Restaurador sin freno

Bar Monry's, el penúltimo restaurante del piloto que fue probador de fórmula 1

Adrián Vallés, que estuvo a punto de competir en la categoría reina del automovilismo, dirige en su nueva vida profesional tres restaurantes de éxito y ultima la apertura del cuarto

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Adrián Vallés, con uno de sus cascos de competición y varios de los platillos que ofrece en Bar Monry's.

Adrián Vallés, con uno de sus cascos de competición y varios de los platillos que ofrece en Bar Monry's. / Ferran Imedio

Ferran Imedio

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Explica Adrián Vallés que puede contar con los dedos de la mano las veces que ha comido en casa en los últimos lustros. "Todo el día viajando desde que soy joven, pero es que así era mi trabajo". Y su trabajo era ser piloto de monoplazas (llegó a ser probador de fórmula 1), primero, y director de su propia escudería y mánager de pilotos, después. Hasta que se hartó de dar vueltas por el mundo y, con el nacimiento de sus hijos, dejó los circuitos para abrir restaurantes.

Aunque sigue comiendo fuera de casa, ahora tiene el consuelo y el orgullo de hacerlo en sus locales: el italiano Bene Assai (doctor Carulla, 61), el mediterráneo -con algún que otro plato vasco- Claudia (Bigai, 3) y el recién abierto Bar Monry's, consagrado al tapeo sin pretensiones gastronómicas pero con buen producto. Pasado el verano añadirá un cuarto, Olaberria, un vasco que ocupará el espacio del histórico Abasolo Etxea (Marià Cubí, 190).

Monry's

Doctor Fleming, 27. Barcelona

Tf:  93.168.00.74

Precio medio: 30€

Los aficionados más apasionados al automovilismo saben quién es este alicantino afable. Para quienes no tengan ni idea de él basta resumir su extenso currículo al volante para darse cuenta de lo 'crack' que fue en lo suyo y el mérito que tiene haber cambiado de registro y no salirse en la primera curva de su carrera como restaurador, y eso que su primer proyecto se 'gripó' por culpa de la pandemia. Había adquirido Bene Assai semanas antes del cierre del país por el coronavirus. Pero su espíritu competitivo salvó la situación.

En 2005, Vallés fue nombrado piloto revelación al quedar segundo en las World Series, la antesala la F-1. De ahí pasó a ser probador en 2007 de Spyker (hoy Aston Martin, donde corre Fernando Alonso) durante un par de años. En 2008 participó en las 24 Horas de Le Mans enrolado en el Epsilon Euskadi al volante del primer prototipo español. En 2009 ganó la Superleague Formula, aquel campeonato de monoplazas que representaban a clubs de fútbol (él lucía los colores del Liverpool, un 'red devil' sobre ruedas). Y en 2010 consiguió un asiento titular en el equipo de F-1 americano USF1, pero quebró a última hora y no pudo competir en el 'gran circo'.

Después, fundó su propia escudería, AV Fórmula, con la que ganó las World Series en 2016, y se convirtió también en mánager de pilotos de 2012 a 2018.

Volvamos a la gastronomía. Aparcados los bólidos, ahora no alcanza las velocidades supersónicas de antaño pero sigue con la adrenalina a tope, circulando de restaurante en restaurante como quien para en 'boxes' a cambiar ruedas para controlar que ninguno derrape (todos ellos se ubican en la zona alta de Barcelona).

De momento, los conduce con éxito a pesar de que su experiencia en este mundo no iba más allá que la de ser un gurmet que ha probado de todo y más. Ni siquiera cuenta con ayudas financieras o asesorías externas.

Platillos mediterráneos y sabores amables

Tiene mérito. Lo demuestra de nuevo en el pequeño Bar Monry's, su última apertura en una zona donde abundan las franquicias. Allí propone una amplia carta de platillos mediterráneos en los que priman los sabores amables y que se acompaña de una oferta de vinos tan interesante como solvente, de los cuales puedes pedir una quincena a copas.

Triunfan las suaves gildas con anchoas de Santoña, el meloso carpacho de gamba, la tortilla de patatas hecha al momento, las croquetas (la de 'pulled beef' es de lo mejorcito de la ciudad), los montaditos (rico el de atún y aguacate, casi delicado el de sobrasada de Mallorca, queso Mahón y miel) y los dados de solomillo salteado con patatas aderezados 'allioli' casero.

No parece tener miedo Vallés en esta aventura empresarial, como no lo parecía tenerlo en una pista. De hecho, acaba de quedarse con Abasolo Etxea, un histórico de la zona alta al que le va a cambiar el nombre. Se llamará Olaberria y apostará por la cocina vasca con producto excelente. Otro restaurante más. Otro estilo de cocina más. "Es que si no, ¡me aburro!". Calcula que en octubre encenderá el semáforo verde y podrá arrancar su nuevo proyecto. ¡Apártanse, que este hombre no sabe frenar!

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