Copas y platos

De Berria a Barracuda MX: 2 vinos, 2 margaritas y 2 mezcales

Un paseo semicircular de 250 metros por la Puerta de Alcalá una tarde-noche entre un bar de vinos y un restaurante mexicano

Barracuda MX: atún y tuétano

Barracuda MX: atún y tuétano / Barracuda MX

Pau Arenós

Pau Arenós

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Este es un paseo semicircular de 250 metros por la Puerta de Alcalá una tarde-noche entre un bar de vinos (¡qué bar!) y un restaurante mexicano (¡qué mexicano!), dos copas de pinot noir, dos margaritas y dos copichuelas de mezcal, y una reparadora caminata de madrugada hasta el hotel.

La cita, en la que se come más que se bebe, pese al embotellado comienzo del texto, es con Rodrigo Varona, periodista, editor y 'managing director' (sea lo que sea eso), y cicerone por un Madrid gastro que conoce como el 'luthier' la sonoridad de un instrumento.

Berria, el nuevo y apoteósico bar de vinos, es el punto de partida, la casa de Gabriela Alcorta y Juan Rivero, con Tomás Ucha al frente de los sumilleres, y 1.600 referencias a la espera de gargantas dispuestas, curiosas e intrépidas. El objetivo es llegar a tener ¡25.000 botellas!

El bar de vinos Berria, en Madrid.

El bar de vinos Berria, en Madrid. / Berria

Una bodega acristalada para blancos y tintos, otra para espumosos y una tercera, suspendida e iluminando la sala, con los verticales, suficientes etiquetas como para salir en horizontal. No solo nuestro paseo en torno a la Puerta de Alcalá es semicircular, sino el establecimiento, con ese fondo embotellado que hace curva y con grandes ventanales hacia la plaza.

Han creado un formato singular y, seguramente, el primero de su género: las comidas se organizan a partir de los vinos y no al revés. Como nosotros estamos de 'tardeo', ese palabro que rima con 'petardeo', nos podemos dar el lujo de las copas sueltas, con una oferta de ¡100 botellas! para el descorche.

El sumiller lee mi deseo como un telépata. Pinot noir, dice: Les Champs Perduix 2012, de Bruno Clair, y el Oberrotweil 2019, de Peter Wagner. Y unas anchoas de la casa Catalina, con ese punto de sal que no oprime ni escasea, aunque demasiado tersas, y un salpicón de pulpo y langostinos, según las indicaciones de Juanjo López, el jefe de La Tasquita de Enfrente. El salpicón de bogavante que se come en La Tasquita es inolvidable.

El cocinero Roberto Ruiz.

El cocinero Roberto Ruiz. / El Periódico

Un salto y Barracuda MX, la resurrección de Roberto Ruiz y María Fernández tras el cierre de Punto MX, mexicano con estrella, al igual que lo fue el barcelonés Hoja Santa, también chapado y que regresa como Come, con Paco Méndez al frente.

Los grandes mexicanos fuera de México son el fénix, y es con la hoguera con la que Roberto ha construido un plato magistral: el tuétano a la brasa y el tartar de atún con los que alzar pirámides sobre unas tostadas, que vienen preparadas con aguacate y chiles quemados. Querría que la ceniza solo me hubiera saludado sin quedarse.

Son también tostadas 'customizadas' –estas, con semillas– las que acompañan al Vuelve a la vida, y pienso en la mezcla de vieira, langostino y pulpo como en un salpicón a la mexicana. El aguacate con langostinos enchipotlados tiene más vicio que una comuna de hippies californianos en los 70.   

Lunes por la noche y llenazo en Barracuda –y no puedo olvidar la canción de la banda Heart– y Rodrigo y yo nos ponemos al día y discutimos sobre asuntos trascendentes: ¿por qué a la gente no le molesta la piña en los tacos al pastor y sí en la pizza?

Hemos preferido cócteles, la margarita clásica, y, tras renunciar al postre, aparece el carro de tequilas y mezcales como si fuera una vagoneta al infierno. Una etiqueta tiene un nombre que imanta: La Venenosa, y ahí que nos tiramos.

He contado el final al principio, y La Venenosa ha contribuido con su nombre inapelable, así que solo queda darle a la zapatilla para que el aire revitalizante de la madrugada ayude a que la mañana del despertar sea menos dolorosa. 

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