Comercio

¿Por qué no gastamos más si creemos que la economía va (e irá) bien?

El consumidor sigue sin dar rienda suelta al gasto pese a mejorar 15 puntos su confianza sobre la economía española

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Un supermercado Mercadona en Barcelona

Un supermercado Mercadona en Barcelona / Manu Mitru

Paula Clemente

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Dice el último análisis de perspectivas del consumidor de Kantar que este junio la confianza de los españoles en relación a la situación y al futuro de la economía española se robustecía 15 puntos y se situaba casi donde estaba en 2019, justo antes de la crisis del covid. También, que el 60% de los encuestados cree que su nivel de ingresos se mantendrá. Pese a todo, el mismo estudio concluía que más de la mitad de la muestra no es partidaria de incrementar su gasto, que el 38% está más bien por reducirlo y que solo un 8% cree que es momento de aumentarlo. Los datos de gasto con tarjeta que recopilan y publican BBVA y Caixabank también confirman que el consumo remonta muy poco a poco, y la última actualización de datos de Algori, empresa de analítica del comportamiento en el supermercado, revela que el consumidor compra cada vez menos. ¿Como se explica que convivan ambas realidades? ¿Por qué no gastamos más si creemos que la economía va (e irá) bien?

En su informe, Kantar ofrece una primera respuesta: "La inflación se deja sentir". "Los consumidores (y trabajadores y familias) han aprendido a manejar situaciones económicas complejas y a jugar con opciones que pueden parecer contradictorias en lo que se refiere a su consumo: ahora toca afrontar una ola de inflación y se ajustan los comportamientos", profundizan los responsables de este estudio.

Lo cierto es que por mucho que el Índice de Precios al Consumo (IPC) haya moderado drásticamente su crecimiento en los últimos meses, esto no siginifica que los precios se abaraten. De hecho, este indicador lleva dos años y medio sin dejar de avanzar, y, si bien la última tasa disponible es considerablemente baja (+1,9% en junio), se trata de un encarecimiento sobre el que ya hubo en junio del año pasado, que fue de un 10,2%.

Además, una de las áreas a las que más dinero destina el consumidor, la alimentación, sigue estando casi un 12% más cara que el año anterior.

Tipos de interés y ahorro a futuro

"El descenso del consumo se explica por varios factores", ahonda el economista jefe de BBVA Research en España, Miguel Cardoso, en su nota de análisis de la situación del consumo. En ella, habla en primer lugar, efectivamente, del incremento de precio de la energía, del combustible y de la alimentación. "En un entorno donde la remuneración por asalariado sólo creció un 2%, la pérdida de poder adquisitivo habría afectado negativamente a las decisiones de consumo de las familias", analiza este economista.

A ello suma la retirada de estímulos a la demanda interna por parte del Banco Central Europeo, que aumentó los tipos de interés y, con toda probabilidad, también la carga financiera de los hogares, que "seguramente ha significado sacrificios en sus planes de consumo".

"Finalmente, el incremento en la tasa de ahorro que ha generado el descenso en el consumo, al mismo tiempo que la renta disponible continúa aumentando, podría estar reflejando una mayor incertidumbre ligada a las políticas públicas", concluye Cardoso, explicando que la reforma de las pensiones podría haber hecho deducir a la gente que sus salarios serán menores de aquí a un tiempo ("al ligar el crecimiento de las pensiones a la inflación y posponer el ajuste en el desequilibiro de las cuentas de la Seguridad Social a 2025, dejando como opción más probable el incremento de las cotizaciones a cargo de las empresas, los trabajadores podrían haber interpretado que esto implicará menos salarios en el futuro"). En consecuencia: forzar una tasa mayor de ahorro voluntario.