teorizó con que estas lágrimas se desarrollaban como respuesta adaptativa al estrés emocional. La razón de sentirnos mejor después de haber llorado es que “hemos podido expulsar ciertos químicos tóxicos”.

Con todo, hay muy poca investigación alrededor de las lágrimas emocionales. En un estudio denominado ‘El acertijo del llanto emocional humano: un desafío para los investigadores de las emociones’, Vengerhoets señala que el “desamparo y pérdida (como el dolor, ruptura romántica, enfermedad) parecen ser las situaciones prototípicas que inducen lagrimeo.

También es una cuestión de género

El llanto es la manera que tienen los bebés de expresar sus necesidades para sobrevivir. De decir: adulto, me pasa algo. A partir de los 20-25 años, vamos reduciendo la intensidad. Otro aspecto que conocemos es que en general ellas lloran más. Entre los hombres, un 16,9% había llorado por la situación de la pandemia frente a un 52,8% de las mujeres. Las personas más jóvenes, de 18 a 24 años, eran las que más reconocían haberlo hecho. “Frente a una situación de frustración, como puede ser la pandemia, el resultado inmediato habitualmente es la rabia, el enfado o la violencia”, explica el sociólogo y sexólogo Erick Pescador Albiach, que recuerda cómo se incrementó el número de llamadas al 016.

A partir de los 13 años, las mujeres lloran cada año de 30 a 64 ocasiones, cuatro veces más que los hombres

Lo normal es que todos lloremos lo mismo hasta los 13 años. Después cambia. Los resultados de un estudio publicado en la revista especializada 'Der Ophthalmologe’ en 2009 mostraba que las mujeres lloran cada año de 30 a 64 ocasiones, cuatro veces más que los hombres, que lo suelen hacer entre 6 y 17 veces. También lo hacen durante más tiempo y sollozan bastante más.

Hombres que solo lloran con el fútbol

Pescador indica que “no hay superhéroes que lloren”, mientras que tenemos muchísimos ejemplos de ellas haciéndolo “a moco tendido” en la ficción. “Si hay una situación de estrés y de problemas, como la propia pandemia, los hombres sacan pecho. Y lo hacen aguantando, apretando los dientes y sin llorar”, prosigue. “Es un sistema de control de las emociones masculinas y como diferenciación de lo femenino”. Él pregunta en colegios e institutos a los chicos si lloran. Los que dicen que sí reconocen que nunca delante de sus colegas, no vayan a cachondearse.

El deporte es de los pocos espacios en los que, a menudo, vemos a varones llorar o besarse

El mito de ‘los hombres no lloran’ les persigue, aunque no siempre. Cuando Messi se fue del Barça este verano y culés de todo el mundo le lloraron a lágrima viva, muchas personas ironizaron en Twitter sobre cómo ellos habían pasado de reírse de las adolescentes por llorar por Justin Bieber a hacerlo por el cambio de equipo de un jugador. El deporte es de los pocos espacios en los que, a menudo, vemos a varones llorar o besarse. “Suele ser en la victoria o en situaciones extremas de emoción. Se permite cuando metes un gol, pero no cuando estás enternecido frente a tu hijo. Quizá ahora empieza a haber un poquito de todo esto”, explica Pescador.

Morán explica que hay aspectos hormonales y también muchas explicaciones de corte social a estas diferencias. Frey expuso hace años que la testosterona masculina inhibe el llanto, mientras que la prolactina provoca el efecto opuesto. “A, día de hoy todavía se espera que las mujeres tengan una mayor sensibilidad y lloren más que los hombres, de ahí que lo hagamos de una manera diferente. Ojalá lleguemos al momento en que todos lloremos igual”, concluye la psicóloga. 

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