Transporte público a demanda

El barrio de Barcelona con mala cobertura que desorienta a los buses: “Hemos guiado a más de un conductor”

Más de una hora esperando el 'autobús a la carta' en Barcelona

Torre Baró se vuelca con el rodaje sobre el legendario secuestro del autobús 47

El bus a demanda circulando por Torre Baró, en Barcelona.

El bus a demanda circulando por Torre Baró, en Barcelona. / MANU MITRU

Jordi Ribalaygue

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La línea azul que guía a Juanjo García Otero se empeña en desaparecer cuando remonta las cuestas de Torre Baró, en un extremo escarpado y algo aislado de Barcelona. “Mira, ya está perdida”, se da cuenta al alcanzar una parada en la cima de la calle Llerona. Señala la pantalla del GPS para demostrarlo: el itinerario que el navegador debería trazar sobre el mapa se ha esfumado. Juanjo, conductor del bus de barrio, responde que ocurre a diario, siempre en los mismos lugares. “Cuando se llega aquí arriba, falla la cobertura. Debe de ser porque falta una antena”, deduce.

Las quejas por interrupciones en la conexión de telefonía que acusa parte de Torre Baró han rebrotado desde que, hace poco más de un año, el autobús se desplaza por la zona a la carta, bajo demanda de los vecinos que, para tomarlo, deben reclamarlo antes a través de una aplicación o con una llamada. Viajeros habituales sostienen que, del mismo modo que pasa con los móviles, el transporte público flaquea por la mala señal que se capta en este recodo en el margen de la ciudad. 

Aseguran que la deficiencia se traduce en retrasos, también en esperas en ocasiones prolongadas para un trayecto de pocos minutos, pero imprescindible para vencer un terreno abrupto, carente de comercios y servicios básicos. Los vecinos dan fe de que han visto buses desorientados mientras el GPS se encapricha con no dibujar la ruta, cambiante en función de dónde se recoge a los pasajeros y dónde se apean. 

Toni Ruiz, Elena Martín e Isabel Cano, en una parada de bus de Torre Baró, en Barcelona.

Toni Ruiz, Elena Martín e Isabel Cano, en una parada de bus de Torre Baró, en Barcelona. / MANU MITRU

"Si el conductor es nuevo, no sabe por dónde debe ir. En la tablet le pone 'redirigiendo' y no llega a ningún lado. A veces da la vuelta, en otras se queda parado hasta que vuelve la cobertura... Perdemos mucho tiempo", se queja Toni Ruiz, residente en Torre Baró.

Elena Martín e Isabel Cano relatan escenas insólitas para el barcelonés medio. “Hemos tenido que indicar el recorrido a más de un conductor cuando la aplicación falla. No sabían ni por dónde debían dar la vuelta”, atestigua Isabel. “Si son asiduos, conocen a la gente, la ruta y la aplicación. Pero si vienen nuevos y no les han avisado, no saben cómo llegar al final ni cuáles son los códigos de las paradas”, afirma Elena.

"Problema para los viajeros"

Fijo en Torre Baró, Juanjo circula con soltura por el barrio, sin necesidad de depender de los antojos del navegador: se ha hecho con los vecinos y conoce los trayectos que suelen requerir. “¿Problemas? A mí ninguno, el problema es para ellos -aprecia el conductor-. Hemos avisado del fallo muchas veces. Si entra una petición cuando no hay cobertura, el sistema no sabe si voy hacia arriba o hacia abajo”. 

Juanjo García Otero, conductor del bus a demanda de Torre Baró, en Barcelona.

Juanjo García Otero, conductor del bus a demanda de Torre Baró, en Barcelona. / MANU MITRU

En ese caso, los vecinos explican que la aplicación suele confundirse al calcular el tiempo de espera y previene a quien solicita el servicio que el bus se demorará más de lo razonable. Cristina vive en la parte baja del barrio. “Allí no hay problema de cobertura, pero me ha pasado enviar una solicitud cuando el bus está arriba, que no le haya llegado o le haya llegado tarde y me he quedado esperando en la parada… Hay días que me ha ido realmente mal esperar y he llegado tarde”, lamenta.  

