la ronda española

Soler se queda a las puertas de la victoria

El corredor catalán del Movistar se vuelve a fugar en la Vuelta aunque lo hace con la peor compañía posible

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Sergi López-Egea

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Todo preparado hace unos meses para que Ourense recibiese a la Vuelta en el centro de la ciudad. Como en tantas otras partes se esperaba llegar entre un clamor popular, las vallas plagadas de gente, las firmas comerciales repartiendo regalos y hasta la caravana publicitaria, que ha sido suprimida, entreteniendo al personal antes de que aparecieran los ciclistas.

Todo cambiado en poco tiempo. En vez del centro urbano, la Vuelta llegó a un lugar apartado de Ourense, una cuesta que sonaba a emboscada y la línea de meta trazada en plena curva. Y como si fuese una carrera clandestina, entre la soledad de las vallas, lejos de todo, menos de la pandemia, Marc Soler se quedó sin las fuerzas necesarias para pelear por una victoria que buscó en una escapada trabajada pero en compañía de los peores rivales con los que podía unirse en una cabalgada rápida entre los 204 kilómetros que separaron Lugo de Ourense, con el frío colándose por todos lados, mientras los líderes de la carrera, con Primoz Roglic a la cabeza, decidieron dejar la batalla de verdad para otro día, que queda poca Vuelta pero aún hay ocasión de buscarse las cosquillas.

"¡Vaya rivales que llevo!". Así chillaba Soler por el 'pinganillo'. Así hablaba con su director Pablo Lastras. Ni uno malo y, entre ellos, clasicómanos y tricampeones del mundo de ciclocrós, como el checo Zdenek Stybar, o ganadores natos cuando se fugan, como el belga Tim Wellens, ganador este miércoles en Ourense como hace unos días en Sabiñánigo. Y, por supuesto, el canadiense Michael Woods, que también tumbó los sueños de Alejandro Valverde, en otra fuga, la semana pasada en tierras alavesas.

Triunfo de Wellens

Ganar no es fácil; fugarse, tal vez un poco más. Pero escaparse no es sinónimo de victoria, porque todos los que van por delante, si se desgastan, si aprietan y colaboran para que el pelotón no los pillen, no es precisamente para quedar segundo y solo uno, en este caso Wellens, puede ganar. Soler ya lleva tres escapadas en esta Vuelta y solo una, la primera, en la segunda etapa y en la localidad navarra de Lekunberri, en el primer día que se llegó a un pueblo o ciudad con las calles desiertas y las vallas solo de decorado, le sirvió para levantar los brazos y dar, por ahora, la única victoria al Movistar, la segunda del equipo en una temporada que finaliza en Madrid.

La etapa de Soler y la presumible victoria en la clasificación por equipo se presumen como premios para un Movistar que tiene muy complicado, por no decir imposible, subir a Enric Mas al podio, aunque el mallorquín, por lo menos, tiene prácticamente asegurada la clasificación de los más jóvenes de la Vuelta.

El oficio de ciclista

Así de duro es el oficio de ciclista. Y eso bien lo sabe Soler, que trató de poner orden a la escapada y que buscó, ya casi a la desesperada, un demarraje final en la cuesta que conducía a la curva final de la 14ª etapa. "Me tocaron unos rivales muy duros. Todos eran ganadores natos. Lo he intentado de todas las maneras, en las subidas, en los descensos, pero todo el mundo iba muy fuerte y al final, en la meta, apenas me quedaban fuerzas", resumió el corredor catalán.

En el Angliru perdió toda opción de seguir peleando por un puesto de honor en una Vuelta donde Soler se ha convertido en uno de los animadores; en una Vuelta que este jueves trazará con 230 kilómetros la etapa más larga, con el temor a que el frío y la lluvia convierta el camino hacia Puebla de Sanabria en una auténtica ruta infernal.

Todas las clasificaciones en la página oficial de la Vuelta.