Cierra Pappa Sven, el único restaurante sueco de Barcelona

La escasísima cocina nórdica que se puede degustar en Barcelona pierde este sábado a su referente principal: Pappa Sven (Villarroel, 22) cierra este sábado. Su chef y propietaria, Nina Olsson, quiere cambiar de vida después de 13 años sirviendo platos de la gastronomía sueca y baja la persiana. Le esperan Gotemburgo y sus familiares y amigos. Huérfanos de sus reno estofado y de su bufet 'smörgosburd' (arenques marinados, salmones ahumado, embutidos, ensaladas, la llamada tentación de Janssons -patatas gratinadas al horno con anchoas-), queda el consuelo de su legado en forma de libro, 'Cocina nórdica', recién editado por Planeta Gastro.

Olsson echa de menos a su gente después de más de una década en la capital catalana, a la que llegó para estudiar castellano durante cuatro meses y se quedó finalmente por amor. Y como quería abrir un restaurante, lo hizo en Barcelona. Fue el único de su estilo durante muchos años.

Tiempo después aparecieron la pastelería Manso's Cafe (Manso, 1), con dulces suecos porque una de sus responsables es de aquel país, y el supermercado El Sueco (Gran Via de les Corts Catalanes, 714, cerca de la plaza de Tetuán). En los últimos meses ha levantado la persiana Fiskebar (paseo de Ítaca, 3, en el Reial Club Marítim), que trabaja con la filosofía de la gastronomía de los países nórdicos (pescados crudos y ahumados).

Ahora, a sus 43 años, sin pareja pero con un idioma más que dominado, regresa a su país natal para seguir dedicándose al mundo de la restauración: va a estudiar Food & Beverage para dirigir restaurantes de hoteles. Una lástima para los gurmets de la ciudad con ganas de probar bocados septentrionales como los que ella preparaba con gran éxito de público, porque no cierra porque le vaya mal, sino porque necesita cambiar de aires.

En su web, la cocinera explica que Pappa Sven (nombre en honor a su padre) ha sido "todo" en su vida, y los clientes, su "segunda familia". "Pero ha llegado el momento de seguir adelante en la vida y hacer realidad más sueños", avanza. "Hay que cerrar puertas para abrir nuevas, y si no cierro el restaurante estaré 10 años más cocinando y limpiando copas. Ahora mi futuro es una hoja en blanco", comenta a este diario.

Uno de esos sueños es el de ser embajadora de la cocina sueca en España, por lo que se dejará caer por aquí de vez en cuando. Y un buen aperitivo de ese plan es otro sueño, en este caso cumplido después de casi cuatro años de trabajo mano a mano con la fotógrafa Sara Larsson: 'Cocina nórdica', en el que recupera sus recetas, las de mi abuela y sus familiares. Ahumados, sopas y cremas, pescados y carnes, quiches y tartas saladas y dulces, panes, galletas, rollitos de canela... "Es muy personal, ya que recojo anécdotas relacionadas con cada plato, recuerdos de infancia, tradiciones, fiestas como la del cangrejo, en agosto, o el Midsommar, las Navidades...".

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