Abasolo Etxea: renace uno de los restaurantes vascos de referencia en Barcelona

Los más viejos del lugar, es decir, de la zona cercana al Turó Park, conocen de sobra Abasolo Etxea. Ha sido un referente de la cocina vasca por aquellos lares desde hace décadas. Pero quienes no hayan pisado el establecimiento en el último medio año deberían cruzar de nuevo ese portón de madera que tanto identifica la entrada de este local.

¿Por qué, si la filosofía gastronómica viene a ser la misma? Para empezar, porque los nuevos propietarios ya no pertenecen a la familia vasca que fundó y regentó el negocio. Después, porque el espacio ha sido renovado de arriba a abajo de tal manera que solo conserva, además de la citada puerta, los ladrillos de algunas paredes y la ubicación de la barra de 'pintxos', que sigue junto a la entrada pero que también ha mudado de piel.

Y sobre todo, porque la carta ha cambiado para seguir siendo la 'misma'. Se mantienen tres platos por aclamación popular de su fiel clientela (el rabo de vaca deshuesado, cocido a baja temperatura y acompañado con salsa de queso Idiazábal, el canelón de ciervo trufado con bechamel de setas y los mejillones al txakolí).

Pero la brasa de encina cobra un protagonismo enorme, hay más horas de cocción en las bases y los fondos (lo que se traduce en sabores más largos y profundos) y la apuesta por el mejor producto posible es irrenunciable, de ahí que siempre tengan bastantes sugerencias del día.

En definitiva, Abasolo Etxea mantiene la vocación de clásico gracias a propuestas, en la barra o en la mesa, que apuntan a 'hits' de largo recorrido, desde la croqueta de sepia hasta las buenísimas 'kokotxas' de bacalao rebozadas y la 'babeuse' tortilla de bacalao, puerro y cebolla confitada que cortan y emplatan en la mesa (bravo por el servicio de toda la vida), pasando por los pimientos del piquillo rellenos de 'txangurro' y crema de marisco y las sensacionales pochas con almejas gallegas, y acabando con el flan de Idiazábal que tanto gustará a los fans del pastel de queso.

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