Elena enseña una captura de pantalla con una reserva que tramitó días atrás: aparecía que el bus iba a retrasarse 82 minutos. “Era por un viaje de siete minutos a las 10 de la mañana. No es lo normal, pero a veces pasa”, corrobora. Cuenta que acabó descendiendo y subiendo a pie por los rodeos que da el monte en que se encarama un puñado de casas. “Aún lo puedo hacer, pero una persona mayor no se lo puede permitir. Y aquí tienes que bajar hasta para comprar una triste barra de pan”, recuerda.  

TMB y el distrito

Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) contesta que no le constan errores ni retrasos registrados por mala conexión en Torre Baró, tampoco incidencias con el GPS, independiente a la línea de móvil. Por su parte, el distrito de Nou Barris admite que conoce las críticas por la falta de cobertura en el barrio. 

Cecilio González y Ana Rueda, frente a las escaleras por las que llegan a su casa en Torre Baró, en Barcelona.

Cecilio González y Ana Rueda, frente a las escaleras por las que llegan a su casa en Torre Baró, en Barcelona. / MANU MITRU

En todo caso, subraya que el trayecto también se puede solicitar mediante una llamada. Algunos residentes lo consideran un engorro. “Mucha gente baja a pie por no llamar. Es un rollo”, opina Cecilio González. Su esposa, Ana Rueda, sí lo suele coger: intervenida de un pulmón, debe superar los 110 escalones que separan su casa de una parada sin marquesina. “Pedí que, al menos, pusieran un par de sillas. Necesito el bus cuatro o cinco veces por semana para ir al médico, hacer la compra… La semana pasada tardó 10 minutos en llegar. Es poco habitual”.

El distrito mantiene un grupo de trabajo con vecinos y TMB sobre el servicio de transporte público a demanda. El Ayuntamiento ha expropiado un terreno para construir una rotonda en 2024, con la que dice que “se prevé que mejore el funcionamiento de la línea”. Ruiz desconfía de que baste para zanjar los contratiempos si no se repara la conexión. “Ya pedimos que la arreglaran antes de que se pusiera el bus a demanda, pero TMB y el distrito se pasan la pelota. Al final, no dejamos de ver a vecinos yendo en coche. Por desgracia, lo seguimos necesitando”, siente.

Hablar por teléfono, un dilema

“Nunca nadie se ha planteado poner un repetidor y así evitar la falta de cobertura del autobús”, reprocha la presidenta de la Asociación de Vecinos de Torre Baró, Valeria Ortiz: “Siempre nos dan largas. Recibimos muchísimos comentarios y no sabemos dar respuesta. Hablar por teléfono aquí puede ser un dilema. Yo debo salir a la terraza para comunicarme. Si la casa da hacia la montaña, es un lío. Hay días más buenos que otros, pero va mal en general”.

Aviso de servicio no disponible en la aplicación de móvil para solicitar el bus a demanda en Torre Baró, en Barcelona.

Aviso de servicio no disponible en la aplicación de móvil para solicitar el bus a demanda en Torre Baró, en Barcelona. / MANU MITRU

Cuestión aparte es la disputa que se larva entre vecinos por reservar el bus. “Tengo la alarma puesta cada noche a las 12 y un minuto para pedir el viaje con 13 días de antelación, lo más pronto que deja”, confiesa Isabel. Elena hace lo mismo: “Es triste, pero esto es ‘tonto el último’. Es una competición por llegar primero. No debería ser así”. 

En ocasiones, la aplicación acepta que dos viajeros programen su viaje a la misma hora, pero en puntos alejados entre sí dentro del territorio por el que el bus transita, que se extiende a Ciutat Meridiana y Trinitat Nova. Juanjo topa con la anomalía yendo al volante: “Hay muchas cosas que fallan, no es normal. En ese caso, dicen que sigas lo que pone la tablet. Y que si a un pasajero le va mal, que denuncie”.