Movilidad

La ampliación del Clínic en la Diagonal obliga a modificar la prolongación de la L3 del metro de Barcelona

La estación está prevista en Sant Joan de Déu, pero la PTP considera que se podría recolocar en un punto intermedio y complementarla con un nuevo ramal del Trambaix

Las ampliaciones pendientes del metro de Barcelona

Pasajeros de la línea 3 del metro, en dirección a Zona Universitària, última parada antes de la ampliación prevista hacia el Baix Llobregat

Pasajeros de la línea 3 del metro, en dirección a Zona Universitària, última parada antes de la ampliación prevista hacia el Baix Llobregat / Ferran Nadeu

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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El 18 de enero, tras dos años de negociación y estudios de viabilidad, se hizo público que la ampliación del Hospital Clínic se ejecutará finalmente en los terrenos deportivos que la Universitat de Barcelona (UB) posee en la entrada de la Diagonal por el Baix Llobregat. El acuerdo llegó tras una carambola a cinco bandas: Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona, Diputació, UB y Clínic. No hay calendario claro ni mucho menos financiación garantizada, pero la sola voluntad obliga a reconfigurar todo el entorno para adaptarlo a la llegada de centenares y miles de sanitarios, pacientes y proveedores. También las infraestructuras tendrán que ponerse al día: lo que ya es seguro es que hará falta modificar el proyecto de prolongación de la L3, que tiene prevista una parada por encima del parque de Cervantes, junto a Sant Joan de Déu.

La ampliación de la L3 es un proyecto durmiente desde principios de siglo. Ha llegado a tener distintas fechas de inicio de las obras, incluso de inauguración de las estaciones. Están proyectados nueve apeaderos en un trazado de casi nueve kilómetros hasta Sant Feliu de Llobregat, aunque lo más probable es que se haga por tramos, empezando por Finestrelles y Esplugues Centre. La primera, la que coincide con Sant Joan de Déu, está previsto situarla junto a un supermercado que antaño fue el restaurante Tres Molinos, un clásico de bodas, bautizos y comuniones de nuestros mayores. Y al lado del nuevo centro de investigación de enfermedades minoritarias que empezó a construirse a finales de febrero.

Muy largo plazo

Vaya por delante que el Departament de Territori ni confirma ni desmiente porque no hay nada seguro. Se le tiene que dar una vuelta al proyecto. Tampoco hay prisa: no se espera la llegada del Clínic hasta dentro de 15 años, aunque pueden ser 12 o también 25. Este diario ha hablado con un par de expertos para ver qué opciones hay. La distancia entre ambos hospitales es de unos 300 metros, con un desnivel considerable que a pie se salva atravesando el parque de Cervantes, que hace frontera con Esplugues.

Planificar dos paradas no les parece una opción demasiado viable, a no ser que la del Clínic quede muy hacia dentro de la ciudad y más alejada de Sant Joan de Déu. El problema es que entonces quedaría muy cerca de la estación de Zona Universitària, el actual 'cul de sac' de la L3, que está a 700 metros de la entrada del campus deportivo de la UB.

Los terrenos de la UB en los que está prevista la ampliación del Hospital Clínic

Los terrenos de la UB en los que está prevista la ampliación del Hospital Clínic / Jordi Otix

Si se optara por bajar la estación al Clínic, además de desatender Sant Joan de Déu, surgiría el problema de que el barrio de Finestrelles (Esplugues), que está en pleno proceso de crecimiento con la construcción de decenas de pisos a los pies del parque natural de Collserola, también se quedaría sin metro. y eso es algo que este municipio del Baix Llobregat no está dispuesto a permitir, pues lleva lustros reclamando la llegada del suburbano, que anteponen a cualquier plan de ampliación del tranvía.

Punto intermedio

La asociación Promoción del Transporte Público (PTP) considera que la alternativa más lógica y racional sería crear una sola estación para los dos hospitales. "Podría situarse en un punto intermedio, de manera que también sirva de conexión entre ambos centros", comenta un portavoz de la entidad. Consideran, además, que la revitalización de esta parte de Barcelona es una buena oportunidad para hacer que el tranvía pase por este punto, y que en el futuro pueda seguir avanzando por una B-23 mucho más pacificada.

