Punta Roca: el chiringuito 'baliterráneo'

Al final del caminito que lleva a la cala de Port Ginesta, apenas se distingue la presencia de Punta Roca; una buena pista es el aroma de las brasas que llega desde detrás de esa duna que da la bienvenida al último rincón playero de Castelledefels (o de Les Botigues de Sitges, para ser más oficialmente exactos).

El paseo hasta allí merece la pena porque te lleva a un chiringuito llamado a convertirse en referencia de la costa barcelonesa.

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Los troncos y cañas de la estructura, y la decoración, le dan un aire balinés al ambiente, que no deja de ser mediterráneo. Y eso se traslada a su amplia carta, que va de lo local a lo viajado. Así, las patatas bravas se aliñan con salsa de chipotle ahumado y mayonesa de pimienta de Sichuán, el tiradito de salmón lleva una salsa cítrica asiática y la ensaladilla rusa 'crujiente' contiene gamba, pan 'carasau', guacamole y huevas de pez volador.

No este un lugar donde sirven fritangas de aquí te pillo, aquí te mato, sino platos elaborados con buen producto, sean mundanos o más gastronómicos, de modo que igual puedes zampar unas croquetas de jamón de toda la vida y atacar una 'burger' de Black Angus que dar cuenta de un señor rodaballo o comer hasta el último grano del arroz 'a la llauna' con gamba roja y 'allioli' de azafrán.

O dejarse tentar por las sugerencias diarias de producto puro y duro: ostras, pescados, cigalas, gambas…

Punta Roca, que abrirá hasta el 15 de octubre, se anima aún más por la tarde y la noche con la música de un 'dj' (los fines de semana) y los cócteles que permiten alargar el buen rollito hasta la una de la madrugada.

La mejor manera de sentir que estás de vacaciones aunque te toque trabajar estos días; es que está tan cerca de Barcelona... 

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