TMB se prepara para restaurar siete kilómetros de escalones del metro

El metro de Barcelona cumple 100 años en 2024. El primer tramo de 2,7 kilómetros (Lesseps, Diagonal, Aragó -la actual Passeig de Gràcia- y Catalunya) se inauguró el 30 de diciembre de ese año. Imaginen algo, cualquier cosa, que celebre su primer centenario. Lo primero o lo segundo que les vendrá a la cabeza es que se trata de un elemento vetusto, antiguo, polvoriento. Y con un mantenimiento tan costoso como recurrente y necesario si se quiere que mantenga un aspecto lozano. El suburbano tiene pasillos, luces, ventilación, salidas de emergencia, firmamento. Y escaleras; hasta 57.000 metros lineales de escaleras de piedra pisoteadas a diario por decenas de miles de ciudadanos de distinto tallaje. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) acaba de sacar a concurso la adecuación de sus accesos, consistente en el suministro e instalación de 7.000 metros lineales de escalones.

No vayan a pensar que el proyecto es cosa fácil. Ni este ni ninguno que está vinculado a una licitación pública, porque los requerimientos son de un nivel de detalle altísimo. Sirva como ejemplo la descripción del escalón buscado. Escaleras interiores: "Se realizará con escalón de piedra artificial microgramo de precio alto en L color negro, pulido fino sin abrillantar, con una franja de carborundo de tres centímetros y a tres centímetros del borde, colocados a pique de maceta con mortero de cemento 1:8". Y así, lo mismo con la canalización de recogida de aguas o las escaleras exteriores, donde se tendrán que usar "piezas de piedra granítica nacional, blanco cristal o similar".

Ojo con caerse

TMB, tal y como se detalla en las bases del concurso, que tiene un presupuesto base de licitación de 1,68 millones de euros (IVA incluido), realiza revisiones cada cinco años. En cada auditoría se detectan escalones "rotos, fisurados, desgastados y con un alto grado de deslizamiento". "Estas patologías -prosigue el pliego de condiciones técnicas- pueden provocar caídas del pasaje, sobre todo en días de lluvia", y por ende, posibles demandas millonarias a la empresa por mal mantenimiento de la infraestructura.

El proyecto no hace referencia a las escaleras mecánicas, un elemento que empezó a instalarse en el metro a partir de los años 30 del siglo XX. Las primeras se colocaron en paseo de Gràcia en 1932. No eran nuevas: se reutilizaron las que subían a Montjuïc en 1929, de fabricación alemana, durante la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. La expansión del invento, sin embargo, por todo el suburbano no llegaría hasta finales de los años 60. A día de hoy, la cosa es muy distinta, puesto que el 95% de las estaciones de metro de la ciudad disponen de ascensor para las personas con movilidad reducida.

Sin residuos

Sobre cómo afectará la reparación de escalones al servicio, el concurso no lo detalla, pero se da por hecho que el acceso a las estaciones afectadas está 100% garantizado. Lo que sí concreta es que la empresa contratista no podrá dejar escombros y tendrá que llevarse cada día las bolsas con restos para no entorpecer el correcto funcionamiento del subterráneo. Las obras que se hagan en interior, además, se harán de noche para molestar lo menos posible, mientras que las toquen exterior, para no entorpecer la vida vecinal, se programarán entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde. El contrato tiene una duración de 24 meses, durante los que se irá informando al ganador sobre cuáles son las escaleras de piedra que deben ser renovadas. Una cosa sí deja muy clara y no es ninguna tontería: "Los escalones de cada tramo tienen que ser de idéntica altura, independientemente de cuál sea su estado actual".