Gastronomía asequible

Barcelona buena y barata: la milanesa en bocadillo descomunal de 180 París Café

Este bar regentado por argentinos sirve bocadillos enormes cuya carne de nalga (babilla) preparan con mimo cada mañana

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Miguelo, con la enorme milanesa en formato bocadillo del 180 París Café.

Miguelo, con la enorme milanesa en formato bocadillo del 180 París Café. / Òscar Gómez

Òscar Gómez

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Es enorme, el bocadillo es enorme. Y cuesta 5 euros. Alucinas. “Está hecho con nalga, que es un corte tierno que va perfecto para la milanesa”, nos cuenta Miguelo bajo su gorra de visera y tras una ligera sonrisa que transmite cierta timidez. Miguelo es argentino y junto a su pareja, Salomé, abrió el 180 París Café hace unos dos años y medio. Cambiaron Buenos Aires por Barcelona: “Nos gusta mucho esta ciudad, así que nos vinimos a vivir. Y como siempre hemos estado profesionalmente vinculados a la restauración, abrimos este bar donde ofrecemos milanesas que cocinamos cada mañana. Las preparamos con este corte concreto, que allí llamamos nalga, y las empanamos con pan rallado perfumado con ajo y perejil

La milanesa de 180 París Café sobresale por todos los lados.

La milanesa de 180 París Café sobresale por todos los lados. / Òscar Gómez

Las fríen de maravilla, no están nada grasientas y la piel dorada es granulosamente tentadora. Pegada a la carne, sin huecos. Una coraza sabrosa y protectora que mima y cuida la carne durante la cocción. Te invita al muerdo. Y cuando lo haces, cede tras una ligera y crocante resistencia, luego encuentras la jugosidad carnal del interior. Sensacional. En efecto, solo es carne empanada. Pero es una carne excelentemente empanada y frita. Lo tiene todo: equilibrio de texturas, sabor y diversión. Porque al comerla entre panes y con las manos la cosa se vuelve gastronómicamente desenfadada. Lo repito: sabor y diversión.

180 París Café

París, 180. Barcelona

Tf: 93.471.78.56

Precio bocadillo de milanesa: 5 €

"En nuestras carnicerías a la nalga se la conoce como babilla y, en efecto, es tierna y jugosa. Y en este caso, también enorme, porque sobresale del pan por todos los lados. “Hay muchos tipos de milanesas cuando se preparan en plato”, nos cuenta Miguelo, “y la más famosa es la milanesa napolitana, que se prepara con mozzarella y salsa de tomate casera”. Pero hoy hemos venido a comer con las manos. Continúan los bocados que retruenan a cada dentellada mientras la mayonesa rebosa. Esta salsa es opcional, y -una pena- no es casera, aunque se entienden las razones: estamos ante un local modesto, de cocina pequeña donde prima la calidad de la carne y la autenticidad de los propietarios. Hemos sido generosos con la salsa y ahora nos manchamos los carrillos a cada bocado. Es decir, estamos disfrutando.

Cruasanes rellenos de 180 París Café, en este caso de huevos revueltos.

Cruasanes rellenos de 180 París Café, en este caso de huevos revueltos. / Òscar Gómez

Además del bocadillo estelar, puedes pedir los cruasanes rellenos. De jamón y queso o como nosotros hicimos, de huevos revueltos. Los preparan al momento, son cremosos, templados y tiernos. Preparan cada comanda conforme llega, todo en la diminuta cocina, así que necesitan un cierto tiempo. Se entiende y es natural, de hecho es una garantía de que le están poniendo mimo y dedicación a tu plato.

Así que mientras cocinan, la vida fluye y puedes disfrutar paseando la retina por las paredes forradas de ilustraciones y retratos. Un mapa de Buenos Aires y multitud de fotografías musicales. Bowie, The Beatles, Amy Winehouse y creo reconocer al gran mito argentino, Spinetta. Es uno de los retratos más grandes. En un ataque de timidez, no pregunto para confirmarlo. Anoto en la libreta: sobre la barra observo un equipo de DJ y la música no ha parado de sonar desde que hemos entrado.

Terracita y felicidad en el 180 París Café.

Terracita y felicidad en el 180 París Café. / Òscar Gómez

La felicidad debe seguir fluyendo así que pedimos empanadas argentinas. De costillas asadas en barbacoa y de ternera picante porque -seamos claros- en Argentina, la carne es ley. En el interior de las empanadas encontramos cortes grandes que permiten apreciar bien la textura, condimentación generosa y un picante controlado y elegante.

Buenos bikinis para los amantes de la vida planchada con jamón y queso. Si eres goloso, pídete los alfajores para terminar. Dulce de leche en textura de crema fundente encerrada entre galletas esponjosas. Adoran el vermut y preparan muy bien el café. Tienen terracita y son uno de esos locales refugio donde te sientes bien nada más llegar. Un lugar relajado y amable para disfrutar despacito. Hasta que por las ventanas suba el sol.