Un ‘maridaje’ difícil

¿Tienen sitio los niños en los restaurantes gastronómicos?

Restricciones por edad, cambios en el menú, malabarismos en la sala… así se acepta (o no) a los menores

11 trucos de los restaurantes para que gastemos más

Si quieres comer aquí, ponte a la cola

Hay multitud de restaurantes de cierto nivel en los que los niños no son bienvenidos.

Hay multitud de restaurantes de cierto nivel en los que los niños no son bienvenidos.

Javier Sánchez

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En abril de 2022, Esteban Sánchez reservó en el restaurante Versátil (Zarza de Granadilla, Cáceres) para una comida familiar con un grupo que incluía dos niñas, de 9 y 12 años. Aunque podía haber optado por seleccionar la zona informal se decantó por el salón, en el que solo se ofrece un menú degustación. Pese a que desde el restaurante disponen de una opción infantil a precio reducido (35 euros frente a 69 u 84 euros, según el número de platos), decidió que las niñas también tomaran el menú ‘estrellado’. Pidió un par de cambios (una croqueta en sustitución del pulpo y un pescado por una carne) y la experiencia salió a pedir de boca.

“Aquí nos adaptamos a los niños: hacemos huecos a carritos, contamos con tronas y modificamos lo que haga falta del menú para que la experiencia sea lo más satisfactoria para todos”, explica David Hernández Talaván, que junto a sus dos hermanos encabeza este proyecto en Extremadura. Para Esteban Sánchez fue un alivio: unas semanas antes había intentado reservar con sus hijas en Opium, uno de los templos del ‘dim sum’ (y de la coctelería) en Londres, y se encontró con un “solo para mayores de 18” en la letra pequeña. Misión abortada.

Aunque la marca ‘adults only’ está mucho más extendida en el mundo de la hotelería, hay restaurantes que la practican ‘de facto’ tirando del recurso de derecho de admisión. Hay multitud de restaurantes de cierto nivel en los que los niños no son bienvenidos. En las preguntas y respuestas de Diverxo, por ejemplo, ante la cuestión de si aceptan niños la respuesta, aunque elude el sí y el no, es bastante clara: “Diverxo no es el restaurante más adecuado para niños de menos de 10 años. No tenemos menús específicos para ellos y no aceptamos carritos de bebé ni disponemos de tronas. Tampoco ofrecemos servicio de niñera”.

En Nakeima, una de las barras más conocidas de la capital, tampoco aceptan niños… No son los únicos: una polémica reciente en redes sociales surgió a raíz de que un tuitero hiciera notar que el restaurante O Fragón, situado en la Costa da Morte gallega, incluye una cláusula especial en caso de reservar con menores.

“Los niños menores de 12 años tienen que permanecer en la mesa acompañados de sus padres en todo momento, si no es así, deberías replantearte la reserva”, reza el mensaje. Para menores por debajo de esa edad, aconsejan llamar antes. Su restaurante, sus reglas… y el derecho de admisión pegándose de tortas con el artículo 14 de la Constitución, que establece que nadie puede ser discriminado por sus circunstancias personales. Un melón plantado en la alegalidad (hasta que alguien lo abra).

La edad como criterio

Siguiendo el ejemplo de O Fragón, numerosos restaurantes juegan con la edad de los menores como argumento para permitirles o no la entrada. En el Relais & Châteaux Torre del Visco, galardonado con una estrella Michelin verde y situado en Fuentespalda (Teruel), aceptan únicamente “a niños mayores de 8 años”.

En este oasis de tranquilidad en medio del Matarraña prefieren “que no haya bebés en carros dentro del restaurante”, explica el cocinero Rubén Catalán. “Lo que sí está sucediendo es que estamos viendo que los niños mayores son capaces de tomar el menú degustación igual que un adulto. O al menos tres o cuatro platos de los que lo conforman…”, aclara.

También aceptan niños (aunque con condiciones) en el restaurante con estrella Michelin Magoga (Cartagena). En su caso, para sentarse a la mesa tienen que ser mayores de 15 años y han de optar por la carta en lugar de por el menú degustación. Es decir, ya no se hablaría de niños sino de adolescentes.

Clara Villalón, reconocida gastrónoma y creadora de contenido, ha visto como en el último año su compañía habitual en visitas a restaurantes ha cambiado. Junto a su marido se lleva ahora a su hijo, nacido en septiembre de 2022, al que apoda cariñosamente 'baby torrezno', y confiesa que son mayoría “los sitios que hacen lo posible por adaptarse a un carrito de bebé”.

Clara explica que lo normal es que en los restaurantes la ayuden “buscando un hueco para dejarlo cerca”, aunque añade que siempre llama antes para avisar de que va con niño a bordo. Eso sí, también reconoce que “hay lugares que no los aceptan, independientemente de cómo se porte el niño y del tipo de padre que seas”. Esto le molesta porque supone “juzgar a todos con el mismo rasero, como si todos los padres fueran unos irresponsables”.

Aunque ‘baby torrezno’ se suele portar bien, Clara explica que, si un día el niño molesta, ellos tienen activado un ‘protocolo’ que se rige por el sentido común: “Uno de los dos coge al niño en brazos, se sale con él y el menú sigue adelante. Se paga religiosamente el de ambos y aquí no ha pasado nada”.

Niños pequeños, sitios más informales

Aunque hay restaurantes en los que han comido menú degustación “y todo fue de perlas” como Vandelvira (Baeza, Jaén) y Desde 1911 (Madrid), Clara no duda en reconocer que el perfil medio de restaurante al que acude ahora ha cambiado. “Intentamos ir a sitios más informales, donde nos suelen dar una mesa apartada, al lado de la que ponemos al niño con una mantita con sus juguetes para que se entretenga”. Asegura no echar de menos nada y estar encantada aunque también pone en duda a veces si el buen trato que recibe no tendrá que ver con ser una cara conocida en el mundillo de la gastronomía.

También hay marcas que, siendo 'a priori' todo lo contrario de un restaurante para niños, están tirando derivadas buscando un nuevo público familiar. Es el caso de la marca SLVJ, que apuesta por la gastronomía de calidad acompañada de espectáculo en directo. En su caso, acaban de lanzar un ‘family brunch’ en el restaurante de la calle de Velázquez de Madrid, donde bailes y canciones se dirigen a toda la familia y se digieren entre bandejas de 'sushi', ceviches o platos elaborados en la ‘robata’ japonesa.

“El universo transgresor de SLVJ pone en la mesa una propuesta basada en la gastronomía y con una atmósfera mágica, especialmente diseñada para toda la familia”, explican desde el restaurante. ¿Visión de futuro? Al fin y al cabo, los pequeños comensales de hoy pueden ser los ‘gourmets’ del futuro…