Frentes por resolver

Tres desafíos de Barcelona ante la emergencia por sequía

Parques sin agua freática, el ecosistema deportivo y la temporada alta turística se enfrentan a las restricciones

La lista de restricciones de agua en Barcelona y área metropolitana en emergencia por sequía

Multimedia | Restricciones por sequía: las medidas aplicadas y preguntas frecuentes

El parque de la Espanya Industrial.

El parque de la Espanya Industrial.

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

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Barcelona afronta este jueves la declaración de emergencia por sequía con grandes interrogantes sobre la mesa. La ciudad no está preparada todavía para los episodios extremos de falta de lluvia que conlleva el cambio climático. Así que detrás de grandes restricciones lógicas para minimizar el agua potable, hay una delicada aplicación sobre el terreno.

Los deberes están a medio hacer: claramente ha faltado inversión, pero se ha reducido mucho el consumo de agua potable. El uso doméstico ya ronda los 100 litros por habitante y día, el estándar internacional de sostenibilidad, mientras que hace 25 años era un 22% superior. La industria y el comercio también han aprendido, con un 28% menos de gasto entre 1999 y 2022. El propio ayuntamiento, responsable del 5% de la potable usada en la ciudad, utiliza ahora un 32% menos.

Sin embargo, Barcelona necesita mucha más infraestructura para aprovechar las cinco fuentes hídricas alternativas a los embalses: freática, regenerada, pluvial, gris y marítima. Por ejemplo, hoy por hoy dispone de 28 camiones cisterna con los que abastecer de agua freática los puntos dónde no llega la red subterránea, formada por 20 sistemas inconexos que suman 102 kilómetros. Ha anunciado 14,4 millones de euros –frente a los 22 invertidos de 1997 a 2022– para siete ampliaciones, pero requieren cuatro años de obras.

Así las cosas, una vez se anuncie el decreto de la Generalitat de Catalunya de entrada en fase de emergencia, el consistorio prevé desvelar en rueda de prensa cómo lo implementará. Estos son tres retos destacados que tendrá que esclarecer.

PARQUES

Los técnicos municipales preparan desde hace dos semanas una clasificación de los parques y espacios verdes para “priorizar” dónde destinar el agua no potable disponible. O dicho al revés, para elegir cuáles sacrificar porque no habrá riego para todos. El recorte es drástico: de los 3,00 hm3 destinados en un año normal (0,5 hm3 de freática) ya se ha bajado a 1,27 hm3 (con 0,37% hm3 de freática) y ahora habrá que limitarse a solo 0,87 hm3, menos de un tercio y solamente freática. El subsuelo ofrece esta cantidad y más, el reto es hacerla llegar a los 10 distritos con la insuficiente red fija actual y la logística frenética de cisternas y camiones.

No se ha hecho pública ninguna lista de ubicaciones agraciadas y desafortunadas, pero sí la voluntad municipal de salvar en primer lugar los parques patrimoniales y los 35.000 árboles y palmeras que hay en grandes avenidas, así como la vegetación baja de vías emblemáticas. Los que tienen peor pronóstico, pues, son los jardines de barrio en la parte central y alta de la ciudad.

DEPORTE

Las restricciones en duchas, piscinas y céspedes deportivos es muy difícil de aterrizar en un ecosistema de equipamientos diverso y en competencia permanente. La Guía de Instalaciones Deportivas Municipales de Barcelona contabiliza 40 polideportivos gestionados por concesionarias, 81 especializados –pistas, bases náuticas, velódromo…– y 10 de libre acceso. Incluyen 41 piscinas cubiertas y 11 descubiertas. Algunas estimaciones calculan que más de 700.000 personas usan estos espacios municipales a lo largo del año y hay tres centros que superan los 10.000 abonados por sí mismos. Por otro lado, los centros privados contarían con unos 120.000 socios, entre franquicias internacionales, marcas locales y clubs históricos.

Este es el tablero de juego sobre el que encajar las limitaciones de agua, que no son obligatorias para todos del mismo modo ni en el mismo momento. En el estadio Emergencia 1, solo aquellos con piscina o céspedes que regar deberán compensar el gasto, sea con el cierre de sus duchas o por otras vías si es que disponen de ellas. En Emergencia 2 sí que deberán dejar secos los vestuarios, toda una desventaja de mercado frente a salas de fitness de bajo coste. La Emergencia 3, que llegaría en verano si no llueve, les igualaría con un veto general a las duchas.

TURISMO

La sequía también tiene un innegable impacto económico y tantos meses de noticias sobre restricciones poco ayudan a la promoción turística de Barcelona. El sol y playa es todavía un reclamo de primer orden, además de la Copa América de Vela, por lo que es incierto el peaje que puedan suponer medidas como la ausencia de duchas y grifos de pies en el litoral –que el verano pasado no fue homogénea– o el veto total al riego de zonas verdes privadas. Además, el Govern no permitirá que se amplíen ciertas actividades económicas, entre ellas los hoteles.

Fuentes del Gremio de Hoteles de Barcelona han relatado a este diario los esfuerzos que han realizado los últimos meses para concienciar a los clientes y para difundir entre los establecimientos las últimas innovaciones en consumo eficiente. Las piscinas de agua salada, por ejemplo, son una vía en estudio para sobrellevar el nuevo escenario. “Como sector siempre estaremos a la altura de lo que se pida al ciudadano”, promete un portavoz.