Las dos etapas vascas

La contracrónica de la Vuelta: la normalidad de ir al País Vasco

La prueba celebra este miércoles la segunda etapa en Euskadi con una llegada a la Gran Vía de Bilbao, que servirá como ensayo de la primera meta del Tour 2023.

Girasoles Vuelta

Girasoles Vuelta / LA VUELTA / CHARLY LÓPEZ

Sergi López-Egea

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Hace unos años, cuando la Vuelta todavía no pertenecía a ASO, la empresa francesa propietaria del Tour, penetró por unas obras inesperadas unos poquísimos kilómetros en Vizcaya. Fue como si de repente se anunciase el fin del mundo. El paso se hizo con sigilo y sin hacer ruido. Era una época aún revuelta y con demasiadas personas circulando con guardaespaldas por el País Vasco.

"Ahora vamos con total normalidad. Comenzamos a acudir por primera vez en 2011 y no hay ningún problema ni con los ayuntamientos ni con ninguna de las tres diputaciones", explica Javier Guillén, director de la prueba. 

Hasta el paso por Navarra, a finales del siglo pasado, era complicado. Una noche, mientras la Vuelta dormía en hoteles de Pamplona, quemaron unas cuantas motos de la organización y aquello fue un drama porque sin motocicletas, aunque pueda parecer lo contrario, no se puede organizar una carrera ciclista .

El regreso de 2011

En 2011 la Vuelta circuló contando los días que faltaban para que la carrera llegase a Euskadi. Lo hizo con una salida en Oyon, pequeña localidad alavesa, pegada a Logroño, y famosa por sus fábricas de aluminio. Luego se llegó a Bilbao, como sucederá este miércoles, y se armó la revolución, pero la buena, la animada, la deportiva. Ganó Igor Antón, por aquel entonces líder del conjunto Euskaltel. Era uno de los suyos que llegaba en solitario a la Gran Vía bilbaína para levantar los brazos y hacer historia. El bullicio fue impresionante.

Desde entonces el País Vasco ha ido cobrando protagonismo en la carrera hasta el punto de que no solo se ha normalizado la presencia de la prueba, sino que ha dejado de ser un aspecto mediático que se podía aprovechar para reivindicaciones de tipo político.

De hecho, en Euskadi comenzó la carrera hace dos años, desde Irún, de donde parte hoy la etapa cuando fue imposible iniciar la carrera en los Países Bajos, como ha sucedido ahora, por culpa de la pandemia.

La gran cantera

No hay lugar en la península donde surjan tantos ciclistas. La cantera vasca está por encima de las demás y si se rebusca en la historia aparecen corredores capaces de todo desde los tiempos de Jesús Loroño, en los años 50 del siglo XX.

El Euskaltel ha regresado al pelotón internacional con la idea de irse haciendo mayor y para que las casacas naranjas vuelvan a inundar las carreteras de los Pirineos, en el Tour. Y precisamente la ronda francesa parte el año que viene desde Bilbao -la meta de hoy servirá de ensayo porque allí terminará la primera etapa en 2023- para estar tres días y recorrer las tres provincias vascas antes de dirigirse hacia el País Vasco francés y acabar en Bayona, aunque este último aspecto aún no sea oficial.

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