Firma del convenio para ampliar el Clínic, el 29 de enero

Firma del convenio para ampliar el Clínic, el 29 de enero / Alejandro García (EFE)

El Trambaix que viene de Francesc Macià recorre la Diagonal, pero gira hacia el mar en la calle de Adolf Florensa, pasado los jardines de Pedralbes. La idea sería crear un nuevo ramal que siguiera recto, que pasara por delante del Clínic y que luego avanzara por lo que ahora es una autopista. Arteria en la que, por cierto, se está trabajando para abrir un nuevo carril bus-VAO de entrada (desde Sant Feliu hasta la Diagonal) en el centro de la calzada que no quitará espacio al tráfico privado. Debería estar terminado antes de 2026 y tiene un coste cercano a los 18 millones de euros. Se espera que los buses se ahorren 15 minutos de trayecto como mínimo.

Avenida metropolitana

Javier Ortigosa, jefe de la oficina de Movilidad del equipo redactor del Plan de Desarrollo Urbanístico Metropolitano, cree que la reflexión sobre la ampliación del Clínic puede ir de la mano de la transformación de la B-23, de manera que lo que ahora es una autopista "pueda ser en el futuro una avenida metropolitana". No es su negociado (el proyecto lo lidera Territori), pero considera que buscar un punto intermedio entre ambos hospitales "podría ser una buena solución, con salidas adaptadas", de manera que ambos centros sanitarios "quedaran conectados y pudieran crear sinergias" sin necesidad de cruzar la incómoda Diagonal.

Propuesta 'Dues continuitats' elaborada por Espai Lur Scclp, Minuartia Estudis Ambientals e Ingenieros Asociados para  el ámbito del corredor del Vallès, en la B-30 a la altura del Hospital General de Catalunya

Imagen virtual con un ejemplo de avenida metropolitana en el ámbito del corredor del Vallès, en la B-30, a la altura del Hospital General de Catalunya / AMB

Lo que sí forma parte de su cometido son los futuros usos que pueda tener la B-23. El concepto de avenida metropolitana tiene mucho que ver con la voluntad de poner fin a las grandes arterias viales que separan los municipios. La idea es generar vida en su entorno y cambiar su morfología, de modo que los coches tengan menos espacio y queden más escondidos y se abran laterales más pacificados con muchas salidas. Lo ideal es incluir carril bici y que se incorpore vivienda, equipamientos y zonas verdes.

Se trata de generar una continuidad urbana. Como ejemplo, lo que se hizo con la Gran Via más allá de la plaza de Cerdà y hasta el Gornal. Creando, incluso, un nuevo centro ciudadano y de negocios: la plaza de Europa.

De la rotura a la oportunidad

En 2019 se convocó un concurso de ideas para transformar los grandes nudos viarios metropolitanos. Para el ámbito de la B-23 ganó el despacho Batlle i Roig. Lo titularon 'La Diagonal llega al Llobregat' y hablaban de "un gran vacío urbano" de 131 hectáreas y 5,5 kilómetros de longitud que ha generado "espacios marginales que tienen que convertirse en espacios de oportunidad, con áreas de movilidad sostenible que permitan la recuperación de los tejidos urbanos que las infraestructuras habían fragmentado". Un poco como lo que está previsto en la Sagrera, donde la cicatriz no es viaria, sino ferroviaria.

La entrada de la B-23 a Barcelona es un elemento clave, y es ahí donde estará el Clínic. Cuenta Ortigosa que la mejor opción es que una autopista "no enlace directamente con una calle de la ciudad". "Debería desembocar en la Ronda de Dalt, de manera que los laterales nuevos y un nuevo vial dedicado al transporte público sí puedan acceder a la Diagonal". Todo está por ver. No se sabe cuándo pasará lo del Clínic ni cómo se pagará, por lo que tampoco está claro aún si se modificará el proyecto de ampliación de la L3 ni parece definido que el tranvía vaya a jugar un papel importante en la zona. Mucho (o todo) por concretar.

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